El jueves pasado se inició la 39° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Como viene sucediendo desde hace décadas, algunos pequeños editores y los escritores logran subsistir en un espacio hegemonizado por las multinacionales y los multimedios informativos.
La Feria Internacional del Libro de la Ciudad de Buenos Aires es considerada uno de los grandes sucesos culturales del año. Bajo el lema “Libros como puentes” elegido para este 2013, durante las tres semanas otoñales que dura la exposición organizada por la Fundación El Libro -entre el pasado jueves 27 de abril y el próximo 13 de mayo-, más de un millón de personas visitarán el predio de la Rural en la que se ha convertido desde hace tiempo en la Feria más concurrida de habla hispana.
O sea, un excelente lugar para hacer negocios ante una numerosa clientela, piensan por lo bajo -por favor que no se escuche- los grandes promotores de esta “fiesta cultural”. Con el opulento auspicio del Grupo Clarín, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Revista Ñ, Celulosa Argentina, Compumundo, Banco Provincia, MetLife, Galicia y La Nación, entre otros, en los 45.000 metros cuadrados que ostenta este evento se podrá encontrar a más de 450 expositores que representan a alrededor de 5000 sellos editoriales.
A diferencia de otros emprendimientos más autónomos, uno de los principales obstáculos para los pequeños editores argentinos una vez más es el precio del stand, que privilegia la participación de los grandes grupos económicos por sobre los independientes y los que sin serlo no logran invertir el dinero requerido. La Feria dispone un valor por metro cuadrado a ocupar por los puestos de libros en los respectivos pabellones de colores que la conforman, por lo que cada editorial o grupo mediático puede tener la cantidad de espacio que su billetera le permita.
El valor del metro cuadrado en 2013 es de $1600 y el mínimo de espacio a alquilar es de 12 metros cuadrados, por lo que una editorial para obtener un lugar debe desembolsar, por lo menos, $19.200, y aun así se encuentra en inferioridad de condiciones ante multinacionales o grandes medios de comunicación que pueden ocupar mayor longitud.
A contramano de lo que indicaría esta lógica, la Directora Ejecutiva de este evento, Gabriela Dadamo señaló que este año “aumentamos muy poco” el precio de los stands, solamente “un 12%” en relación con 2012 ya que “tratamos de ser una feria inclusiva”.
Palabras al margen, editores independientes y no tanto apelan a la imaginación y a la unidad para lograr hacer visibles sus productos en un espacio con una cantidad inusitada de visitantes. En algunos casos, entre siete u ocho sellos juntan la plata para pagar por el mínimo posible de metros cuadrados y compartir el lugar. En otros, la solidaridad de algunas editoriales que poseen espacio propio -o el cobro de un porcentaje por las ventas- les permite a otras ubicar sus títulos ante la muchedumbre que se hace presente de forma diaria.
Mientras tanto, la revista Ñ o ADN de La Nación vuelven a ocupar lugares cualitativa y cuantitativamente ventajosos, y el stand “Café Amsterdam”, dedicado a dicha ciudad, elegida como “invitada de honor” en la feria este año, contará con 120 metros cuadrados para sí sola (casi $200.000 de inversión), diez veces más que los puestos más chicos. En esta feria la cultura, como se ve, es más cultura si la hacen los que tienen más plata.
Entre los eventos que destaca la publicidad oficial este año encontramos la, a esta altura de los acontecimientos infaltable, “Papamanía”, con charlas, conferencias, dos best seller y tres títulos inéditos dedicados a don Francisco, además del ciclo denominado “Milhojas” donde los visitantes podrán compartir espacio con cocineros gourmet y enólogos, además de, por supuesto, comprarles sus libros.
Perlitas en el fango
Desde Marcha elegimos recomendarles a nuestros lectores que quieran visitar la Feria otras cosas. En principio, pueden aprovechar la elección de Amsterdam como ciudad invitada para conocer un poco más sobre una literatura que a nuestro país llega muy poco: la holandesa. Este año participarán de la Feria los escritores Cees Nooteeboom, Herman Koch y Arnon Grunberg, y se presentará una selección de los más relevantes narradores de Holanda, como Douwe Draaisma, Gerbrand Bakker y Maarten Asscher.
Además de la conferencia inaugural dada por el Sudafricano John Maxwell Coetzee, premio nobel de literatura diez años atrás, pasarán por los pabellones este año los españoles Javier Cercas, Rosa Montero y Arturo Pérez-Reverte, los franceses Jean Phillppe Toussaint, Mathias Ennard y Christophe Dejours, los alemanes Sarah Lark y Raúl Zelik, el coreano Han Kang, el ruso Vladimir Sorokin y los italianos Stéfano Benni y Alberto Fillippi.
Un lugar destacado tendrán los autores latinoamericanos, entre los cuales se presentarán el cubano Leonardo Padura –principal pluma actual de la isla y del continente- y su coterráneo Jesús Curbelo, los colombianos Jaime Abello Banfi y Laura Restrepo, los venezolanos Miguel Gomes y Gustavo Valle, Laura Esquivel y Juan Villoro de México, Walter Dresel y Amir Hamed de Uruguay, el brasileño Luiz Ruffato, Eduardo Varas Carbajal de Ecuador, José Pérez Reyes de Paraguay, el hondureño Horacio Castellanos Moya, el chileno Diego Zúñiga, el panameño Carlos Wynter Melo y Edgardo Rodríguez Juliá de Puerto Rico. Esto permite un inusual diálogo entre el público lector argentino y los escritores de Nuestra América que bien vale la pena no perderse.
Por último, en el Festival Internacional de Poesía que se desarrollará en el predio entre el 3 y el 8 de mayo podremos disfrutar del renombrado autor cubano Miguel Barnet, del español Juan Carlos Mestre y del palestino Zakaria Mohammed, entre otros.
En cuanto a las presentaciones de libros políticos o históricos, destacamos la del 1 de mayo que realizará el periodista venezolano Modesto Emilio Guerrero de su biografía de Chavez –Chávez. El hombre que desafió a la historia-, la del domingo 5 de Roberto Perdía –Montoneros. El peronismo combatiente en primera persona-, que contará con la participación en el panel de Vicente Zito Lema y del autor, y la del 12 de mayo de El Che en la revolución cubana, escrito por Orlando Borrego, además de la edición de Lenin. Obras Selectas, realizada por el IPS.
Como vemos, entre la desigualdad económica evidenciada, el marketing derrochado, los auspiciantes, los costos de los puestos para los editores y de los libros para los visitantes, podemos notar que, al igual que sucedió días atrás con el BAFICI, la heterogeneidad de la Feria del Libro de Buenos Aires aún da algunos motivos que merecen atención, sobre todo en los lugares de lectura, las conferencias y charlas de escritores, las presentaciones de libros y los espacios temáticos existentes. El costo de las entradas es de $20 de lunes a jueves y de $30 de viernes a domingos y feriados. Los horarios son los siguientes: Lunes a jueves de 14:00 a 21:00, viernes de 14:00 a 22:00, sábados de 13:00 a 22:00 y los domingos y feriados de 13:00 a 21:00.