Por Ezequiel Arauz. Los dirigentes que viabilizaron la división formal de la CGT contra la conducción de Hugo Moyano esperaban una serie de “gestos” que el gobierno no parece apurado en concederles.
De “política” tildaban los así llamados Gordos e Independientes a la posición adoptada por el dirigente camionero, quien decidió enfrentar abiertamente al gobierno nacional. Lo cierto es que desde la llamada, según el nivel de simpatía que genere, CGT Balcarce o CGT Alsina, fogonearon la división de la principal central obrera, a la espera de una “paga”. Siendo prudentes supongamos que se trata de concesiones que justifiquen al alineamiento con la Rosada, para los gremios y sus afiliados.
Se trata nada menos que de hombres de la experiencia del ex agente de inteligencia Gerardo Martínez, titular de la UOCRA y representante itinerante de los trabajadores argentinos; del icónico entreguista “Gordo” Oscar Lezcano (Luz y Fuerza), de Andrés Rodríguez de UPCN, West Ocampo de Sanidad; Rodolfo Daer de Alimentación y Antonio Cavalieri de Comercio. Todo indica que los “gestos” que esperaban de parte de Cristina Kirchner, a cambio de los posicionamientos adoptados, tardarán en llegar y el fastidio de algunos dirigentes se escuchó en la última reunión en la sede de los taxistas.
Salario mínimo y asignaciones
El primer acuerdo garantizado por la CGT que, bueno es recordarlo, encabeza el metalúrgico Antonio Caló, tuvo lugar en el Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil. Esa pauta acordada al cierre de las paritarias supuso un 25% de aumento escalonado entre septiembre de este año y febrero de 2013. El acuerdo fue acompañado por las cámaras patronales y por la CTA de Hugo Yasky. El monto, en la carrera con la inflación, es magro.
Enseguida, la propia Cristina se encargó de anunciar una supuesta suba de las asignaciones familiares, reclamo que conforma la agenda sindical en general. La reforma en cuestión modifica la base de cálculo, que antes tomaba el ingreso individual de cada trabajador y ahora parte del ingreso total del grupo familiar. Para aquellos grupos familiares que superan los superan los $6.000 se desempeña como un ajuste.
“Los recientes cambios implican una transferencia de recursos desde trabajadores que poseen ingresos mensuales en un rango que va desde los $3.000 a los $7.000, hacia quienes se encuentran en la pirámide de la escala de ingresos” expresó al respecto un comunicado del Observatorio del Derecho Social, firmado en conjunto por su titular Horacio Meguira y el secretario general de la CTA, Pablo Micheli.
Ganancias
Otro de los puntos centrales del espacio sindical surgido a instancias de la Rosada, pero que también formó parte de la convocatoria de la CTA que encabeza Pablo Micheli del pasado 10 de octubre en plaza de Mayo, a la que se sumaron los Camioneros y buena parte del espacio que conforma la CGT que acompaña a Moyano, fue el tope a partir del cual se empieza a tributar ganancias. Los rumores al respecto corren desde hace meses, incluso hubo un confuso episodio en el que la viceministra de Trabajo, Noemí Rial anunció su suba para “junio o julio”, pero fue rápidamente desmentida desde el entorno del ministro Tomada. Otros lo esperaron también sin éxito luego del acuerdo del Consejo del Salario.
Lo cierto es que las promesas de levantar ese tope no se concretaron y la primer reunión de Caló y la mesa de esa CGT con la presidenta tampoco fue el ámbito propicio para el anuncio. Como sea, la suba no va a superar el 22%, que la deja algo por debajo de las estimaciones inflacionarias más austeras a excepción del INDEC y el propio ejecutivo, tomando sólo el último año como pauta.
Ley de ART
Tras cartón, el gobierno mocionó en el parlamento una nueva ley de riesgos de accidentes de trabajo, cuyos lineamientos centrales fueron públicamente festejados por el pleno de la UIA y las cámaras empresarias y justificados por el propio Martínez, quien, bueno es recordarlo, fue secretario general de la CGT en tiempos de Carlos Menem. El carozo de esa ley, a todas luces lesiva de los derechos laborales, son las “ART Mutuales”, que reglamentan la asociación entre empresarios y sindicatos en nuevas aseguradoras de riesgo y que pondría importantes sumas en juego.
La fracción de la CTA que conduce Hugo Yasky se despegó de esa medida, haciendo hincapié en la necesidad de priorizar “antes que ningún otro aspecto” la prevención de los riesgos, poniendo énfasis en la “remisión de las cuestiones litigiosas a su juez natural, es decir, al juzgado laboral”. La reforma propuesta por el ejecutivo elimina la llamada “doble vía”, negándole al trabajador la posibilidad de litigar en la justicia ordinaria luego de cobrar la indemnización fijada por la ART.
Mientras, desde el sindicalismo no alineado con el gobierno, con la CGT de Moyano y la CTA de Micheli a la cabeza, califican a la ley como un regreso a los tiempos de la flexibilización laboral, o ponen a la nueva iniciativa al nivel de la Ley Antiterrorista por su gravedad en términos de colisionar con los intereses populares. El próximo miércoles debería votarse la medida en diputados.
Obras Sociales
Sin dudas, un asunto altamente sensible para el naciente espacio sindical a la interna de la CGT es el de las Obras Sociales, sobre todo para las conducciones de las organizaciones más grandes. La propuesta del ejecutivo asegura 2.000 millones de pesos, pero a cambio exige que los gremios renuncien a una cifra aproximada a los $ 15.000 millones.
Esta semana, los principales dirigentes de esa central obrera pidieron reunirse con la titular de la Superintendencia de Servicios de la Salud (SSS) y lograron suspender una resolución que facultaba al Estado a distribuir discrecionalmente los reintegros de fondos de las obras sociales. Los dirigentes se quejaron en los diarios opositores por la ausencia de consulta por parte del ejecutivo y dejaron trascender su intención de ocupar los cargos que dejó vacantes el moyanismo en la SSS y el PAMI.
Tras unas semanas en el ruedo, los logros del conglomerado que se alejó de la CGT conducida por Moyano por ahora no alcanzan lo deseado. A pesar de haber tomado la decisión más lógica según sus propias trayectorias, los dirigentes esperan sacarle todavía mucho más jugo al alineamiento, expresado en una central que vino a acompañar al modelo garantizando la contención de eventuales conflictos, pero que espera más del ejecutivo.