Por Matías Eskenazi y Mario Hernández. El economista Julio Gambina analiza la orientación de la política cambiaria y económica desde la conformación de un nuevo equipo con Kicillof al frente. Tras una década de kirchnerismo, cuáles son los desafíos para la organización popular.
Dialogamos con Julio Gambina, presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas (Fisyp) sobre el nuevo “equipo que articula la política monetaria – cambiaria desde el BCRA”, los desafíos que el kirchnerismo se propuso y no alcanzó, así como el rol del movimiento popular de cara al 2015.
-En tu artículo “Cambios en el Banco Central de la República Argentina”, llama la atención la frase: “Hay equipo”.
-Hace mucho tiempo que en Argentina no se veía un equipo económico con un liderazgo, con un propósito claro más allá de discutir el rumbo.
En el artículo hago mención que quienes llegaron con un equipo al Ministerio de Economía fueron el tristemente célebre Martínez de Hoz en tiempos de la dictadura militar que desembarcó con un equipo fuertemente cohesionado ideológicamente, preparado para llevar adelante el proceso de transformación que nutre la política económica de los últimos 40 años en Argentina. Otro equipo económico importante fue el liderado por Domingo Cavallo construido desde Córdoba en la Fundación Mediterránea y auspiciado por el sector empresario hegemónico, en particular por el titular de Arcor, quien creó un equipo profesional y técnico y consolidaron los cambios producidos por Martínez de Hoz.
Alejandro Vanoli, nuevo presidente del Banco Central, es parte del Plan Fénix que surgió con profesores de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en la década de 1990 criticando la política neoliberal en los tiempos que también actuó Axel Kicillof, quien armó un centro de investigaciones en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Ahora en el directorio del Banco Central de la República Argentina (BCRA), hay un equipo de jóvenes que militó en el movimiento estudiantil y académico compartiendo investigaciones con Kicillof, es decir, actuaron en conjunto previamente a ser funcionarios de gobierno. Está por verse si este equipo viene para desarmar la institucionalidad gestada en tiempos de la dictadura y los ’90, o se trata de consolidar la inserción subordinada del capitalismo argentino en el sistema mundial. No se puede decir que no hay un equipo cohesionado articulando la política monetaria-cambiaria desde el BCRA y la política fiscal y económica en general, desde el Ministerio de Economía.
Mucho se habló con el gobierno de Néstor Kirchner cuando se decía que era el verdadero ministro de Economía luego de la ida de Roberto Lavagna y con Cristina Fernández, claramente no había equipos constituidos. Con Kicillof, se ha ido poblando el Ministerio de colaboradores que tienen una misma tradición e historia.
Hasta ahora por las señales que se vienen viendo, no parece haber un cambio de política económica: insertarse en el mercado mundial para obtener créditos internacionales, recibir inversiones extranjeras, afianzado en las negociaciones con el Club de París, el acuerdo de pago a Repsol y con el pago de las sentencias del CIADI.
-Veo que le abrís un crédito a la gestión económica. También en tu artículo señalas que la Ley de pago “soberano” incluye la constitución de una Comisión Investigadora con mandato para producir un informe en el término de seis meses.
-Siempre pienso para el movimiento popular y para la izquierda en Argentina y creo que más allá de la orientación gubernamental, hay un sector del movimiento popular y de la izquierda que tiene expectativas en el gobierno y que apunta en un sentido crítico a las políticas neoliberales hegemónicas en los últimos años desde los tiempos de la dictadura militar y el menemismo.
Estamos discutiendo si es el fin de un ciclo y tengo la sensación que hay que generar expectativas para que una parte de la izquierda o el movimiento popular, pueda viabilizar propuestas de transformación en un sentido contrario al orden capitalista. Hay que habilitar condiciones para la emergencia de un proyecto político popular emancipador, anticapitalista y antiimperialista en Argentina.
Axel Kicillof junto a los que participan en la conducción económica compartieron con muchos de nosotros en el 2001, por ejemplo, la conformación de Economistas de Izquierda (EDI). Había algo, en la militancia contra el neoliberalismo de los ’90 de muchos de estos jóvenes que hoy participan de la gestión económica, que cuesta creer que pueda regalarse tan fácilmente al proyecto de las clases dominantes. En ese sentido es que habilito un crédito.
Fue lo que pasó con la expropiación parcial de YPF que pudo haber sido el punto de partida para una política emancipadora en materia de hidrocarburos. La nueva Ley de hidrocarburos no camina en ese sentido. Lo mismo pasó con la recuperación de la línea aérea de bandera, con la estatización de las AFJP, fueron todas medidas que generaron expectativas y pudieron servir de punto de partida para iniciar procesos de transformaciones que no se han verificado. La Ley de hidrocarburos y la apuesta a Chevron a favor de los no-convencionales, nos dicen que aquella expectativa con la expropiación de YPF se frustró. El camino que siguieron con la devaluación de enero de este año nos muestra que las expectativas de cambios en el BCRA no avanzaron y se salió de Marcó del Pont a Carlos Fábrega (asociado a negocios especulativos de familiares en el sistema financiero).
La deuda que no es legítima y la historia reciente.
-¿Ubicas en esta línea el discurso de la presidenta en la ONU denunciando al terrorismo económico y la responsabilidad de la justicia de Estados Unidos?
-La Ley de pago soberano está escrita como al revés. Se dice vamos a pagar, para eso hacemos el cambio de domicilio y luego figura la Comisión Investigadora. Uno diría que debería haber sido al revés, primero investigar la deuda y mientras tanto suspender los pagos. En ese sentido, cuando la presidenta denunció al terrorismo económico uno dice: si el juez Griesa declara el desacato de la Argentina y la presidenta dice que son terroristas económicos los que demandan al país, lo que corresponde es ir a un desacato unilateral. No hace falta que nos declare desacatados un juez de Estados Unidos, que incluso su sentencia fue criticada por amigos muy funcionales del sistema financiero internacional.
Al propio Banco Mellon de Nueva York se le quitó la licencia para funcionar en Argentina y la Ley de pago soberano le quitó el carácter de banco fiduciario de la deuda argentina, es decir, que la sentencia afectó los negocios del propio sistema financiero con sede en Nueva York. El discurso de la presidenta, la solidaridad internacional generada en la ONU con más de 120 países a favor de Argentina, al igual que las múltiples declaraciones de organismos internacionales a nuestro favor, marcaría que hay condiciones políticas para suspender los pagos y una investigación a fondo de la deuda señalando los responsables. Sin embargo, Domingo Cavallo acaba de ser sobreseído de la demanda judicial por el megacanje.