Las masivas movilizaciones del día de ayer fueron el centro de las opiniones de los referentes políticos del país. Un repaso por las distintas miradas, desde los que se les hace agua la boca hasta los que las rechazan con furia.
Dentro de la oposición los más entusiastas en sus comentarios fueron quienes se ubican en el polo de centroderecha conducido actualmente por Mauricio Macri. Contrariando la presunta espontaneidad de la convocatoria, el mismo jefe de gobierno porteño había invitado a participar de la movilización e incluso militantes de su partido político habían repartido banderas argentinas en las esquinas de la Ciudad. Según Macri, “esto no pasó nunca en la historia, esta es la movilización más grande que tuvo la historia argentina”. Por esa razón al ser entrevistado por la noche en televisión manifestó tener “muchas sensaciones, orgullo, alegría, emoción, lo que se vio ahí es la energía que hay, una energía que quiere ser conducida, gente que merece un mejor futuro y siente que hay un Gobierno que le dijo que tenía como agenda conducir y dialogar y creó una agenda de confrontación que la gente no quiere”.
También otras figuras menores que se agrupan alrededor de Macri tomaron la movilización como un acto propio, intuyendo que podrían capitalizar una parte importante de ese descontento. Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, Felipe Solá, Francisco De Narváez y María Eugenia Vidal, entre muchos otros, celebraron la jornada como un éxito y transmitieron mensajes del tipo de “la gente reclama al Gobierno y también a la oposición: quiere que se resuelvan los problemas reales: inseguridad y aumento de precios”, según las palabras de De Narváez en su cuenta de twitter.
Por otro lado, en torno del polo de centroizquierda que también atrae a otro sector de la oposición liderado por Hermes Binner, la actitud fue similar. El ex gobernador de la provincia de Santa Fé había asegurado que iba a “participar el jueves a la tarde de esa manifestación, desde el silencio, no voy a llevar ni cacerola ni pancarta, voy como un ciudadano más”. En un tono que lo acerca bastante al del discurso del Pro, Binner afirmó que el significado de la protesta “es un “hasta cuándo”, hasta cuándo vamos a vivir cosas como la agresión en Diputados del otro día”, por la acusación de “narcosocialistas” hecha por el diputado de La Cámpora Andrés Larroque.
También Pino Solanas, quien por el momento no forma parte del Frente Amplio Progresista (FAP), se pronunció sobre la marcha y planteó que “expresa el descontento de distintos sectores de la sociedad, como sucedió el 13 de septiembre y el 20 y 21 de diciembre de 2001”. Explayándose un poco más, el experimentado dirigente aseguró que “le guste o no le guste al Gobierno, esta marcha es una muestra de civilidad y salud democrática que manifiesta un pedido genuino de diferentes capas sociales de la Argentina, que rechazan el engaño y la mentira de un Gobierno que, entre otras cosas, justifica la inflación, negándola o diciendo que se puede comer con 6 pesos diarios”.
Desde la UCR, que oscila entre acercarse o bien a la centroderecha bien o a la centroizquierda se vertieron varias opiniones. Ricardo Alfonsín tuiteó “8N: respeto y compromiso. Los argentinos no toleramos más mentiras, prepotencia, autoritarismo”. Mientras que Rodolfo Terragno escribió que “#8N es el grito del hartazgo. Al gobierno: ´Cambien o váyanse´. A nosotros: ´Hagan algo. Opositores impotentes no sirven´”.
La presidenta de la Nación, por su parte, afirmó ayer en un acto en el partido bonaerense de Ezeiza que “si hay un sector que reclama determinadas cosas hay que ponerse al frente y decirlo claramente”. Y acto seguido agregó “que nadie pretenda que yo me convierta en contradictoria con mis propias políticas a las que he defendido desde que tengo 16 años”. Además arengó a sus seguidores a “no aflojar nunca, jamás, ni en los peores momentos, porque en los peores momentos se conocen los dirigentes”.
Desde otras voces del kirchnerismo hubo declaraciones fuertes, como la del ahora senador Aníbal Fernández, quien sembró de dudas el carácter de la convocatoria. “Cuando digo que está pago, está pago. Conozco de esto. Hay cientos de identidades falsas. Acá hay una conciencia de lo que se está haciendo. Y lo organizan sectores ligados a la extrema derecha”.
Mientras que desde el arco progresista asociado al kirchnerismo, Gabriela Cerruti afirmó: “gracias por marchar y ayudarme a reafirmar mis convicciones, a sentirme más parte del proyecto, a juntar más ganas para seguir!”.
Finalmente, en cuanto a las voces desde la izquierda, el dirigente del Partido Obrero y del Frente de Izquierda y de los Trabajadores Jorge Altamira, aseguró que “es un momento muy importante, pero señalamos que las alternativas que impulsan el 8N, constituyen una alternativa política contraria a los intereses populares: tendríamos el incremento de la devaluación, el incremento de la dependencia financiera. Es decir, tendríamos un saldo negativo. Y nosotros estamos luchando por la superación de este gobierno por la izquierda y con presencia de los intereses populares. Lo que rescatamos de la movilización del 8N son los reclamos individuales que se vieron en la movilización de septiembre”.
Por su parte, distintas organizaciones de la izquierda independiente tomaron distancia también de los cacerolazos afirmando en una declaración conjunta que “¡Ni vivimos con 6$, ni hacemos cacerolazos con Essen!”. Los agrupamientos de este sector de la izquierda afirmaron que “frente a la polarización instalada entre el Gobierno y la oposición de derecha, las organizaciones abajo firmantes seguimos apostando a la construcción desde abajo de una alternativa popular.”