Por Ramiro Bringas
Barcelona y Bayern Munich vienen demostrando hace tiempo que, además de los grandes resultados obtenidos, la idea de juego que proponen es la más atractiva del planeta. Pero ayer quedó evidenciado que la única diferencia futbolística existente entre ambos tiene nombre propio: Lionel Messi
El sorteo de los cruces de la semifinal de la UEFA Champions League 2015 generó muchas expectativas, como es habitual. Claro que, cuando las bolillas indicaron que Barcelona y Bayern Munich se enfrentarían en una final anticipada, la ansiedad por verla creció. Es que, aunque se puedan plantear discusiones en cuanto a estrategias y estilos de juego respecto con otros equipos, está claro que estos dos conjuntos son quienes mejor llevan a cabo el tan conocido “fútbol que le gusta a la gente”.
Ambos comparten un concepto, una idea, un ADN creado y plasmado por un mismo entrenador. Guardiola, que dirigió al equipo catalán entre 2007 y 2012, logró cautivar a propios y extraños con un fútbol ultra ofensivo, de juego asociado, transiciones y por demás vistoso, por momentos imparable para cualquier rival, que lo llevó a obtener en tan sólo 6 años, 14 títulos nacionales e internacionales, entre los que se destacan dos Champions y dos Mundial de Clubes. Tras un par de meses de descanso, volvió al ruedo para dirigir al Bayern Munich, equipo con el que, en menos de dos años, ya conquistó cinco títulos, con Mundial de Clubes incluido en su haber.
Sin embargo, y como se mencionó anteriormente, más allá del interés por ver a dos equipos brillantes y similares en cuanto a fisonomía enfrentados, había un componente de lujo para no dejar pasar: Guardiola vs. Messi. El que mejor lo supo entender y ubicar en un campo de juego versus su mejor creación o, mejor dicho, su mejor aprendiz. Y la historia transcurrida este miércoles en la idea de las semifinales del certamen más importante de Europa, por su desarrollo y su resultado, da origen a esta nota.
En el Camp Nou, Barcelona se aprovechó de un desconocido Bayern Munich y logró una importante ventaja para definir la serie en Alemania, al derrotar al conjunto de Pep por 3 a 0, con una des-co-mu-nal actuación del mejor futbolista del planeta. Es que Messi, en sólo 12 minutos y a pesar de que la serie está abierta aún por la magnitud de su oponente, parece haber dado un paso gigante para el acceso de su equipo a la final del certamen. Con dos goles de su marca registrada y una asistencia a Neymar, que marcó el tercero, cautivó a todo Barcelona y, por qué no, al resto de la afición futbolera, con su actuación, generando gestos de resignación en Guardiola tras el encuentro, quién en la semana ya había manifestado que el rosarino es imparable para cualquier defensa si está bien. Ni hablar de lo que fue su segundo gol en este partido, donde en una baldosa, dejó en ridículo a Boateng, que se enredó solo y cayó desplomado al piso, para ver como Messi empalaba la pelota tras la salida de Neuer y el inútil intento de Rafinha de evitar el gol.
Por ello, y aunque todavía restan jugarse 90 minutos en el Allianz Arena de Munich, el miércoles quedó demostrado que, entre dos equipos similares, que juegan un fútbol maravilloso, ofensivo y por demás atractivo desde lo estético, la única diferencia futbolística entre ambos tiene nombre propio. Y se llama Lionel Messi.