Por Susana Andrea González
En el bar FM La Tribu se vive el Mundial #Rusia2018 de otra manera; de una manera feminista. Relatoras y comentaristas aportan su mirada y sus palabras en esta crónica que tiene al proyecto Mundial Feminista como protagonistas.
Era el entretiempo del partido debut en el Mundial Rusia 2018 de la Selección Argentina y en bar de FM La Tribu, las comentaristas y la relatora seguían pensando lo sucedido aún a micrófono apagado. Para ellas, como para otras presentes, el fútbol se vive con pasión; la misma que deviene de compartirlo de una forma distinta.
La propuesta se llama Mundial Feminista y la relatora, Laura Corriale, la describe como “compartir un mundial diferente. Se trata de contarlo y relatarlo desde nuestra óptica, no sólo con voces femeninas, sino desde una ideología feminista”. El bar estaba colmado y mientras en la pantalla gigante se proyectaban las imágenes a la que los partidos de la FIFA nos tienen acostumbradas, por los altavoces se escuchaban las voces de Laura, Débora Giammarini y Leila Ponzetti
La espera de un saque o la asistencia a jugadores heridos eran los momentos donde las estadísticas sobre desigualdad de género en Islandia, o la fecha para el trato de la Interrupción Voluntaria del Embarazo en el Senado en la Argentina se hacían escuchar en el espacio. Estos comentarios visibilizaron durante todo el partido aquello que la transmisión oficial calla, y fueron sucedidos, además, por expresiones de sorpresa o festejos, pues quienes llevaban la voz en este evento no sólo eran quienes tenían micrófonos adelante.
“El fútbol es el último bastión del patriarcado” dice un entusiasta periodista deportivo que entrevistó a Laura minutos después de finalizado el partido. Ella, jefa de prensa del Club Atlético de Huracán, pero, fundamentalmente, fanática del Globo, acuerda en parte con esa afirmación. Prefiere hablar de un gran muro que impone el Fútbol Argentino a las femineidades. Desde su experiencia atravesando clubes, nos cuenta que las mujeres fuimos ganando terreno en el fútbol hace relativamente poco; que cada vez son más las voces del estadio femeninas y menos las caras de sorpresa de los hinchas, que se van haciendo a la idea de que llegamos para quedarnos.
“El cómo importa”, expresa Laura cuando consultada por la diferencia entre Mundial Feministas y sus experiencias previas como relatora y locutora de partidos. “No había margen de error. Estábamos haciendo eso y no había manera de equivocarse, pasara lo que pasara con el resultado, pasaba a un segundo plano: importaba la manera”. Ejemplo de ello es que bastó que una de las presentes argumentara por qué se oponía a cantar el himno para que, en asamblea, se acordara que cánticos feministas coparían el espacio en ese momento.
“No había forma de que este evento saliera mal, si estábamos juntas”
El contraste entre nuestros abrazos y sonrisas al salir del bar y las caras de los peatones que lamentaban el empate daban cuenta de ello. Coincidiendo con la entrevistada, vivirlo en grupo fue vivirlo como una fiesta y un logro.
Por lo humilde del impacto a generarse frente a este muro que imprime el Fútbol Argentino, Laura no se reconoce en la afirmación de “estamos haciendo historia”. Me animo a discutirle: la historia la escribimos desde abajo, y nació de los recovecos más pequeños. Impensado era para la comisión por el derecho al aborto en 1988 pensar en una vigilia frente al Congreso de un millón de personas. Impensado para Alejandro Fernández, que le pese una condena de 24 años por el femicidio de Lulú.
Humildes serán nuestros primeros pasos, pero más de un gol hemos cantado últimamente.