Por Lorena Campos y Laura Salomé Canteros // Fotos: Analía Cid
Una demanda de larga data separa a docentes y estudiantes de los bachilleratos populares de la burocracia gubernamental que insiste en negarles el reconocimiento en el área de la educación pública. Porqué se exige la oficialización, la historia del reclamo, la importancia de la resistencia y la importancia de estas escuelas populares para quienes estudian en ellas. Hoy se prevé una nueva reunión en el Ministerio de Educación de la provincia de Buenos Aires.
La semana pasada aproximadamente 500 personas, en general profesoras, profesores y estudiantes integrantes de bachilleratos de gestión popular del Conurbano y la Ciudad de Buenos Aires, se movilizaron por las calles de La Plata para denunciar la indiferencia burocrática cristalizada en más de tres años de promesas de oficialización incumplidas de parte de señoras y señores empoderados que reniegan de la decisión de entender a estas escuelas dentro de la esfera de la educación pública.
El reclamo se basa en la ausencia de asumir el compromiso político de parte de la gestión de Daniel Scioli, gobernador, y de Nora de Lucía, directora general de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, en reconocer y oficializar legalmente a las escuelas populares de adolescentes, adultas y adultos; asignar salarios a las y los docentes que las integran, otorgar becas para las y los estudiantes y asignar partidas presupuestarias que permitan su sostenimiento.
El pasado miércoles, luego de la movilización, de seis horas de espera y la toma pacífica del edificio público, quienes representaban las demandas de los 22 convenios pendientes, y nucleadas en la Coordinadora de Bachilleratos Populares en Lucha, fueron una vez más ignoradas y no recibieron de parte de las autoridades gubernamentales más que comunicaciones informales sobre el curso de las gestiones administrativas.
¿Qué son los Bachilleratos Populares?
Los bachilleratos populares son escuelas con un proyecto educativo basado en el compromiso social y en la educación popular como herramienta de transformación. Fueron y son impulsadas por organizaciones sociales y fábricas recuperadas y nacieron a fines de los años ´90 frente a la profunda crisis estructural del sistema educativo argentino.
Por esos años, fueron muchas las organizaciones territoriales y las empresas recuperadas que se pusieron al hombro la tarea de construir una nueva forma de pensar y hacer la educación saldando la deuda que el Estado dejó de lado, focalizando en aquellos grupos sociales que se han sentido expulsados del sistema educativo, excluidos, pero que sienten la necesidad de finalizar sus estudios secundarios.
En la educación que se intenta construir desde los bachilleratos populares no solo entran en juego todos los saberes, sino también todos los sentimientos, los deseos, los anhelos, las esperanzas y las indignaciones. Todos esos elementos, que nos constituyen como personas, deben ser pensados, escuchados y tenidos en cuenta en la construcción de una educación para la emancipación. Por eso de ellos se dice que son escuelas para jóvenes y adultas/os donde se construye el conocimiento colectivamente, sumando las experiencias y saberes que traemos tanto docentes como estudiantes.
¿Por qué se exige la oficialización?
La Coordinadora de Bachilleratos Populares en Lucha es una construcción política que tiene diez años de experiencia en la creación de escuelas públicas y populares para jóvenes, adultos y adultas. Recupera la importancia de la educación con base territorial como una necesidad integral de los movimientos y organizaciones sociales. Está integrada por más de un centenar de experiencias en todo el país y apuesta a la construcción de proyectos político-pedagógicos hacia una diversificación y democratización de las prácticas de enseñanza y aprendizaje.
El requerimiento de oficialización, es un reclamo al Estado nacional y provinciales desde los inicios de la Coordinadora. En CABA se ha logrado a partir de la lucha colectiva la oficialización de varios bachilleratos populares, aunque suene irrisorio durante la gestión de Mauricio Macri. En cambio, el reclamo en provincia de Buenos Aires no llega a buen puerto desde que dejó el Ministerio de Educación Mario Oporto en diciembre de 2011, cuando llegaron a firmarse cinco convenios (corresponden a cinco bachilleratos), sin culminar los caminos burocráticos de la oficialización definitiva. El avance de la firma de por lo menos los cinco convenios, serviría como antecedente para continuar la lucha por la oficialización de los bachilleratos restantes.
A fines del 2014, luego de continuas idas y vueltas, movilizaciones, reuniones truncadas, todos intentos para lograr una mesa de diálogo para que comiencen a avanzar la firmas definitivas de los convenios, integrantes de los bachilleratos populares fueron convocadas/os a otra reunión en el Ministerio, esta vez con la supuesta propuesta concreta de retomar esos convenios y obtener una respuesta; panorama que se sostuvo durante todo el verano 2015, donde fueron y volvieron a y desde La Plata siempre con una pequeña luz de esperanza que sigue aún sin concretarse. ¿Qué falta? Lo esencial, la respuesta política de parte de la Directora General de Cultura y Educación, Nora De Lucía, de firmar los convenios.
El último “pacto” que tuvo la Coordinadora con funcionarios/as de la gestión provincial de la cartera de Educación fue a principios de abril y resolvió que para el 15 de ese mismo mes el subsecretario de Educación, Néstor Ribet, se comprometía a dar una respuesta política sobre la posibilidad de firmar estos cinco convenios. Como eso no sucedió y ni siquiera hubo comunicación telefónica de por medio, es que nuevamente decidieron salir a las calles para visibilizar el legítimo reclamo de oficialización.
En primera persona la importancia de los bachilleratos populares
“El Bachi fue mi disparador de sueños, aquellos sueños que yo creía extintos, aquellos sueños que creí que se habían ido junto a muchas otras cosas que perdí, pero no, no estaban muertos, estaban dormidos, escondidos, tan escondidos que casi los di por extraviados”, dice Adriana Silva, egresada 2012 del Bachillerato popular Roca Negra de Monte Chingolo. “Casi no recuerdo cómo era mi vida antes: carente de sueños, de metas, de ganas. Hoy todo eso cambió, no sólo terminé el bachillerato sino que además estoy cursando mi tercer año en la universidad”, relata.
Adriana estudia la Licenciatura en Trabajo Social en la Universidad Nacional de Lanús y en las últimas elecciones fue electa presidenta del Centro de Estudiantes del departamento de Salud Comunitaria. Recuerda su paso por esta escuela popular, no solo aprendiendo y enseñando a la vez sino también empoderándose para que sus demandas, sus derechos, sus palabras fueran escuchadas. “Como estudiantes tenemos que sortear, muchas veces la vergüenza de ser grandes, la falta de apoyo y los “¿para qué vas a estudiar a esta edad?” de otras personas y de la voz propia que a veces juega en contra”, cuenta.
“El cansancio luego de un día de laburo, en los cuales la mayoría pone el cuerpo –y el alma- para luego venir al bachi a construir el futuro y el presente, ¿esas cosas no importan? Al sistema no le importan”, y concluye, “si deseamos algo con todo nuestro corazón, pues bien debemos ir por ello. Debemos ir por la difusión de la experiencia, de la concientización, de la importancia de la educación popular. Porque ´la libertad es como la mañana, hay quienes esperan dormidos a que llegue y hay quienes desvelan y caminan la noche hasta alcanzarla´”, arenga.