Por Camila Parodi. Cansados de falsas promesas y de acuerdos sin cumplir por parte del municipio de Lomas de Zamora, vecinos y vecinas del barrio Obrero decidieron cortar el Puente La Noria para visibilizar la situación problemática que atraviesan en su cotidiano.
El barrio Obrero, se encuentra en la localidad de Villa Albertina, también conocido como km 34, de Lomas de Zamora el cual está en la cuenca alta del río Matanza-Riachuelo. El mismo es, como gran parte de los barrios del conurbano, un territorio en permanente tensión entre la disputa espacial que se da entre la presencia de punteros, transas, policías y partidos políticos con sus intereses y negocios; y por otro lado el abandono y la desidia por parte del mismo Estado en políticas públicas que no se preocupa en garantizar la dignidad de los vecinos y vecinas.
En el año 2007 bajo un plan habitacional del Gobierno Nacional realizado por el Ministerio de Planificación Federal bajo la conducción de Julio De Vido, se firma un proyecto de realización de 1480 viviendas para las familias del barrio, las cuales en su mayoría se dedican a trabajos de construcción y costura. A su vez, en dicho proyecto se da por sentado que se realizarán todos los asfaltos de las calles en las que se construirán las viviendas, la realización de cloacas y tendido eléctrico. Para la situación que las familias del barrio estaban atravesando el plan tenía su potencial.
Sin embargo sólo 900 viviendas, de las 1480 proyectadas, son construidas y repartidas. A su vez, bajo la intervención y lógica punteril del municipio no todas las familias logran conseguir ser parte del plan y aquellas que logran acceder a su vivienda, no lo hacen dignamente. Aún las construcciones se encuentran sin terminar por dentro, los baños no han sido instalados, las calles no han sido asfaltadas en su totalidad y de las cloacas mejor no hablar.
En ese contexto, el municipio que se había comprometido en un convenio a restablecer el proyecto de vivienda nunca dio señal de vida. Y dada la situación, las condiciones edilicias, habitacionales, medio ambientales y de salud han ido en detrimento. En esa línea la falta de construcción de viviendas propició el crecimiento del asentamiento que se encuentra frente al Penal de Lomas de Zamora el cual ya lleva cinco años y de uno más nuevo construido en el bajo del barrio contra las vías del tren Roca donde, como es de esperar las condiciones de las familias que allí se encuentran son insalubres.
Actualmente, ninguna condición básica para la vida digna es contemplada por el municipio. En ese marco la recolección de basura es realizada por “dos recolectores que suelen ir” los miércoles y sólo se llevan la basura que se encuentra en bolsa y en las calles asfaltadas, comentan los vecinos. Por otro lado, la sala de salud del barrio se encuentra desbordada de situaciones de desnutrición y enfermedades propias de la contaminación del agua. Y las calles han pasado a ser una berreta versión de Venecia donde ya ni con botes sería posible cruzarlas. Por lo que los vecinos y vecinas del barrio Obrero festejaron el inicio el comienzo del año entre inundaciones, accidentes y basurales.
‘Así no se puede más’
Cristian es vecino del km 34, hace años que se organizan en el barrio Obrero ante esta situación. Cuando no obtienen respuesta, o no se cumplen los acuerdos salen a hacerse escuchar, sin embargo la situación no les permite mayor posibilidad que la aparición de algún que otro camión de recolección.
“Así no se puede más” afirma Cristian al iniciar la conversación, “pasaron muchos accidentes evitables en los últimos días y decidimos salir a manifestarnos”. Sin ir más lejos en el mes de diciembre, “una vecina del barrio lleva a su hijo a la salita porque no lo veía bien, en la salita por falta de insumos lo enviaron a su casa y a la noche el nene de diez años muere, luego de realizarle la autopsia se confirma que tenía la sangre contaminada por el agua de las napas con las que el nene estaba en contacto permanentemente”.
Este caso como tantos otros, contextualiza la cotidianeidad de los vecinos y vecinas, quienes han llegado a situaciones de autogestión de la urbanización del propio barrio. A principios del mes de enero, cansados de estar “llenos de agua y mierda” -enuncia Cristian disculpándose por la expresión- y luego de pedir tantas veces al municipio que se haga cargo del desagote del agua estancada, los mismos vecinos decidieron organizarse y pagar un camión para que las calles vuelvan a ser transitables.
“Tenemos todos los convenios y acuerdos firmados, por los distintos funcionarios pero nunca se han hecho cargo por eso decidimos salir una vez más y cortar el puente” afirma Cristian. En ese marco, en el día de ayer cien vecinos y vecinas se convocaron en la calle principal de las viviendas y salieron en dos colectivos con el plan ambicioso de cortar el Puente La Noria.
El corte se realizó y sostuvo de manera sorprendente, con algunos cascotes, dos gomas, fotos, bombos y mucha tranquilidad los vecinos y vecinas del barrio Obrero cortaron todos los accesos, imposibilitando el ingreso a la capital y la salida a provincia.
Entre discusiones y negociaciones con la policía en contacto con los funcionarios municipales, se logró que, en ese mismo momento sean atendidos en el municipio. Reunión que siempre era postergada, y que más aun desde la vuelta de Martin Insaurralde a la intendencia se había convertido en una utopía. Una vez más, desde el municipio se volvió a firmar un acta acuerdo en el que se comprometían a avanzar con la problemática.
Al llegar la barrio los vecinos y vecinas se encontraron con la película conocida, delegados municipales limpiando y desagotando las calles del barrio como siempre pasa cada vez que se manifiestan sin pasar a soluciones concretas. Sin embargo, la situación no los desanima, la adrenalina de haber logrado el corte de todo el puente con cien o menos personas por una hora los incentiva a seguir pensando nuevas formas de luchar por lo que es suyo.