Opinión

Después del asesinato de Marielle Franco la violencia política en Brasil no cesa, ahora atentaron contra uno de los máximos líderes del país, el expresidente Luis Inácio Lula da Silva, en el marco de sus caravanas por diferentes territorios. Es el más opcionado para ser el próximo presidente pero antes de que eso suceda la derecha corrupta brasilera podría ponerlo preso.

Una triada de actores ha logrado, como nunca antes, instalar en todo el mundo una imagen distorsionada de la realidad venezolana, o al menos de las razones de lo que allí ocurre. Un manipulado sentido común que fue impuesto por: a) la gran prensa cartelizada; b) el poder político que comanda la ofensiva, principalmente EEUU y sus gobiernos súbditos; y c) la creciente diáspora venezolana, de amplia mayoría antichavista.

Si por un momento diéramos crédito a las acusaciones de pertenecer a grupos armados contra prestigiosos y respetados líderes sociales (o, en ocasiones anteriores, contra reconocidos académicos o defensores de derechos humanos), ¿eso no legitimaría a las guerrillas? Un método inconsistente, cada vez más ineficaz.