Por Leonardo Candiano. La joven cantora Celeste Táboas lanza este jueves su disco debut, Interior, en el que despliega un variado repertorio de sonidos latinoamericanos. Sus interpretaciones reavivan la tradición musical de la patria grande.
Celeste Táboas es una de las últimas gratas noticias de nuestra música. Y al decir “nuestra” hacemos caso omiso a fronteras nacionales para expandirnos por el resto del continente americano. En su disco debut, Interior, se anima a versionar clásicos como “Vidala para mi sombra” (de Julio Santos Espinosa) y “Cantora de Yala” (de una de las yuntas que más ha aportado al acervo cultural argentino, la del “Cuchi” Leguizamón y Manuel J. Castilla), y aborda además un landó de la peruana Chabuca Granda -“Cardo o ceniza”-, el pasaje venezolano “Pasaje del olvido”, de Simón Díaz, y un candombe del oriental Fernando Cabrera, “La casa de al lado”.
Editado por la Unión de Músicos Independientes y bajo producción propia, Interior se presenta este jueves 3 de julio en el Teatro del Viejo Mercado (Lavalle 3177, Capital Federal) a las 21:00. Allí la cantora porteña estará acompañada por Demián Ornstein en guitarra, Nicolás Croci en percusión, Nicolás Morykone en bajo e Iván Katzman en flauta traversa.
Con sus breves 29 años, Táboas ha dado en la tecla con un repertorio exquisito y una interpretación a su altura. No es fácil cantar tantos clásicos juntos y dar el piné, y esta promesa musical argentina lo logra. Interior arranca con la chacarera “Agüita demorada”, de los Hermanos Nuñez. Desde el primer segundo del tema en la voz de Celeste se palpa la audacia con la que asume la interpretación de estas canciones, a las que les da una respetuosa mirada actual. La zamba “Como flor del campo”, de Raúl Carnota, continúa el camino de un disco que desanda diversos hitos culturales creados por distintos compositores, desde nuestro país hasta Venezuela. Allí la guitarra de Demián Ornstein toma más cuerpo y acompaña a la siempre presente voz de Táboas. En ambos temas que inician Interior, Celeste se apega más a las versiones originales, lo que se nota tanto en el voceo y la modulación de su canto como en el acompañamiento musical que recibe.
En el “Huayno del diablo”, de Jorge Fandermole y Lucho González, por momentos a su voz le marcan el ritmo los muy buenos trabajos de Lionel Mortola en contrabajo y Nicolás Croci en percusión. Si el huayno denota alegría, eso tiene su contrapunto inmediato en el tema siguiente, “Vidala para mi sombra”, en cuya interpretación Táboas se aleja de toda posible estridencia, logrando una suave y telúrica vidala bien secundada en percusión y guitarra, y en donde asoma el violoncello de Patricio Villarejo.
A todo trapo resuena la versión de “Cardo o ceniza”, con una percusión que por momentos asume el primer plano, esta vez de la mano de Carolina Cohen. Luego llega el valsesito “Cuando llora mi guitarra”, de Augusto Polo Campos, y el vertiginoso “Pasaje del olvido”, con la presencia de Wismer Jiménez en el cuatro.
El vértigo del ritmo venezolano se calma con la muy bella zamba “Cantora de Yala”, uno de los puntos más altos de todo el disco, tema que antecede a la por partes rockera “Beatriz Durante”, chacarera de Carlos Aguirre. La canción “Darte Luz” (de Elizabeth Morris) nos regala la presencia de Bernardo Baraj en saxo antes que Celeste cierre el disco con el arribo de la música de la otra orilla del plata gracias a “La casa de al lado”, con Agustina Martínez, Federico Balliriain y Esteban Palacios en la cuerda de tambores.
Táboas se adentra así en el paisaje americano, en nuestra cultura, en nuestra identidad. Eso, lo más propio, es el interior de Celeste en este disco, que si bien toma obras clásicas, contiene una moderna estética lograda a través de originales arreglos musicales y con la presencia de elementos propios del jazz y la música contemporánea.
Llama gratamente la atención el repertorio elegido, tanto en términos compositivos como rítmicos, lo que otorga originalidad a esta propuesta artística que da así sus primeros pasos.
Completa resulta entonces la producción que nos ofrece Táboas en estos once temas con los que sale a la cancha por primera vez. Con ellos, anota su nombre en la discografía folklórica argentina, y nos plantea este jueves una linda excusa para animársele al frío del invierno y salir a visitar el Teatro del Viejo Mercado. Que así sea.