Por Noelia Leiva/ Foto: Magdalena Medina
El anteproyecto presentado por el Movimiento por la Ley Nacional de Danza enfatiza en la importancia de que el Estado entienda a la protección de bailar, investigar sobre ese arte o producir espectáculos como una política pública. Defiende el derecho al trabajo en circuitos que funcionen en todo el país, no solamente en Buenos Aires.
Desde el 29 de abril de 2014 se puede rastrear la acción del Movimiento por la Ley Nacional de Danza, que recupera el sentido de “patrimonio” para la comunidad de esa disciplina y de recuperar su valor como trabajo digno. La lucha, que antes de su expresión organizada llevaba al menos 8 años de gestación, reunió 14 mil firmas de la ciudadanía y 32 de legisladores y legisladoras nacionales. Sin embargo, como la iniciativa oficial fue priorizar la Ley Federal de Culturas perdió estado parlamentario. No bajaron los brazos: a dos años, ya se preparan para volver a llevar el anteproyecto al Congreso. Se viene el 29A de 2016.
Bailar, producir o investigar en situaciones dignas, por respeto a su labor. Que las provincias no vean de lejos el desarrollo porteño mientras allá cada función demanda de mucho pulmón. Que exista un archivo nacional, circuitos de promoción en todo el país y la preocupación estatal de preservar esa expresión que hace al sentido de lo colectivo. Todo eso se encuentra entre las fojas del texto que redactaron las artistas Mariela Ruggeri, Eugenia Schvartzman y María Noel Sbodio, y que fue acompañado por personalidades del sector como Julio Bocca, Ricky Pashkus, Maximiliano Guerra, Eleonora Cassano y Hernán Piquín.
Como el clamor por ser tenidos en cuenta provino de muchas localidades a lo largo del mapa, cada zona en la que se pudo conformó una mesa de trabajo, que coordina con la central encabezada por las redactoras. Es el espíritu que esperan que refleje el futuro Instituto Federal de la Danza (IFDA) que crearía la ley y las seis regiones (NOA, NEA, Centro, Nuevo Cuyo, Patagónica y AMBA) en las que se organizará el mapa argentino.
Para lograrlo, ya comenzaron las reuniones organizativas para el próximo 29 de abril -el 29A-, cuando planean invitar a hacedores de la danza de todo el país a contar las razones por las que debe aprobarse la iniciativa. Será en un “megaevento” frente al Congreso Nacional en el que, desde ya, habrá intervenciones artísticas. Marcha conversó Jorgelina Duca, bailarina y coreógrafa que fomenta la difusión del proyecto en Bahía Blanca, sobre la importancia de la propuesta para la recuperación de derechos.
-En términos de reivindicaciones, ¿qué es lo que principalmente rescata el proyecto de ley?
Este proyecto de ley en su redacción intenta acudir en protección, promoción, estímulo y apoyo por parte del Estado de la danza, en sus diversos géneros y manifestaciones. Se entiende que la danza forma parte de un patrimonio que porta un importante valor social, y constituye un factor esencial en el desarrollo de la cultura.
-¿En qué medida se espera que esta ley defienda a la danza como un trabajo y a quienes la ejercen como trabajadores?
La redacción del anteproyecto de ley es clave en cuanto a que determina a quienes considera trabajadores de la danza. Menciona a todos aquellos que tengan relación directa con el público, en función de una manifestación de danza -como los intérpretes- o los que tengan relación directa con la actividad de la danza, aunque no con el público. Este es el caso de los coreógrafos, directores, docentes, investigadores, gestores, productores y críticos. Sin que esta mención sea taxativa o cerrada porque entiende a toda otra función a crearse en el futuro. Si somos capaces de militar en pos de la concreción de esta Ley, que hoy solo es un proyecto presentado, se podrían poner en marcha políticas estratégicas conjuntas, que jerarquizarían la actividad de la danza en su conjunto, y consecuentemente, a sus trabajadores.
-¿Consideran que permitiría, además, fomentar el crecimiento y el sostenimiento de grupos de danza independientes?
El proyecto de ley prevé la creación de ‘Circuitos de danza’. El fin es la circulación y difusión a nivel provincial, regional y nacional de actividades de danza. La redacción también crea la ‘Red de teatros y espacios amigos de la danza’, que se conformaría por todos aquellos teatros, salas y espacios culturales que comprometan parte de su programación formación, capacitación; muestras y exposiciones de danza, articuladas por el Instituto a crearse. Pero es esencial además para que la danza cobre visibilidad, que los medios de carácter estatal cuenten con un espacio correspondiente a la difusión y publicidad a fin de hacer conocer al público en general la actividad de la danza. Como objetivo a largo plazo, el proyecto prevé también la creación de una señal televisiva específica para el Instituto Federal de la Danza.
-El proyecto destaca como un objetivo preservar el “patrimonio de la danza”. Vos lo destacabas al principio. ¿A qué se refiere?
La danza es una clara e importante herramienta, eficiente y eficaz creadora de valor simbólico social. Si entendemos al patrimonio como una referencia importante de la identidad de un pueblo, y si ésta se transforma, recrea y construye de manera permanente, resulta evidente que la danza como patrimonio colabora en crear y mantener de la identidad. Esto implica también el reconocimiento del papel que juegan los agentes vivos como productores, transmisores y portadores de patrones culturales identitarios, ya que ningún patrimonio posee valor como tal, a menos que la gente se lo otorgue, que deposite en él significaciones y sentidos construidos colectivamente desde la convivencia cotidiana. En el caso de la danza, se trata de un fenómeno donde confluyen en una misma instancia expresiones intangibles -las musicales, las icónicas, las kinésicas- junto con otras tangibles -el vestuario, los instrumentos, el espacio escénico, por ejemplo- que la singularizan incomparablemente, como una manifestación simbólica de arraigo en la comunidad.
-El proyecto propone que la “comunidad de la danza” tenga participación activa en la defensa de sus derechos, para no depender de la conducción política de turno. ¿A qué se debe?
Sin dudas que el artistado aprendió mucho durante los años de democracia. Sabido es que los cambios de gobierno pendularon desde el apoyo, al desconocimiento de la actividad. Y en su intermedio todas las instancias imaginables. Es por eso que desde el anteproyecto se diseñó la idea de que un Instituto a crearse sea el espacio concentrador de recursos que abastezca las necesidades de los miembros de la comunidad. Y así, para llevar a cabo estas acciones, se propone crear el Instituto Federal de la Danza (IFDA). Este organismo se propone como un ente autárquico, donde los fondos recaudados por el Estado a través de los denominados “impuestos internos” -básicamente a la producción de objetos suntuarios- y de lo recaudado por el impuesto a los juegos de azar, se le remitan en forma directa, y los administre a través de un Consejo federal.
-¿En qué emplearía esos fondos?
En garantizar políticas estratégicas de largo plazo. Se evita de esta manera que la política cultural para la danza quede supeditada a la buena voluntad del funcionario de turno; y se convierte la comunidad de la danza en parte activa en el desarrollo de este proceso.
Para participar de las reuniones del Área Metropolitana de cara al 29A: https://www.facebook.com/porlaleynacionaldedanza/photos/a.458517254212849.114582.373743829356859/1074735399257695/?type=3&theater
Para sumarse desde todo el país: Ley Nacional de la Danza