Desde el lunes 2 de diciembre, la puerta de la Casa Central de Banco Piano luce distinta. Miembros de la Comisión Gremial Interna desarrollan todos los días jornadas de protesta ante la codicia del banquero. Exigen que les paguen un bono y que los trabajadores no sean la variable de ajuste.
Por Severino López | Fotos de Marcha
Hace una semana que en Banco Piano lxs trabajadorxs están en lucha. La entidad financiera pretende recortar derechos y no piensa en repartir sus ganancias a través de un bono que se le exige. O por lo menos eso creía. La Comisión Gremial Interna (CGI) se organizó y empezó a romper la monotonía de la City porteña. Con caretas de ratas, carteles con las caras de los directivos responsables de decidir las cuestiones económicas y un parlante que suena durante todo el día, la lucha se visibiliza en la puerta de la Casa Central de la otrora Casa Piano.
“Acá estamos con los compañeros exigiendo que el Banco reconozca el esfuerzo de los trabajadores. No puede ser que con las ganancias millonarias que tienen pretendan que perdamos derechos. Es el aniversario número setenta y cinco de Banco Piano y no sólo que no nos quieren reconocer con un bono sino que pretenden que tampoco tengamos fiesta de fin de año anulando el presupuesto que se otorgó durante estos últimos tres años para tal fin”, explicó Mariano Martínez, Secretario General de la CGI.
La única respuesta de la entidad que dirige la familia Piano fue contundente: “Ya nos mandaron la policía dos veces por pegar unos carteles y por poner música. Se hicieron presentes los abogados del Banco y nos amenazaron de distintas formas. En el medio de todo llamaron a una escribana. Intentan amedrentarnos, que caigamos en la provocación, pero no lo van a lograr”, contó Martínez. Mientras el Secretario General de la CGI desarrollaba los hechos de la semana pasada, de fondo se escuchaba el tema Rata de dos Patas, de Paquita la del Barrio. En loop, una y otra vez, la música sólo se cortaba para darle lugar a la murga que improvisaban los delegados con un bombo y un par de redoblantes.
En San Martín 345, a metros de la Avenida Corrientes, la gente pasa, mira, se ríen, sacan fotos o filman algún video. No falta quien se acerque a dar palabras de aliento a quienes llevan adelante la medida. Desde hace una semana que la puerta de Banco Piano se convirtió en una atracción turística. Para que al Banco y sus accionistas les quede bien en claro de qué se les acusa, Paquita de fondo sentencia en sus prosas: “Rata de dos patas, te estoy hablando a ti, porque un bicho rastrero, aún siendo el más maldito, comparado contigo, se queda muy chiquito”.
“Exigimos un bono por el 75 aniversario que este año cumplió la entidad, una canasta navideña para llevar a la mesa de nuestras familias y que no nos quiten el presupuesto que se otorgó durante los últimos fines de año para reuniones de equipos de trabajo”, aclara un volante que entregaban los y las trabajadoras a la gente que pasaba y apoyaba con una sonrisa cómplice. “Estamos hablando de un Banco, a ver si se entiende, no nos pueden decir que no tienen con qué pagar. La única respuesta que encontramos es que es una cuestión mezquina e ideológica, una cuestión de clase. Ganan millones y no reparten nada. El banquero cree que la fortuna que hace es gracias a sí mismo cuando somos los trabajadores los que ponemos el cuerpo todos los días”, cerró Martínez.