En la historia de Chile ninguna de sus constituciones ha reconocido a la población indígena. Sin embargo, la situación se proyecta a cambiar drásticamente y a su favor, con la victoria de lo que se ha catalogado como una nueva ola progresista, a cargo de redactar la nueva Constitución Política. Entre las mujeres constituyentes se encuentra Francisca Linconao, machi, lideresa y autoridad espiritual del pueblo Mapuche.
Por Lourdes Álvarez Nájera (*) | Foto: @machifranciscalinconao
Machi es el nombre con el que la población mapuche reconoce a quien se encarga de curar los males del cuerpo y del alma, una tarea que ahora se extenderá a la sociedad a cargo de la machi Francisca de 62 años, que redactará junto a feministas, ecologistas, abogados y artistas, la máxima compilación de leyes de la población chilena, luego de que el 15 y 16 de mayo se eligiera a las 155 personas que integrarán la Asamblea Constituyente, así como a los representantes de 346 municipalidades.
Según Front Line Defenders, la machi Francisca presentó en 2008 un recurso de protección ante la Corte Suprema de Chile, con el objetivo de impedir la tala ilegal en los bosques, que afectaba al pueblo Mapuche y fue la primera líder indígena en denunciar, ante tribunales chilenos, las violaciones al Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales, logrando implementar la protección a los derechos de los pueblos indígenas, desde la perspectiva del Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
La machi Francisca y ocho indígenas Mapuche fueron absueltos del asesinato de dos personas en el año 2013, en un caso cuestionado en el que siempre reiteraron su inocencia, aunque varios de ellos fueron vinculados y condenados bajo la Ley Anti-terrorista de Chile.
Chile se encamina a cumplir el gran anhelo
Para el politólogo Álvaro Quinteros, que estudió una licenciatura en Ciencia Política en Chile y vivió en ese país durante siete años, uno de los grandes anhelos del pueblo chileno está en camino de cumplirse con la redacción de la nueva constitución, porque la que se encuentra vigente es asociada a la dictadura de Augusto Pinochet, incluso se le conoce de manera popular como la constitución de Pinochet.
“Uno de los grandes anhelos de Chile y de todos los países es vivir en una democracia plena, donde se respeten los derechos de todas y todos los ciudadanos y ahora parece estar cumpliéndose lo que parecía un sueño”, agregó Quinteros.
Chile es un caso particular, según el politólogo, porque ese cambio que se logrará con la redacción de la nueva constitución fue un proceso que inició con las masivas protestas de 2019, cuando la población salió a las calles a manifestar la desigualdad imperante y la evidente falta de atención del estado en muchos aspectos, que no les permitía una vida digna.
La nueva constitución que será redactada bajo nuevos términos democráticos, tendrá espacios importantes para las mujeres y los pueblos originarios, además de sentar un precedente que Quinteros catalogó como “referente y de suma importancia” para el resto de países latinoamericanos, porque se enfocará en el reconocimiento pleno de todos los derechos.
“En América Latina tenemos una larga historia de no reconocimiento de los pueblos originarios, pese a que deberían ser los primeros en reconocerse y Chile tiene una gran deuda con ellos, sobre todo con el pueblo Mapuche, porque no hay reconocimiento por parte del Estado y existen conflictos profundos y de larga data que no han sido resueltos”, aseguró el politólogo.
Quinteros coincide con diversas organizaciones que han señalado que ni durante los gobiernos progresistas como el de la expresidenta Michelle Bachelet se logró detener la represión en contra de los pueblos indígenas en Chile.
“Existe una represión constante contra los pueblos originarios donde incluso se les cataloga como terroristas. Hablar de terrorismo es una palabra muy fuerte sobre todo cuando se trata de la concepción de pueblos originarios que piden que se les reconozcan los derechos sobre sus tierras que fueron arrebatas”, agregó Quinteros.
Chile nuevamente tiene en sus manos la posibilidad de encaminar sus máximas leyes a una verdadera representación democrática, con la incorporación de mujeres, pueblos indígenas, profesionales, abogados, odontólogos, médicos, trabajadores de casa y manicuristas, porque además se votó por constituyentes que son aquellos profesionales o no que salen a trabajar todos los días, “esto es lo que más se asemeja a una nueva democracia, con un antes y un después en términos políticos”, puntualizó Quinteros.
La machi Francisca y el resto de personas encargadas de redactar la nueva constitución tendrán un período de nueve meses para preparar el proyecto, que se puede ampliar a tres más. En el 2022 la población chilena nuevamente acudirá a las urnas a emitir su voto a favor o en contra de ese texto.
(*) Publicado originalmente en Prensa Comunitaria