Rumbo al domingo, la micro militancia no se detiene y una vez pasado el debate presidencial, el protagonismo de la voluntad popular está cada vez más cerca. La región mira a la Argentina: está en juego un gobierno y también la vida tal y como la conocemos.
Por Redacción Marcha | Foto: Catalina Distéfano
Finalmente, el 19 de noviembre conoceremos al próximo presidente de la Argentina, quien gobernará durante los próximos cuatro años en un contexto interno complicado y un contexto internacional con dos frentes de guerra en el mundo abiertos. De las 27 fórmulas que se presentaron para las elecciones primarias (las PASO), solamente quedan las de Sergio Massa, por Unión por la Patria y la de Javier Milei, por la Libertad Avanza.
Es la séptima elección presidencial desde 2021 que se define en segunda vuelta en Sudamérica. Salvo Paraguay, donde el balotaje no existe, desde las elecciones en Ecuador en febrero de 2021, pasando por Perú, Chile, Colombia, Brasil y finalmente las de Ecuador en agosto último, todas llegaron a esta instancia. Más que un dato de color, un escenario de disputa entre dos bloques regionales que de manera general podríamos situar como izquierdas/ progresismo/ centro y derecha conservadora/ ultraderecha fascista.
En la Argentina, y tras la derrota -en las generales y en el mapa político- de Juntos por el Cambio (Jxc), la disputa para el domingo llegó acompañada de una reorganización de los distintos actores, sobre todo en el campo opositor. Quizás el dato más novedoso del cierre de esta campaña sea el desplazamiento de la que supo ser la principal oposición en los últimos 10 años por parte de una nueva fuerza de ultraderecha. La alianza Macri- Milei aglutina a los sectores más antipopulares de la derecha clásica junto con sectores que reivindican la dictadura, niegan la crisis climática, plantean retroceder en derechos de las mujeres y disidencias y avanzar sobre el ingreso de las y los trabajadores.
Del otro lado, el triunfo de Sergio Massa en las elecciones generales representó un pequeño respiro pero con una moderación ya que todavía la amenaza no se acalló. Desde el 22 de octubre hasta esta semana previa a las elecciones, el ministro candidato concentró sus esfuerzos en mostrarse en territorio de los adversarios. Dando noticias en medios como TN, La Nación, incluyendo al periodista Majul, conocido antiperonista, y planteando una serie de políticas con guiños a sectores votantes de Milei y de Larreta, como los trabajadores de plataforma y un cambio en la política de planes sociales orientada hacia la inserción laboral, una propuesta tomada del ex precandidato del PRO.
Massa también apeló a una estrategia parecida a la de Lula da Silva en Brasil, llamando a conformar un “gobierno de unidad”. Esto representó que en los últimos días fuerzas de distintas tendencias llamaran a votar por él, desde el Partido Socialista, que no apoyaba en una elección al peronismo desde 1973, algunos sectores radicales, ex intendentes y concejales de JxC, hasta el Nuevo MAS e Izquierda Socialista, que se distanció del resto de partidos del FITU y llamó a un “voto crítico a Massa para frenar a Milei”.
Visto desde la perspectiva de la campaña electoral, la de Massa parece haber sostenido una coherencia mayor, sosteniendo una mirada de etapa por etapa para finalmente llegar a una apuesta por un caudal de votos en que de Larreta a Grabois, entran todxs, e incluso con apoyos que corren por derecha e izquierda a estos espacios (sin ir más lejos, el del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales). Esta visión también le permitió al actual ministro de Economía anticiparse a correrse del eje “kirchnerismo vs. antikirchnerismo” que aparece como la principal hipótesis de Milei- Macri, y consolidar apoyos alrededor del enclave democracia vs. autoritarismo o salto al vacío.
Feminismos: votamos a Massa
En el país donde los feminismos llevan organizados casi la misma cantidad de Encuentros que de años de democracia representativa tiene el país, analistas y consultores políticos descubren en esta instancia que “el voto de las mujeres” es “clave” para ganar la elección, el balotaje y derrotar al fascismo. Aun con el error persistente del candidato y ganador de las generales, Sergio Massa, de referenciar a mujeres y disidencias como “minorías” y no como la verdadera mitad más uno del país, los feminismos se expresaron y votarán por él.
Según declaraciones la noche de su triunfo, Massa admitió que quienes en mayor medida lo apoyaron para ganar las generales fueron las mujeres y en evidencia son además, quienes en la micro militancia pusieron a disposición de su candidatura las experiencias de organización legado de Madres, Abuelas, históricas, militantes y las pibas. Es que en las elecciones de la democracia, en el Nunca Más de las urnas, elles son protagonistas.
Con un debate público hiper concentrado en los medios tradicionales, las voces feministas faltan; y no es casualidad: en la extrema polarización de las opciones, las agresiones de una candidatura para la difusión ideológica fascista como la de Milei- Villarruel recaen sobre los cuerpos, territorios y psiquis de LGBTI+ y mujeres. Por eso, a través de cartas abiertas, ensayos de comunicación política, chats para convencer a indecisas, pegatinas y la creación de contenidos en usuarios como @votamosamassa los argumentos feministas existen y resisten. No son más “piantavotos”, son genealogía al servicio de una elección que quita la respiración pero que podría apuntalarles para seguir luchando por sus sueños.
Fandoms y la democracia del comunicado
En las últimas semanas aquella (vieja) práctica de los comunicados tomó la escena pública, pero esta vez no fue ni una organización social, ni un partido político, fueron los fandom.
Inesperadamente (o no) fans del grupo de K-pop BTS se nuclearon en una posición común, repudiar a las propuestas de Milei y sobre todo, el desprecio que su candidata a vicepresidenta desplegó hacia la banda. A pocos días, otro fandom hizo de las suyas e instaló la modalidad a una escala viral en redes sociales, lxs Swifties desde su organizada espera en el estadio de River por show de Taylor Swift, retomaron el posicionamiento de la cantante cuando se declaró en contra de Trump en las elecciones de Estados Unidos. Desde entonces, los comunicados se multiplicaron; clubes de barrio, clubes de fútbol, las míticas fans de Sandro – “Las nenas”-, y muchos más. Una vez más, lo creativo estuvo del lado de la invención popular y sorprendió con humor y una clara posición política.
La campaña ciudadana en medios de transporte también se convirtió en un hecho político, desde el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, quien recorrió los trenes, hasta quienes llevaron su testimonio en primera persona. Tal vez, el que más conmovió fue el de Ana Fernández, hija de la sobreviviente al Centro Clandestino de Detención Club Atlético Ana María Careaga, nieta de Esther Ballestrino una de las tres Madres de Plaza de Mayo arrojadas al mar aún con vida en los Vuelos de la Muerte. Ana Fernández decidió recorrer el subte en Buenos Aires y contar su historia, recordar que el genocida Jorge Eduardo Acosta, cometió delitos de lesa humanidad y quien hoy llama a votar a La Libertad Avanza. “Por favor, por la democracia, no voten a Milei”, concluía en sus discursos al despedirse.
Militancia
Quien se asoma por momentos a la escena electoral de nuestro país asiste a una suerte de “teatro del absurdo”. Existe una sensación generalizada de extrañeza ante lo que se ve y se escucha, una sensación que deja a buena parte del público en estado de perplejidad. El retroceso en el debate durante la campaña, propuesto por las fuerzas de ultraderecha, hoy reunidas en la alianza de Milei con Macri, obliga a negar los discursos que sostenían en torno a la venta de órganos, la libre portación de armas e incluso sobre la dolarización.
Si bien las propuestas de este estilo eran impensadas durante los primeros meses de la campaña electoral, tras conocer los resultados de las PASO los protagonistas del absurdo crearon sentido y buscaron volverse verosímiles. Así aquellas claves con las se solía estructurar el pensamiento político se desarticularon: Un quiebre el consenso democrático llegando a que los propios genocidas de la última dictadura militar también se alineen detrás del plan de Milei, Villarruel y Macri.
Tras transitar el primer asombro, el miedo comenzó a resignificarse en nuevas discusiones y diálogos colectivos. La creatividad popular, reconocida como “micro militancias” se activó en la calle y en las redes construyendo una nueva mística electoral. En los medios de transporte, los espacios laborales y las calles, la campaña a favor de la candidatura de Sergio Tomás Massa se comenzó a multiplicar. Historias en primera persona que reconstruyeron la memoria colectiva: desde los centros clandestinos y la guerra de Malvinas hasta el derecho a la educación pública y las leyes contra las violencias hacia las mujeres.
La suerte ya está echada, solo resta ejercer el derecho al voto en clave de autodefensa. No estamos dispuestas a regalar nuestras vidas, la historia y las palabras al fascismo. Sabemos que, con sus defectos y complicidades, la democracia es el escenario en donde poder continuar las luchas por la ampliación y el reconocimiento de todos los derechos. Todo lo que falta para ser libres, iguales y felices nunca podrá ser alcanzado en un gobierno de extrema derecha.