Por Juan Manuel De Stefano. Volvió a perder y ya lleva diez partidos sin ganar sobre once jugados. Igualó la peor racha de su historia y ganó sólo 5 de los 18 partidos que jugó en este semestre.
El equipo de Bianchi no levanta cabeza. No hay caso, no gana ni cuando juega mejor que su rival y lo supera en la mayor parte del encuentro. Estudiantes hacía once fechas que no ganaba y recién pudo cosechar su primera victoria en el campeonato ante Boca. Fue 1 a 0 con gol de Nuñez. Este Boca parece que está empecinado en cortar rachas negativas de los rivales de turno. En un momento fueron Unión (26 fechas sin verle la cara a una victoria) y San Martín de San Juan (venía de 15 partidos sin triunfos y lo goleó 6 a 1) y en esta oportunidad el beneficiado fue el Pincha.
Bianchi trató de darle una fisonomía de juego al equipo y el camino se le está haciendo muy sinuoso. En el partido del sábado por lo menos se vio una leve mejoría y buenas intenciones. Tuvo algo más de fútbol y creó varias chances de gol, cosa que no venía ocurriendo. Pero la realidad indica que alcanzó su peor racha en la historia, con diez partidos sin victorias (4 derrotas y 6 empates) e igualó la-mala-campaña del equipo de 1957. El técnico por su parte, prefirió ver la parte positiva de la actualidad y relativizó la derrota: “Rescato que el equipo tuvo una buena actuación, con signos de esperanza. No me acuerdo la cantidad de partidos que ganamos en la primera época y tampoco le presto atención ahora. Sí me fijo en que hay futuro”, aseguró Bianchi.
El encuentro fue parejo, luchado y con muchas imprecisiones en el primer tiempo, pero Boca se paró en campo rival y en base a la buena actuación del mediocampo hizo circular la pelota y creó las mejores chances. Somoza, Erbes y Sánchez Miño se adueñaron del balón y de sus pies nacieron los mejores ataques. El arquero Rulli demostró por qué se ganó el puesto con tan sólo 20 años y desmoronó la esperanza de todo aquel que quisiera hacerle un gol. Acosta y Silva no pudieron con el arquero local.
En el segundo tiempo Estudiantes pareció acomodarse mejor en la cancha con la entrada de Román Martínez pero Boca seguía siendo más. Mauricio Pellegrino trató de inculcarle solidez a su equipo y la idea fue clara: luchar palmo a palmo en el medio con un equipo corto y salir rápido de contra con Zapata, Auzqui y Nuñez. En defensa se notó que la orden era no complicarse y sacarla como se podía. Los 4 defensores (con Silva como el máximo exponente) reventaron toda pelota que les pasaba cerca. Esto no es una crítica, sino una descripción de la realidad. Un buen técnico debe entender de momentos y del plantel con el que cuenta. Y Pellegrino jugó con la desesperación de Boca, le cedió la pelota y el campo (a sabiendas de las complicaciones que venía teniendo el conjunto de Bianchi en el armado del juego) y explotó toda la potencia de Zapata y la velocidad de Nuñez.
Sin embargo, fue sin lugar a dudas el mejor partido del Xeneize en el campeonato y, tal vez, la mejor actuación en este tercer ciclo del Virrey. Pero luego de otra buena tapada de Rulli a Silva, vino el gol de Estudiantes. Fue en una contra que dejó solo a Zapata frente a Orión y luego del rebote corto que dio el arquero, Nuñez la empujó al gol. Sonó a demasiado premio para Pellegrino y compañía.
Bianchi decidió ir a buscar el partido más que nunca y movió el banco. Ingresaron Bravo, Ledesma y Paredes por Somoza, Erbes y Escalante, el 4-4-2 pasó a ser un 4-3-1-2 con Paredes como enganche. Los cambios acentuaron el dominio de Boca y el planteo de Pellegrino pasó de entendible a suicida. Luego del gol, se refugió atrás de manera exagerada y renunció a cualquier posibilidad de buscar el segundo gol. Estudiantes dejó a Zapata como el “Llanero solitario” y todo se hizo cuesta arriba. Pero Boca no está para aprovechar planteos conservadores ni le sobra absolutamente nada. Es más, da la sensación de que cuenta las chirolas en cada partido y no llega a fin de mes.
El partido se puso emocionante y las deficiencias de ambos quedaron más expuestas que nunca. Boca quería y no podía y el Pincha trataba de defender lo suyo de cualquier forma. Lo cierto es que Paredes se hizo cargo de la conducción y con un remate suyo, Rulli se volvió a lucir. El tiempo se fue consumiendo y también las ilusiones del visitante para dar vuelta la historia. Las cartas estaban echadas; unos atacaban y los otros trataban de que terminara el encuentro lo antes posible. Schunke entró por Zapata para evitar que los centros lleguen a la cabeza de Silva y desnudó más que nunca las intenciones de defender la primera victoria en el torneo.
Finalmente, Boca volvió a perder. Hay victorias que entregan más dudas que certezas y derrotas que dejan un saldo positivo. A pesar de la pésima campaña en el torneo, esta derrota puede ser el disparador para que Boca mejore en su rendimiento y en su confianza. Las actuaciones de Zárate, Erbes (volvió de la lesión y fue de lo mejor del equipo), Sánchez Miño y Paredes sería ver la mitad del vaso lleno y una posibilidad de recambio para el compromiso importantísimo ante el Corinthians por los octavos de final dela Copa Libertadores. Hacía allí apunta todos los cañones, pensando más en la historia que en el presente.
La presencia de nombres ilustres como Bianchi y Riquelme acaparan la mayor parte de las ilusiones de los hinchas de Boca. El sustento para pensar en ganar la Copa pasa hoy en día por la historia y no por el presente. La mística, la experiencia y la esperanza de que nombres como; Clemente Rodríguez, Somoza, Ledesma, el Burrito Martínez y Silva exploten en las instancias decisivas de la temporada, despiertan la confianza del hincha y la expectativa del cuerpo técnico y los jugadores. Mientras tanto, Boca se debate en una campaña histórica pero en sentido negativo. Bianchi deberá seguir buscando el equipo y tratando de encontrar soluciones para salir de una campaña muy pobre. En ocasiones lo que parece malo puede ser el inicio de algo bueno. En eso anda Boca, en épocas de escasez y pobres rendimientos la clave pasa a ser ver la parte positiva, que es en definitiva, lo que hizo Bianchi apenas consumada la derrota.