Por Sebastián Tafuro. Dos equipos españoles están en la final de la Europa League. Sus técnicos son dos argentinos con personalidades e historias diferentes.
Tras las decepciones de los gigantes Barcelona y Real Madrid en las semifinales de la UEFA Champions League, otros dos equipos del fútbol español hicieron historia y disputarán la final del segundo torneo en importancia dentro del continente europeo: la Europa League.
Nos referimos al Athletic de Bilbao y al Atlético de Madrid, dirigidos por Marcelo Bielsa y Diego Pablo Simeone, respectivamente. De la mano de los DT argentinos, quienes han impregnado sus filosofías de juego con gran eficacia, tanto los vascos como los “colchoneros” disfrutan un presente inmejorable y van por más.
Lo de Bielsa en Bilbao ha reconfirmado su categoría de técnico excepcional, que produce una transformación notable en cada grupo de jugadores a los que les toca dirigir. Se le presentó la oportunidad de asumir al frente de un equipo tradicional, con una riquísima historia, aunque sin demasiado palmarés en los últimos tiempos. Un equipo que tiene ocho títulos de Liga y 23 trofeos de Copa del Rey, pero cuyo último triunfo de resonancia fue en la temporada 1983/1984, con la obtención de esas dos competencias. En el plano internacional, lo mejor hasta estos días fue el subcampeonato de Copa UEFA en la temporada 1976/1977, donde cayó en la definición frente a la Juventus.
Desde que el ex DT de las selecciones argentinas y chilenas se hizo cargo del conjunto cuya política de contrataciones excluye a cualquier jugador que, como mínimo requisito, no tenga ascendencia vasca directa, Bilbao vive una revolución que hoy se traduce en el acceso a dos finales que se disputarán en mayo. Además de la Europa League, el 25 de mayo el Atletic enfrentará al Barcelona por la Copa del Rey. Y alcanza el 7º puesto en el torneo local, a siete puntos de la zona de clasificación a la próxima Champions. Pero más allá de esos “porotos”, lo que está triunfando es una manera de concebir el juego, que prioriza salir a ganar en cualquier cancha, con una voracidad ofensiva que sorprende a más de uno, si se considera que equipos con mayores recursos económicos y futbolísticos tienden a un mayor pragmatismo.
El caso de Simeone sorprende aún más que el de Bielsa. Un técnico cuyos inicios en el rubro fueron impactantes, con la obtención del Apertura 2006 en Estudiantes -que hacía 23 años que no se coronaba- y el Clausura 2008 en River, con el que cortó una sequía de 4 temporadas sin títulos. Sin embargo, algunos pasos muy erráticos (sobre todo un último puesto en el Millonario, que sería clave para el posterior descenso del conjunto de Nuñez; y la floja experiencia en San Lorenzo); la obsesión por poner hombres de ataque en situaciones de desesperación, sin una clara idea futbolística y una actitud muchas veces irritante para con sus dirigidos, lo terminaron por bajar de un pedestal al que varios sectores del periodismo lo habían encaramado. Ni siquiera su gran paso por el Catania de Italia, al que salvó del descenso, o el subvalorado segundo puesto en Racing -equipo que salió campeón una vez en los últimos 46 años- lo devolvieron a esa promesa de los comienzos, a ese pichón de seleccionador. Hasta que llegó el Atlético, uno de los clubes donde más se destacó como jugador.
Allí, el Cholo no sólo volvió sobre sus pasos originales, sino que los mejoró con criterios de juego más definidos. No se trata exclusivamente de la cuestión del éxito concreto que supo conseguir, sino de las intenciones al parar los 11 en cancha. Encontró jugadores dispuesto a escucharlo, que no se la creían como en algunos de los clubes argentinos, y que hicieron carne los objetivos que les planteó el entrenador. Hoy el Atlético de Madrid, el chico de la ciudad que siempre anda a la sombra del súper poderoso Real, llega a una nueva final de Europa League (que ganó también en 2010) con un asombroso récord de 11 victorias consecutivas, algo que a nivel europeo sólo consiguió el Barcelona en la Champions de 2002/2003 (que luego no ganó). Además, se encuentra con un punto más que el Bilbao en la Liga, en puesto de clasificación a la Europa Liga de la próxima temporada.
Dos maneras no tan distintas de ver el fútbol, aunque sus personalidades difieran significativamente. Bielsa y el Cholo. Uno dirigió al otro -un símbolo de la Selección Argentina- durante un lapso de tres años, entre 1999 y 2002. El 9 de mayo en Bucarest se cruzarán en bancos enfrentados, pero con la misma ilusión: la de ser campeón y, principalmente, la de seguir marcando un estilo.