Por Matías L. Marra. Se filtró en internet el corte original de la película Nèstor Kirchner, que estaba dirigido por Adrián Israel Caetano. Es un corte mucho más inteligente, muy lejos de la obsecuencia que caracteriza a la estrenada.
Desde que se empezó la producción de Néstor Kirchner, la película, generó controversias, que alcanzaron su grado mayor cuando se decidió cambiar de director. El director original era Adrián Israel Caetano, emblemático realizador del cine argentino actual. La dirección pasó a manos de Paula de Luque.
Paula de Luque fue la directora de Juan y Eva, estrenada en 2011. Es una directora que se asume polítizada pero que no hace cine político. Al año siguiente hace Nestor Kirchner, la película. ¿Hay contradicción más tonta que decir que se hace cine, pero que no es político? ¡Todo cine es político! Se tematice o no la cuestión política, toda obra es una visión del mundo, y eso es político.
Ayer, en el blog Los trabajos prácticos, apareció filtrado el corte original de Nestor Kirchner, la película. La nota en el blog, a cargo de Raffo, un twittero y bloggero opositor al Gobierno, subida por Gli Uccelli, avisa que la calidad no es óptima, ya que se trata de una versión offline (algo así como un boceto de película) que pasó por otros formatos antes, perdiendo definición de imagen y sonido. El bloggero dice además que el corte es mucho mejor. Y tiene mucha razón.
Caetano trabaja con elementos puramente cinematográficos, desarrollando narrativas y formas de contar más nuevas, más en la línea de los muy buenos documentales que se están haciendo actualmente en Argentina. Así, antes que una cronología que nos permita entender linealmente a Néstor Kirchner, como propone de Luque, presenta los ejes a tratar y los va deconstruyendo en una vuelta hacia atrás, historizando a Kirchner de manera más inteligente y creativa. A su vez, estos ejes que toca Caetano son muy diferentes a los de de Luque. Antes que construir su imagen familiar, su “se quedó con la más linda”, su personalidad en relación con su condición de dirigente, va a trabajar alrededor de la carrera estrictamente política de Kirchner.
Otro punto a favor del corte de Caetano es el uso del material de archivo. Mucho de ese material fue provisto por personas que dieron grabaciones de celulares, registros en video, que le aportan a la película una estética del píxel muy interesante. Aparecen nuevos puntos de vista, que el documental de de Luque silencia.
A la vez, genera movimientos internos del plano, juega con el material, lo interviene todo el tiempo. Detrás de cada imagen hay una persona, que es sincera y se anuncia como tal. Caetano rompe la transparencia solemne del corte de de Luque en favor de una presencia propia en el film.
Como afirma Emiliano Ruiz Diaz en su reseña en Marcha sobre el corte estrenado, Paula de Luque “no pretende en ningún momento involucrarse en contrastes o paradojas”. Y es en relación a esa noción donde el corte hecho por Caetano adquiere valor.
Caetano sí se hace cargo de las contradicciones del kirchnerismo. En este corte sí aparece Duhalde y se muestra incluso el apoyo que le brindó a Néstor en 2003. A su vez, Menem es llamado por el mismo Kirchner como “el compañero Ménem” en un principio, pero se parte de ahí para construir la oposición de Néstor Kirchner al ex-presidente.
Que exista este nuevo corte es un aporte notable para el cine. Ahora sí estamos ante una película buena. Roger Alan Koza, un crítico argentino de cine, escribió en su Facebook: “No dice qué pensar sino que permite pensar”. La anterior, la de de Luque, no era una película mala en tanto técnica, pero esa obsecuencia que recorría el relato la hacían casi una anti-película. Caetano se mueve en la delgada línea que separa al arte de la propaganda, pero se queda del lado del cine, de las películas. Es algo que de Luque ni siquiera pensó, porque ella no hace cine político.