Argentina aprovechó al máximo su capacidad ofensiva y liquidó rápido el amistoso con Suecia, que terminó con un 3-2 mentiroso. Los goles de la victoria los anotaron Higuaín (2) y Agüero.
En la previa era una prueba interesante para comenzar el año: la Suecia de Zlatan Ibrahimovic, acompañado por otros nombres menos importantes pero que juegan en las ligas de primer nivel de Europa. Pero Argentina lo convirtió rápidamente en un trámite gracias a los “cuatro fantásticos” que tiene adelante y tras liquidarlo a en 20 minutos se dedicó a manejar la pelota y dejar una imagen más agradable que la que se pudo ver en otros encuentros.
Apenas habían pasado dos minutos de empezado el partido en el Estadio Nacional de Solna, cuando Di María arrancó en velocidad por el centro de la cancha y abrió a la izquierda para que Higuaín definiera a colocar y, aprovechando el desvío en un defensor sueco, pusiera el 1-0 para la Albiceleste. Si estos delanteros son peligrosos con el partido empatado, con espacios pueden ser letales y a partir del gol Argentina manejó a gusto la pelota, sin apurarse, con ambos laterales (jugaron Zabaleta por derecha y Campagnaro por izquierda) pasando al ataque y con Messi más retrasado, haciendo las veces de lanzador sin pisar tanto el área rival.
Pero cuando todo eran buenas noticias y el partido parecía encaminarse a un triunfo cómodo, volvió el fantasma de los problemas defensivos. Se sabía que Suecia tenía dos armas en ataque: en primer lugar Ibrahimovic, a quien los defensores neutralizaron bien, alejándolo del arco y volviéndolo inofensivo en los 45 minutos que estuvo en cancha; la segunda, el juego aéreo. Esa fue la única manera que tuvo Suecia a lo largo del encuentro para inquietar a Romero, y en el primer centro que cayó sobre el área argentina, Jonas Olsson le ganó la posición a Campagnaro en el borde del cuadro chico y fusiló con un frentazo a Sergio Romero, que no pudo sacarla.
¿Volver a empezar? Para nada. De la salida del medio llegó el 2-1, antes de que los suecos pudieran tocarla de vuelta. Nuevamente Di María por el centro, filtró un pase entre la defensa que parecía irse largo y Agüero -que estaba un paso adelantado- llegó justo para picarla de zurda sobre el arquero Isaksson. Esta vez Argentina no dejó que los escandinavos reaccionen: tres minutos después, a los 21, Messi pateó desde el borde del área, en uno de sus pocos intentos al arco, el arquero dio un rebote largo e Higuaín hizo lo que se espera de él. Un gol de goleador para el Pipita y partido liquidado muy rápido.
Con el juego desvirtuado, Argentina manejó a gusto la pelota, tocó mucho y tuvo incluso demasiada paciencia a la hora de acelerar en tres cuartos de cancha. Gago cumplió nuevamente en el papel de distribuidor y fue clave para que la Selección aprovechara los huecos a la espalda de la línea de cuatro volantes sueca, que tenía conformando el doble cinco a dos jugadores de poca marca como Källstrom y Svensson (aquel del tiro libre en Corea-Japón 2002).
Para el segundo tiempo ingresaron Ansaldi (que increíblemente jugó de lateral derecho siendo zurdo mientras Campagnaro, siendo diestro, se quedaba de “3”), Lavezzi, Coloccini y Banega, e incluso hubo tiempo para ver un rato de Walter Montillo y Franco Di Santo, que no tuvieron oportunidad de pesar en el partido. De lo poco destacable en la etapa final fue la increíble salvada sobre la línea de Isaksson, que luego de que Messi recibiera un pase profundo de Gago y se la picara, volvió atrás para sacarla de chilena justo antes de que ingrese. Ya sobre el final, el ingresado Rasmus Elm clavó un golazo de tiro libre para maquillar un resultado que a todas luces fue mentiroso.
Una buena prueba para la Argentina de Sabella, que se muestra más aceitada en un sistema que muestra los mismos problemas de los últimos tiempos: el tránsito rápido por el mediocampo y los defensores que no terminan de consolidarse, al margen de que la dupla Fernández-Garay lleva unos cuantos partidos y Zabaleta parece inamovible en el lateral derecho. Para la anécdota, Messi no hizo goles y jugó a un nivel apenas aceptable, pero claro, con otros tres a sus costados capaces de suplirlo cuando hace falta. Dos asistencias de Di María, dos goles de Higuaín y uno de Agüero, y además el mejor del mundo. Cuatro nombres que ilusionan pero que todavía, cuando falta menos de un año y medio para el Mundial, parecen no ser suficientes.