Ayer, durante todo el día, brasileñas y brasileños salieron a las calles para protestar en defensa de la educación y contra la reforma de las Pensiones de Bolsonaro.
Por Emily Dulce (*)
Miles de estudiantes, docentes, sindicalistas, trabajadores y activistas de movimientos populares denunciaron los retrocesos del gobierno de Jair Bolsonaro (Partido Social Liberal). El tercer “tsunami educativo” contó con movilizaciones en 25 estados brasileños, además del Distrito Federal. Según un conteo de la Confederación Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), hubo protestas en más de 207 municipios brasileños.
Como en las masivas protestas realizadas anteriormente, el 15 y 30 de mayo, continúa el rechazo contra los recortes presupuestarios del Ministerio de Educación y el trámite de la propuesta de Reforma de las Pensiones. La novedad de esta jornada es la protesta contra el proyecto llamado “Future-se” [en portugués], que establece la creación de un fondo de R$ 102.000 millones [US$ 27.000 millones] para atraer inversión privada para las instituciones de enseñanza superior del país
Rectores, ex ministros de Educación y otros especialistas afirman que el proyecto amenaza la autonomía presupuestaria de las universidades y representa también una amenaza para la gratuidad de la enseñanza superior pública.
En Salvador (Bahia), el “Tsunami educativo” reunió a cerca de 35 mil estudiantes, docentes, funcionarios y sociedad civil en las calles contra el desmantelamiento de la educación y en defensa de las pensiones. Aún en la región Noreste, en João Pessoa, capital de Paraíba, la Asociación Brasileña de Juristas por la Democracia participó de las protestas junto con 15 mil estudiantes y profesores. En Alagoas, el acto público tuvo lugar en la capital del estado, Maceió, donde más de 12 mil personas salieron a las calles.
En Brasilia (Distrito Federal), capital do país, el acto fue realizado en conjunto la Primera Marcha de Mujeres Indígenas, con cierre en frente al Congreso Nacional.
En Florianópolis, capital de Santa Catarina (región sur del país), la protesta tuvo lugar en la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC) y más de cinco personas estuvieron presentes. En Curitiba, capital de Paraná, 10 mil personas salieron a las calles para defender la educación. En Porto Alegre, fueron 30 mil manifestantes. El siguiente mapa muestra todos los municipios brasileños donde se realizaron manifestaciones este 13 de agosto.
La jornada de movilizaciones fue organizada por la Unión Nacional de Estudiantes (UNE) que ya manifestó su posición contraria al programa. Según la entidad, el programa tiene un sesgo privatizador y hay que combatirlo.
Más allá de las protestas callejeras de hoy, que reunieron a estudiantes, profesores y funcionarios, la Unión Nacional de Estudiantes anunció que buscará ampliar su apoyo popular, parlamentario y académico para presentar al Congreso Nacional un proyecto de ley para garantizar inversiones en educación pese al congelamiento del gasto público y para anular el recorte presupuestario de las universidades públicas e institutos federales.
Catia Barbosa, docente de la Universidad Federal Fluminense (UFF), participó en el acto público en Rio de Janeiro y denunció la ausencia del diálogo por parte del Ministerio de Educación durante la elaboración del “Future-se”.
“El proyecto salió de las tinieblas, hace pocos meses que este nuevo ministro está en el gobierno y ya presentó una propuesta completamente inmadura y sin dialogar con la comunidad científica brasileña, que mata la ciencia brasileña y la enseñanza superior, además de la esperanza de muchos jóvenes de titularse en la educación pública”, afirmó en una entrevista con Brasil de Fato.
En São Paulo, se calcula que 100 mil personas participaron de la protesta. La Policía Militar armó un cordón policial y obligó a los manifestantes a parar la marcha varias veces. Larissa Carvalho Mendes, estudiante de Construcción Civil de la Facultad de Tecnología de São Paulo, estuvo en la manifestación y habló sobre la importancia de la universidad pública en su vida y la de sus colegas.
“Son personas que realmente necesitan un trabajo para permanecer en la universidad pública. Sabemos que los costos aún no son tan asequibles. En FATEC, no hay muchas políticas de inclusión social, comedor, bonos. Entonces venimos a reivindicar eso también. Si hoy es difícil mantenerse en una universidad , pagando mensualidades sería imposible”, declaró.
(*) Publicada originalmente por Brasil de Fato
Edición: Rodrigo Chagas | Traducción: Luiza Mançano