Por Pablo Tano. “Charly” fue el héroe de la serie de Copa Davis contra Francia al ganar el punto definitivo frente a Gilles Simon. La historia de este ídolo que a los 30 años abandonó el anonimato.
Cuando la mayoría de los argentinos estaban enfocados e involucrados en la tremenda tragedia provocada por las inundaciones que afectaron a cientos de miles de personas, en el sur de la Ciudad de Buenos Aires, en Parque Roca, un tal Carlos Berlocq dejaba el anonimato para grabar su ignoto nombre en la historia del tenis argentino. La heroica e impensada victoria ante el francés Gilles Simon (13º del ranking de la ATP y a quien el argentino le había ganado en dos oportunidades, una de ellas en el ATP de Buenos Aires 2012) en un intenso partido le dio a la Argentina el sufrido y merecido pase a las semifinales.
La Argentina llegaba a esta serie de Copa Davis con un historial de 0-5 ante el equipo galo. Y encima, la mejor raqueta nacional, el tandilense Juan Martín Del Potro, no iba a estar presente una vez más. A esto se sumaba que la visita contaba con un top ten como Jo-Wilfred Songa (8º) y como suplente con Richard Gasquet (9º), y una formidable pareja de dobles integrada por Michel Lodra (32º) y Julien Benneteau (88º). Por todos estos antecedentes, las expectativas no eran optimistas, más allá de la localía y el apoyo de los más de 10 mil fanáticos que se hicieron presentes en Villa Soldati.
Charly no sólo fue el encargado de definir el quinto punto para avanzar a las semifinales de septiembre contra el campeón, República Checa, como visitante, sino que además inmortalizó el festejo al mejor estilo Lou Ferrigno en la serie de TV El Increíble Hulk, cuando rompía su ropa y dejaba ver su anatómica transformación. En los octavos de final ante Alemania, cuando en un maratónico cruce derrotó a Philipp Kohlschreiber (21º), quien se retiró en el quinto set, ya había mostrado los primeros indicios de efusividad. Y la verdad que el físico atípico, marcado, trabajado del hombre de Chascomús, también sorprende en el circuito. Carlos tiene 30 años, mide1,83 metros y pesa 75 kilos.
El capitán Martín Jaite nunca dudó en mantener en el equipo a Berlocq para que salga a buscar el punto decisivo para la Argentina, más allá de que en el inicio de la serie había perdido ante Tsonga, pero en cinco sets. “La verdad, que tuve mucho miedo”, confesó el heroico jugador luego del celebrado triunfo en el estadio Mary Terán de Weiss. Y precisó: “Tenía mucha presión, me acalambrada, pero mantuve la estabilidad emocional y mental en los momentos decisivos. La gente fue impresionante lo que transmitió, se le veía en la cara la fuerza, la confianza que me tenían, también cuando llegaba al banco el cuerpo técnico y los muchachos”.
Berlocq ya se ganó, en base a sacrificio y a garra, un lugar en la historia del tenis argentino y el cariño de los aficionados de los courts. El mejor ranking del gladiador fue el puesto 37º, el año pasado, pero en la actualidad, con estas dos victorias que obtuvo avanzó siete puestos, del 71º al 64º. Y por un 6-4, 5-7, 6-4 y 6-4 y en 3h48m pudo dejar de rodillas a Simon en la arcilla de Parque Roca.
De padre electricista y madre peluquera, Charly está casado con María, tienen una hija de tres años, Stefy, y debió sobreponerse, como contó su mujer al diario La Nación, al momento más duro de su vida: “En 2010, su hermano Nicolás, cinco años más que grande que él, falleció en un accidente de motos, en el Sur. Fue durísimo para todos. Eso nos tiró abajo y Charly estuvo como dos años para recuperarse en su carrera”.
Berlocq, el humilde y sencillo ganador de varios Challengers (14), pero de ningún torneo de ATP (lo más lejos que llegó fue a la cuarta ronda de Indian Wells 2013), se potencia cuando se viste con la camiseta argentina para jugar la Copa Davis, un trofeo codiciado hace años por nuestro país y que hay que saber disputar. Un laburante del tenis, que creyó en sus condiciones y no sucumbió ante la jerarquía de un rival que, por ejemplo, logró en el circuito 10 títulos e importantes victorias como ante Rafael Nadal, en las semifinales de Madrid, en 2008.
Todo dicho. El emblemático David Nalbandian, Horacio Zeballos, Juan Mónaco y el protagonista principal de este capítulo soñado, siguen acrecentando las esperanzas de levantar la Ensaladera de Plata. Y quizás cuando pocos creían en que el camino no se cortaría ante los míticos franceses.