Por Juanma Olarieta
Primero fueron las “revoluciones” de colores en los países que emergieron de la caída de la Unión Soviética; la guerra de los Balcanes se llevó por delante a Yugoeslavia, estandarte de los “países no alineados”; luego fue la “Primavera Árabe” y es posible que ahora le toque el turno a Argelia, que tiene elecciones presidenciales en 2019.
La desestabilización de esos países no fue elegida de manera aleatoria: Argelia ha sido siempre un baluarte del Tercer Mundo y actualmente defiende al gobierno de Damasco con una energía inusual dentro del mundo árabe porque hace 25 años fue uno de los primeros países en padecer los embates del yihadismo.
La semana pasada trascendió que el general Nazzar había viajado a París para entrevistarse en secreto con agentes de Hollande. Nazzar fue uno de los promotores del golpe de Estado de 1992 que desencadenó una brutal guerra contra el yihadismo en Argelia.
No obstante, el 13 de setiembre del pasado año el Presidente argelino Bouteflika inició una purga militar que afectó especialmente al DRS, los servicios secretos argelinos. El general Toufik, que ostentaba la dirección de los mismos desde 1990, fue destituido y con él se tuvieron que marchar su ayudantes, como el general Hassan, director del contraespionaje, que ha sido condenado a cinco años de prisión.
El jefe de los purgados es el general Nazzar, que ha acudido a París para demostrar a Hollande que están en condiciones de hacerse con las riendas del país.
El golpe de Estado en Argelia presenta, pues, la forma de una acusada pugna entablada en las más altas esferas políticas que afila las uñas para las próximas elecciones.
Una vez fuera de sus cargos, a los militares y espías argelinos se les ha ido la lengua y sus revelaciones las han publicado los medios dependientes del Centro de Comunicación y Difusión, que hasta ahora financiaba el general Toufik.
Es el caso de la cadena privada “Khabar” que ha difundido cerca de dos horas de entrevista con el coronel Mohamed Tahar Abdesselem, encargado de la sección de Oriente Medio del DRS. Entre otros datos, en su entrevista el coronel Abdesselem relata el golpe de Estado de 1992.
Aquel golpe adoptó la forma de un “interrupción de las elecciones”. En la primera vuelta de las elecciones legislativas ganaron los islamistas del FIS y ya no tuvieron ninguna opción más: los militares se hicieron con el poder.
El coronel cuenta que las elecciones fueron un simulacro. En realidad, el golpe estaba preparado desde 1990, cuando al general Nezzar le nombraron ministro de Defensa y al general Toufik director del DRS.
Los militares estaban dispuestos a admitir cualquier situación, excepto una victoria electoral de lis islamistas. El coronel se lo advirtió al dirigente de los islamistas, Abassi Madani, a quien conocía de una estancia común de ambos en la cárcel.
Al saber las relaciones del coronel con el dirigente islamista, el general Toufik le destituyó, junto con otros diez oficiales.
En este relato faltan, evidentemente, los protagonistas mayores, los imperialistas, que nunca dan la cara. En este caso se trata de los imperialistas franceses y el motivo del golpe de Estado y de la destitución del coronel, según contó a la televisión argelina, no era otro que mantener las buenas relaciones entre Argelia y Francia.
Francia no puede admitir que en la otra orilla del Mediterráneo nada se le vaya de las manos. Ni en las elecciones truncadas de 1992, ni en las previstas para 2019.