Por Pablo Tano. La tenista italiana, de padres argentinos, derrotó a la ex número 1 del mundo Caroline Wozniacki en la tercera ronda del US Open. Ya había dado la sorpresa hace dos años en Wimbledon.
Apareció allá por el 2011 en algún court de Wimbledon, en Inglaterra. Y sorprendió al mundo tenístico porque nadie la tenía como probable jugadora que podría dar el salto en un grand slam. Pero lo hizo. En La Catedral, llegó a los octavos de final en 2012, proveniente de la clasificación, en la posición 145º. Sí, Camila Giorgi, italiana de padres argentinos, de sólo 22 años, intenta hacerse un lugar entre las mejores siendo diferente a muchas. Una historia particular que merece ser contada.
No tiene entrenador profesional –no se siente cómoda-. Su padre, Sergio, es quien la guía por el circuito sin haber tenido pasado como jugador. Su madre, Claudia, diseña la ropa que utiliza, las zapatillas se las compra y sólo firmó contrato con un patrocinador para el uso de las raquetas. Una rareza en un ambiente hipermarketinero y comercial.
Camila no regresaba al circuito desde Wimbledon por una lesión en el hombro. Es la actual número 136º del ranking de la WTA y volvió a ser noticia esta semana porque derrotó en el US Open a la ex Nº1 Caroline Wozniacki, clasificada en el puesto 6º, por 4-6, 6-4 y 6-3. Conectó 26 tiros ganadores, fue muy agresiva con su derecha y jugó pelotas profundas y “a las esquinas”, como lo definió ella.
Aunque ayer haya perdido en los octavos de final ante su compatriota Roberta Vinci (10º), una veterana del circuito, fue la contracara. Cometió demasiados errores no forzados porque siempre juega al límite, arriesga todo el tiempo y quiere imponer su estilo. Pero estuvo imprecisa, desconcentrada y no pudo sostener el prometedor 4-1 con el que había arrancado. Tiene el potencial para construir grandes logros, pero no tiene una táctica ni un plan dentro de la cancha. Tira y tira. Y muchas veces sin control. Puede salir bien y otras muy mal. Condiciones no le faltan. Con respecto a su estilo de juego, la tenista ítalo-argentina explica: “No miro mucho el cuadro. Los partidos los preparo la noche previa, antes de dormir. Siempre intento jugar bien y ser protagonista. Me gustaría ser la Nº1”.
Giorgi es fanática del músico Lenny Kravitz y admiradora del cineasta español Pedro Almodóvar. Empezó a jugar al tenis a los cinco años en Macerata, una aldea de no más de 43.000 habitantes. En la actualidad reside en Francia y también vivió en los Estados Unidos. Pero no todos fueron momentos agradables para la familia. Su hermana, Antonella, murió hace un año en un accidente de tránsito cuando viajaba a París para rendir exámenes. “Fue muy duro y lo seguirá siendo siempre, pero hay que superarlo”, confesaba en una entrevista con ESPN.
Sergio, su padre, fue excombatiente de la Guerra de Malvinas y pensó que “no volvía”. Perteneció a la X Brigada Mecanizada Teniente General Nicolás Levalle, un cuerpo del ejército creado en La Pampa, pero que funcionó en La Plata. Allí, en las Islas, hizo base en el cuartel de los Royal Marines, en las afueras de Puerto Argentino. Cuando regresó a su ciudad natal, a los 19 años, consiguió una beca universitaria para estudiar Medicina en Roma y al año siguiente se tomó un avión.
Otra historia particular que parece marcar a los Giorgi. Y ahí se explican las razones de cómo se manejan en el circuito, con otras reglas, que a todos no les caen simpáticas. Por ello tienen algunos desencuentros como ocurrió en su momento con la Federación Italiana de Tenis, pero ahora las relaciones parecen encaminarse. Tal es así, que Camila jugaría la Fed Cup representando a ese país europeo y la posibilidad de que represente a la Argentina se diluye.
Del Potro no pudo con su ídolo
El tandilense, Nº 6 del ranking, no pudo imponer su potencia y quedó eliminado ante un recuperado Lleyton Hewitt, ex Nº 1 del mundo, en segunda ronda. El australiano le tomó la medida y le jugó muchas veces al revés del argentino, que en escasas ocasiones pudo impactarlo con la aceleración habitual producto de esa maldita muñeca que todavía no está al ciento por ciento. Con la derecha tampoco estuvo preciso.
Hewitt, de soberbia actuación, por momento se pareció al viejo Lleyton: velocidad de piernas, gran servicio, revés cruzado y derecha a la carrera impecable para defenderse. Se llevó un triunfo vital en cinco sets por 6-4, 5-7, 3-6, 7-6(2) y 6-1 y avanzó a los octavos de final luego de vencer a al ruso Evgeny Donskoy.
La caída del gran Roger
El suizo Roger Federer, cinco veces campeón en Nueva York, ratificó que atraviesa por el peor momento de su carrera. Quedó afuera frente al español Tommy Robredo (19º) en sets corridos por 7-6 (3), 6-3 y 6-4, en dos horas y 24 minutos.
Rafael Nadal (2º), por su parte, batalló para ganarle al alemán Philipp Kohlschreiber (22º) 6-7, 6-4, 6-3 y 6-1. Y el francés Richard Gasquet (8º) y Milos Raonic (10º) definían la historia en cinco sets. Estaban 6-7, 7-6, 2-6, 6-7 y 1-0 para el canadiense.