El sindicato de canillitas liderado por Omar Plaini bloqueó ayer la salida de Clarín, La Nación y Perfil por un conflicto gremial. El Grupo Clarín pretende avanzar en el negocio de la distribución y va por toda la torta.
En el día de ayer por la madrugada el Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas (SIVENDIA), más conocido como el sindicato de canillitas, se movilizó ante los ingresos de las plantas impresoras de los matutinos Clarín y La Nación e impidió su normal distribución en la Ciudad de Buenos Aires y en el Gran Buenos Aires.
El conflicto viene de atrás. En agosto, tras un paro general del gremio los días 18 y 19, los trabajadores y trabajadoras obtuvieron de manera transitoria el pago del 40% del valor del diario, mientras avanzan en una solución de fondo a lo que los empresarios caracterizan como una situación de crisis del sector. Pero luego de seis semanas AEDBA, la Cámara que nuclea a los dueños de Clarín, La Nación y Perfil entre otros medios, se negó a seguir abonando el ingreso acordado. Ante esta situación los canillitas se reunieron en una numerosa asamblea y “autorizaron a la conducción sindical a adoptar medidas de fuerza sorpresivas contra las editoriales que no respeten lo acordado”, según afirmaron mediante un comunicado de prensa. Además declararon al gremio en estado de alerta y movilización.
Según afirmó Omar Plaini, secretario general del gremio y diputado nacional del Frente para la Victoria, “los trabajadores no están dispuestos a retroceder”. Además aseguró que “la negativa de la cámara que nuclea a Clarín, La Nación y Perfil se produjo a pesar de que todavía no se alcanzó una propuesta definitiva que permita solucionar la crisis de la industria gráfica y de los vendedores de diarios y revistas”. El sindicato que conduce Plaini se encuentra alineado actualmente en la CGT moyanista, a pesar de lo cual el dirigente se mostró confiado de que “en esto el gobierno nos está acompañando”.
La otra cámara empresarial del sector, AFERA, que reúne a los diarios Popular, Crónica, Tiempo Argentino y Ámbito Financiero entre otros, desarrolló una política distinta ante el conflicto, extendiendo por dos semanas más el acuerdo, hasta que pueda encontrarse una solución de fondo.
Por otro lado la diputada nacional cada vez más cercana al PRO Patricia Bullrich declaró que “la repetición de estos hechos de violencia constituyen un grave atentado contra el derecho que todos los ciudadanos tienen a informarse en una sociedad que debería garantizar la libertad, el respeto recíproco, el pluralismo, la confrontación civilizada de ideas”. La ex ministra de Trabajo de la Alianza acompañó las ya folclóricas definiciones de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y de la Asociación de Entidades Periodísticas de la Argentina (ADEPA), quienes consideraron la medida de fuerza como “un nuevo ataque a la libertad de prensa” en el país y responsabilizaron al gobierno nacional por no garantizarla. Mientras que en la vereda opuesta Juan Manuel Abal Medina, jefe de gabinete de la Nación, aseguró que el gremio de los canillitas “de una u otra manera viene peleando hace bastante tiempo por lograr condiciones dignas de trabajo” y consideró que esta “es una pelea bastante desigual”.
Por otro lado al interior de Clarín, tras 12 años sin Comisión Interna producto de la persecución de las autoridades de la empresa, finalmente los trabajadores lograron convocar elecciones para el próximo 15 de noviembre. A través de una gacetilla de prensa afirmaron que “los trabajadores asumimos ahora el compromiso de avanzar con el proceso gremial y participar de una elección de comisión interna”, a través de la que se exhortó a los empleados de la empresa a “votar para recuperar y defender este derecho elemental y legítimo que nos igualará con el resto de los diarios”.
El problema de la distribución
Hace un mes distintas publicaciones independientes nucleadas en la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina (ARECIA) denunciaron que el Grupo Clarín está intentando dominar el negocio de la distribución de diarios y revistas. “Es vox populi que Clarín está comprando recorridos y quioscos. Cuando alguien se hace con el recorrido maneja el sistema de distribución. Y salvo Clarín, La Nación, y un poco Perfil, que tienen sus propios mecanismos de reparto; todos los demás medios dependemos del sistema de distribución general”, aseguró Ingrid Beck, editora responsable de la Revista Barcelona.
En el mismo sentido fueron las declaraciones de Plaini al respecto. “Detrás de este impulso monopolizador está Clarín, que busca hacerse con el sistema de distribución. Hay información de que el Grupo se quedó con empresas distribuidoras y está a un paso de hacerse con los canales de venta”, lo que implicaría un ataque directo a los afiliados del gremio que conduce.
A contramano del sentir popular que avaló la Ley de medios tras la promesa de la democratización de los medios de comunicación, el Grupo Clarín se propone avanzar en su tendencia monopólica en el terreno de la distribución. Que un grupo empresario hegemónico controle los canales de distribución de diarios y revistas sin duda sí sería un nuevo ataque a la libertad de prensa en nuestro país.