Sergio Massa fue el candidato más votado en las elecciones generales que se realizaron el domingo para definir quién gobernará Argentina. Ante la emergencia de una candidatura de difusión ideológica fascista, la oportunidad de transformar la frustración en política y la importancia histórica del voto feminista de mujeres y disidencias para decir “no pasarán”.
Por Redacción Marcha | Fotos: Barbara Leiva (FARO, Colectivo Fotográfico)
Sergio Tomás Massa fue el candidato más votado en las elecciones generales que se realizaron el domingo para definir quién gobernará Argentina. El ministro de Economía y presidenciable de Unión por la Patria (UxP) logró “darla vuelta”, y con el 36,6% de los votos protagonizará el balotaje el próximo 19 de noviembre contra una candidatura de difusión ideológica fascista que lleva a Javier Milei como figura principal y que llegó al 29,9%.
Fuera del balotaje quedó Juntos por el Cambio (JxC), encabezado por Patricia Bullrich, quien obtuvo el 23,8% de los votos. En esta elección perdió más de 620 mil votos pese al aumento de la participación. Si bien la ecuación de elección de tres tercios se repite con sus matices, se destaca la elección de Juan Schiaretti de Hacemos Por Nuestro País quien obtuvo un 6,78%, duplicando su alcance durante las PASO y que muestra una correlación directa con la caída de JxC. Por su parte, el Frente de Izquierda Unidad, representado por Myriam Bregman, retuvo el 2,70% logrado durante las PASO y sumó un nuevo diputado a su bancada.
Con más de 8 puntos de diferencia, la participación de las elecciones generales fue mayor a la de las últimas primarias, llegando al 77,6% del electorado. De esta manera, el triunfo de Sergio Massa no sólo se destaca por haber logrado una diferencia de más de 6 puntos con su primer opositor, sino también por su crecimiento de 15 puntos en relación a las PASO en un contexto hostil de especulación y terrorismo económico.
Además, es importante mencionar el respaldo de la voluntad popular sobre la gestión de Axel Kicillof, reelecto gobernador de Buenos Aires y quien se erige como figura de relevancia nacional al lograr casi el 45% del apoyo. El economista marxista es quien configuró el resultado de las elecciones del domingo como un “nunca más” de la sociedad argentina a la violencia política, al odio hacia lxs adversarixs y la reivindicación del terrirismo de Estado.
Y si hablamos de los grandes perdedores de la jornada, debemos mencionar al ex presidente Mauricio Macri y su estrategia para Juntos por el Cambio (JxC), quien -por impericia, capricho o maldad- arrastró a su destrucción a la coalición de derecha que por estas horas debate su ruptura ante el balotaje y tras casi diez años en la política argentina.
El único triunfo (parcial) de JxC se pudo ver en su único y último bastión: La Ciudad de Buenos Aires. Allí Jorge “el primo” Macri se impuso a Leandro Santoro de UxP con un 49,6% frente a un 32,2%. Números que indican, por segunda vez en la historia de CABA, la realización de un balotaje.
También el discurso “anticasta” que supo regar La Libertad Avanza (LLA) en voz de influencers, youtubers, brokers y referentes antiderechos y que hoy ruega -¿o mimosea?- por los votos de quienes representan los valores más tradicionales y conservadores. Es que a pesar de las horas de normalización del fascismo en medios y redes, el odio político y la crueldad hacia otres no ganó en las urnas de los 40 años de recuperación democrática.
Cronología del nerviosismo y la ansiedad
Alrededor del mediodía ya habían votado casi el 30% de quienes se encontraban empadronadxs para participar de las elecciones en todos los territorios. Fue cuando votó Massa, quien carga el desafío de representar la unidad de los sectores populares y feministas para enfrentar a la ultraderecha y el fascismo transformando la frustración social en una nueva oportunidad para la política.
Desde Tigre, al norte de la provincia de Buenos Aires, y con un mensaje que tuvo eje en “cuidar los derechos y los ahorros de los argentinos y las argentinas” y en “transmitir tranquilidad”, Massa llamó al resto de las y los políticos a tener “responsabilidad” para “seguir construyendo lo que viene”. El futuro en tiempo presente: en las elecciones a 40 años de la recuperación de la democracia se votó, en el día de la identidad, con la presencia de delegaciones solidarias sin fronteras ocupadas por el porvenir inmediato de la región.
Luego de una jornada de muchos nervios, hacia las 19 hs, cuando tan sólo había pasado una hora del cierre de las mesas, la esperanza comenzó a multiplicarse. Mensajes de fiscales y de autoridades de mesas de diferentes lugares comenzaban a dar por ganador a Sergio Massa y lo distanciaban, significativamente, del candidato Javier Milei que aspiraba a ganar en primera vuelta.
¿Dónde están las feministas?
En esta elecciones y ante la emergencia y dominio de la agenda mediática de una candidatura fascista que tiene el objetivo de mediano y largo plazo de la difusión ideológica, el voto y la micropolítica de las mujeres y disidencias es y será otro hito en la memoria de nuestros pueblos que en las elecciones argentinas dijeron: ¡No pasarán!
Según afirmó Sergio Massa, el candidato ganador, la mayoría de quienes acompañaron en votos a UxP fueron ellas y elles. Es que durante las últimas semanas de aire a quienes conforman la candidatura fascista, la difusión del odio se dirigió hacia quienes siguen siendo las más empobrecidas y endeudadas en nuestro país.
Ya sea contra la provocación de legalizar el abandono paternal de les niñes o la apología a la pedofilia o la pretension de controlar nuestros cuerpos de llegar al Estado, fue un voto rechazo y por coyuntura, por los derechos conquistados, por el poder simbólico y por la historia, fue por los feminismos que siguen siendo motor de las transformaciones. Otra eventualidad sociocultural y política donde “las mujeres” fueron protagonistas y decidieron.
Y fue además, otro factor de consolidación de las que seguramente serán las propuestas principales de la plataforma de Massa como presidente que tendrá el desafío de no achicarse y que su llamado a la “unidad” no sea solo con los varones cis y privilegiados sino también con espacios populares, feministas, ambientalistas de todo el país. Porque en el balotaje “votar con la bandera” para derrotar al fascismo es más que el celeste y blanco.