Las sierras cordobesas están siendo escenario de uno de los incendios más grandes en su historia. En tan solo cinco días ardieron 50.000 hectáreas, lo que está dejando un saldo de más de 500 evacuados y alrededor de 100 focos en toda la provincia.
El invierno en la región del centro de Argentina genera las peores condiciones climáticas a la hora de evitar incendios forestales. La sequía y los vientos fuertes facilitan el escenario ideal para que éstos se propaguen rápidamente. Estas mismas condiciones, pero en 2003, provocaron un incendio en las sierras que duró más de dos meses, con cientos de focos que incineraron más de 140 mil hectáreas en toda la provincia.
El fuego comenzó el viernes al mediodía en las cercanías del Valle de Calamuchita. Según las primeras informaciones, el primer foco se dio cuando una máquina en mal estado, en el campo del empresario Guillermo Trufó, provocó una chispa que inició las llamas. El operario de la máquina, obrero del aserradero donde estaba trabajando, está acusado por “incendio culposo agravado”. Después del primer fuego, otros focos no tardaron en desplegarse por toda la sierra, ayudados por vientos que superaron los 70 kilómetros por hora, un índice de humedad en el ambiente por debajo del 5 por ciento y meses de ausencia de lluvia.
Otro factor para tener en cuenta lo aportó el periodista José Fernández desde Córdoba. En diálogo con el programa “Con el pie Izquierdo” por Radio Sur, Fernández mencionó otro aliciente que tuvo este incendio: los bosques de pino. El pino no es un árbol autóctono de la región y fue introducido por el negocio del papel y la madera. “Las 35 mil hectáreas de pino absorben mucha cantidad de humedad del suelo. Estos pueden ser algunos de los factores por los que se ayudó a que el fuego creciera tan rápido”. Además estas plantas desprenden material de sus ramas como piñas y “lana de bosque”, que generan condiciones para que el fuego vaya con mayor rapidez.
El gobernador de la provincia, José Manuel De la Sota, adelantó que “el fuego no se va a parar hasta que no lleguen las lluvias”. Esta situación deja pocas esperanzas para que cese hasta, al menos, dentro de dos días. Por su parte, el gobierno nacional recién ayer intervino en el conflicto y mandó “40 combatientes, 8 vehículos terrestres adaptados para el fuego, 3 aviones hidrantes, 1 avión vigía y 1 helicóptero para transporte de personal”, anunció el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina desde Casa Rosada. El secretario de Seguridad, Sergio Berni, adelantó que se pidió colaboración a la nación chilena para alquilar aviones hidrantes para combatir incendios.
Hasta el momento, hay decenas de localidades evacuadas. Hacia el sur de la provincia, en las localidades de La Granja, Ascochinga, Santa Catalina, La Paz y Cañada del Río Pinto de las sierras chicas, Villa Ciudad de América, Alta Gracia y Alpa Corral se siguen combatiendo los incendios. Las localidades de Yacanto y El Durazno fueron las más afectadas, ya que un viraje en el viento provocó que las llamas llegaran a decenas de viviendas que tuvieron que ser evacuadas. A pesar de los datos que se informan desde el gobierno cordobés, por la magnitud del incendio no es posible contabilizar con exactitud las pérdidas materiales que está causando esta catástrofe.
La situación en las pequeñas villas afectadas por el incendio provocó que los vecinos se auto-organizaran para defender su tierra y sus animales. Según José Fernández, la situación política local hizo que “el gobernador de Córdoba quiera hacer ver que la provincia es autosuficiente, y se demoró en pedir ayuda a Nación”. En el mismo sentido, desde Villa Animi, Celeste Camacho del “Colectivo sin frenos”, explicó a Radionauta que “los vecinos son los únicos perjudicados por las internas entre el Delasotismo y el Kirchnerismo.” Además, comentó que “los vecinos estamos utilizando una casa de base donde hacemos la comida y distribuimos brazos para contrarrestar el fuego. El fuego es destructivo y hemos tenido algunas indicaciones de los pocos bomberos que hay sobre cómo actuar, pero no alcanza.”
José Fernández también mencionó un reclamo que se hizo sentir cuando no se nota un desarrollo de infraestructura para combatir este tipo de incendios. Los cordobeses pagan un impuesto para “incendios” que es cobrado con la factura de luz del EPEC. Según explicó Fernández “de la recaudación del impuesto se calcula que son unos 60 millones de pesos anuales. Si lo multiplicamos en 10 años debería haber una estructura más fuerte que un camión de bomberos para apagar incendios.” “Este incendio dejó ver que no hay estructura”, concluyó.