En un Chile donde la injusticia de años estalló en las calles, dos de las principales hinchadas y un puñado de jugadores apoya la revuelta y se planta frente a los abusos de las fuerzas de seguridad. En Chile, la pelota la tiene el pueblo.
Por Juan Stanisci y Lucas Jiménez*
Mientras la final de la Copa Libertadores tambalea a la par de la gobernabilidad del violento gobierno de Sebastián Piñera, el fútbol como manifestación popular no se mantuvo al margen. Más allá de las camisetas, las hinchadas se unieron en un solo reclamo, y las figuras de la selección se plegaron a la par de las protestas de su pueblo. Algo similar a lo que se vio en los últimos tiempos en Catalunya en la voz del FC Barcelona, Gerard Piqué, Xavi y Sergi Roberto.
Chile ha sido el eterno ejemplo de los gobiernos neoliberales de la región. El país que libera impuestos a los aparatos tecnológicos, pero se los grava a los libros; el país que cuenta con una de las educaciones universitarias más caras del mundo. El viernes pasado comenzó una serie de protestas desencadenada por el aumento del subte, pero esto fue solo la gota que rebalsó el vaso: el pueblo chileno protesta tras décadas de saqueo, exclusión y ricos que son cada vez más ricos frente a pobres que son cada vez más pobres.
El país, que será sede de la primera final única de la historia de la Copa Libertadores de América, tuvo que suspender el fútbol por el estado de sitio decretado por las fuerzas armadas. Sí, leyó bien. No fue el gobierno de Piñera quien decretó el estado de sitio, el presidente legó la decisión a las fuerzas armadas herederas de Pinochet.
El viernes, durante las primeras protestas en Santiago de Chile, una publicación nos llamó la atención: la de Garra Blanca Antifascista. Se trata de la barra brava de Colo Colo, equipo del que fuera presidente Sebastián Piñera antes de llegar a la Casa de la Moneda; historia similar a la de Mauricio Macri, pero en un club que es una Sociedad Anónima.
Cuando Piñera era senador en Chile redactó el proyecto Sociedades Anónimas Deportivas que fue aprobado en 2006. Así “la derecha se adueñó de los clubes”, escribió el periodista Ezequiel Fernández Moores en La Nación. Luego de eso, las SA fueron por la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) de Chile y desplazaron a su presidente, Harold Mayne-Nicholls, lo que provocó la renuncia del por entonces entrenador del seleccionado de ese país, el argentino Marcelo Bielsa. “Las sociedades anónimas aplicadas al fútbol tienen la capacidad de privarnos de la pasión. Significa que alguien puede quedarse con algo que es de todos”, dijo el rosarino en ese momento.
En los tiempos de Piñera presidente, su ministro de Deportes, el empresario Gabriel Ruiz Tagle, reconoció que los problemas con Mayne-Nicholls se debieron a discusiones por la distribución de la plata del CDF (el Canal de Fútbol), cuyo propietario mayoritario (80%) es la ANFP y tiene los derechos de la televisación del deporte de la redonda en ese país, el primo trasandino del AFA TV, tan añorado y promovido por Grondona en su momento.
Entre 2006 y 2010, Sebastián Piñera fue el principal accionista de Blanco y Negro S.A., la empresa controladora de Colo Colo. Y durante este fin de semana, La Garra Blanca, principalmente su facción Antifascista, fue una de las hinchadas que salió a tomar las calles. “Desde Antifascistas de la Garra Blanca nos plegamos a la huelga de mañana. No trabajes, y si trabajas hazlo mal. Defiende los pequeños negocios, ataca los signos del neoliberalismo, haz un rallado, monta una barricada y defiéndela. Roba a los ricos y organízate con los pobres. Asiste mañana a las movilizaciones, sabotea tu lugar de empleo y organízate con tus pares”. Pero no fueron los únicos, la gente de Los de abajo, barra brava de Universidad de Chile y eterno clásico de Santiago, también se manifestó a favor de la lucha del pueblo chileno:“El pueblo chileno se cansó de abusos. El estallido social de los últimos días así lo demuestra.
Los pacos de Chile, los mismos que tiran lacrimógenas a nuestros niños en el estadio y en los colegios, los mismos del robo más grande que se tenga memoria en Chile, los mismos que mataron a Camilo Catrillanca, los mismos que no pagan pasaje, hoy defienden el sistema de injusticias que existe en Chile.
Se están robando el agua de todos, el transporte público nos trata como ganado, no hay solución para las zonas de sacrificio, nuestros abuelos reciben pensiones miserables, han ‘suicidado’ a dirigentes sociales, la educación superior sólo es posible endeudándose… ¿y así quieren que no hagamos nada?
Hacemos un llamado a la barra brava de Los de abajo a salir a la calle a dar la lucha por nuestros derechos pisoteados tantos años y a unirse a las jornadas de protesta, cacerolazos y movilización de los próximos días, y participar de la gran marcha del día Lunes 21 de octubre junto a los estudiantes y trabajadores de Chile.
¡¡Sólo una gran lucha hará posible un gran cambio!!”.
Piñera utilizó el fútbol como trampolín para escalar políticamente, algo similar a lo realizado por Cartes en Paraguay y el ya mencionado Mauricio Macri, y hoy ve cómo su principal capital político se le viene en contra. Como se puede leer en una excelente nota de Julián Scher, también los jugadores de la selección chilena campeona de América se manifestaron a favor de las protestas. Eugenio Mena, hoy futbolista de Racing, publicó en su Instagram: “Una democracia que no representa a nadie más que a ellos!! Basta de abusos, fuerza Chile!!”. En el mismo tono fue la publicación de Claudio Bravo, hoy arquero del Manchester City: “No queremos un Chile de algunos pocos. Queremos un Chile de todos”. Desde el mismo lugar escribió Gary Medel: “El descontento de Chile es evidente. Ojalá las autoridades escuchen al pueblo y dejen de jugar con él. Es hora de que se pronuncien y dejen el silencio para que la violencia no siga!!”. De la misma forma lo han hecho Charles Aranguis, Luciano Aued, futbolista argentino, Arturo Vidal y Marcelo Díaz.
El fútbol como representación de la clase obrera no puede mantenerse al margen de los reclamos populares. Las hinchadas son integradas por trabajadoras y trabajadores que sufren los ajustes y la opresión de los gobiernos neoliberales como el de Piñera. Quizás este sea el puntapié inicial para robarles la pelota a los empresarios y devolvérsela al pueblo.
*parte de Lástima a nadie, maestro