Por Redacción Marcha
En la jornada en que el Senado vota el proyecto de Ley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, se realizó una apostasía colectiva. Conversamos con la Coalición que la lleva adelante y con personas que decidieron desafiliarse de la Iglesia católica.
La Coalición Argentina por un Estado Laico, una organización de creyentes y no creyentes, promovió una apostasía colectiva. A metros del Congreso, en el marco de una jornada histórica, el hecho fue otro paso en el camino que impulsan por la separación definitiva del Estado y la Iglesia. Conversamos con sus integrantes para conocer su recorrido y los objetivos de esta coalición.
¿Cómo surgió la idea de esta iniciativa?
Somos una organización de creyentes y no creyentes, que trabajamos efectivamente por la separación absoluta de la Iglesia y el Estado. Hace aproximadamente 8 años que estamos en estas actividades, presentando proyectos de ley, trabajando activamente en el área política, haciendo denuncias, presentándonos en la justicia como amicus.
La apostasía en este momento nos parece clave: es una forma de decirle a la Iglesia Católica que cuando habla no habla en nuestro nombre, que no nos representa y que estamos totalmente en desacuerdo con sus políticas, sobre todo en materia de salud sexual y reproductiva.
¿Es cierto que por estar bautizado estas afiliado a la Iglesia?
Claro, la Iglesia funciona como si fuera una institución social, como si fuera un partido político. Es decir, te afilia a partir del bautismo. Ese hecho tiene una dimensión, podríamos decir, religiosa para la Iglesia, pero también te registran en un libro. Al registrarte en ese libro con todos tus datos te cuentan como parte de la institución. De esa manera, legitiman sus privilegios diciendo que la mayoría de la sociedad argentina es católica porque fue bautizada.
Nosotras y nosotros no queremos el bautismo compulsivo y que tengan el registro de las personas como parte de la institución. Queremos que cada quien pueda hacerlo en una edad que ya tenga conciencia y pueda tomar sus propias decisiones. La afiliación compulsiva no debería poder hacerse, es como si un partido político afiliara al niño a temprana edad y después dijera que son la mitad del país. Nuestra idea es justamente esa, de decir que esto tiene que ser por un respeto a la libertad de conciencia de cada uno y cada una.
¿Qué hay de cierto en que la Iglesia recibe un subsidio por cada bautizado, es decir, por cada afiliado?
No, la Iglesia recibe subsidios indistintamente de la cantidad de fieles que tiene. Por eso decimos que es un gesto político-simbólico, pero la forma en que legitima todos esos privilegios que tiene -económicos y simbólicos- es a través de haberse metido en todos los eventos importantes de las personas y transformarlo en un rito. Por lo que vamos es por ese cambio cultural, además del trabajo que hacemos en el ámbito parlamentario y judicial.
La Iglesia recibe más de 20 mil millones de pesos anuales por parte del Estado y miles de propiedades por año. Sólo en educación católica se van 18 mil millones de pesos, sumado a que reciben más de 300 millones de pesos por los capellanes en las fuerzas armadas de seguridad, más de 178 millones en lo que tiene que ver con sueldos de obispos, arzobispos, viáticos, becas a seminaristas, sueldos a curas párrocos de frontera. Es decir, esto es muy amplio. La separación de la Iglesia con el Estado significa mucho: significa la independencia económica de las religiones, y de la religión católica en especial, como así también la pérdida de privilegios de un sector de la sociedad.
Dijiste también que parte de esta coalición la integran creyentes que no sienten que la institución de la Iglesia las y los represente, pero igual creen en Dios y son parte de otros cultos.
Es el caso de Católicas por el Derecho a Decidir, por ejemplo, que es una institución formada por católicas, pero que no obedecen a la jerarquía de la Iglesia católica. Lo que buscamos desde esta coalición es la mayor diversidad. La sociedad debería ver a la diversidad como un valor positivo y no como algo que “hay que tolerar”.
¿Por qué decidieron en particular que hoy, en este día, tenían que realizar una apostasía colectiva?
La Iglesia católica viene siendo el principal opositor político de este proyecto, de que las mujeres puedan finalmente decidir sobre sus propios cuerpos, que tengan una autonomía absoluta sobre sí mismas y que no tengan una parte de su cuerpo confiscado por el Estado. Esto es un resabio del pensamiento católico, especialmente de los dos últimos siglos, porque incluso la Iglesia, hasta 1880, no concebía ni siquiera homicidio al aborto. Esto es una cuestión política que tiene que ver con un proyecto de poder que tiene la Iglesia y que no tiene que ver tanto con la cuestión teológica.
Nosotros venimos a contestarle a ese proyecto de poder, a ese proyecto de dominación, a través de este acto que a muchas personas las empodera, porque justamente les permite hacer esa ruptura mental con esta institución opresora.
Facundo, 22 años
“Estoy apostatando porque no me siento identificado con la Iglesia católica porque va en contra de mis derechos, porque siempre la Iglesia estuvo en contra de la libertad. Yo, por ejemplo, soy gay y ellos siempre estuvieron en contra, nunca les pareció bien, y por eso decido que no quiero pertenecer a eso.
Mariele, 32 años
“Decidí apostatar a pesar de estar muchos años en la Iglesia, y ser catequista y todo, porque me di cuenta de lo que era la institución. Me desencanté de la institución y después terminé cuestionándome hasta la misma religión. Y hoy día no quiero tener nada que ver con la institución Iglesia, por eso estoy haciendo la desvinculación total”.
Verónica, 48 años
“La iglesia católica nunca me representó ni desde que nací, ni a largo de toda la historia, sino que avaló los peores crímenes de toda la humanidad. Hace rato que lo quería hacer y nunca surgía la posibilidad. Tengo una prima que vive en Santa Rosa, ella ya lo hizo con una apostasía masiva, y ahora que tuve la posibilidad, lo hice. Hace rato que tenía ganas de apostatar y nunca tenía la posibilidad, me enteré hoy que estaban acá y me vine”.
Nimi, 70 años
“Estoy absolutamente a favor del aborto legal, gratuito y por la separación de la Iglesia con el Estado, no puede ser que seamos tan retrógrados y que todavía estemos unidos a la Iglesia. Hay que aprender de los uruguayos”.