La periodista deportiva repasó una jornada histórica y aprovechamos su mirada para dar cuenta del tratamiento de los medios al primer superclásico del fútbol femenino profesional.
Por Nadia Fink e Iván Barrera
Ángela lleva 24 años de periodismo deportivo. Muchos, la mayoría, de abrirse camino en una profesión históricamente masculinizada, donde el rol femenino se redujo por décadas a la mera estética. Desde 1995 recorre los pasillos de las señales deportivas más grandes del continente, cubriendo fútbol de primera, de ascenso, copas y hasta la final de un mundial.
Desde la desvalorización de la palabra por ser mujer en un deporte masculino, a ser criticada por trabajar embarazada, Lerena ha sabido poner el cuerpo y dar batalla frente a cuánta agresión le pusieron delante. Hoy le toca vivir una de las semanas más especiales de su carrera: el debut del fútbol femenino profesional y una entrevista a Diego Armando Maradona.
“El Superclásico de las mujeres fue especial porque éramos conscientes de que estábamos haciendo historia: ellas jugando su primer superclásico profesional y, de alguna manera, la transmisión estaba acompañando ese paso tan importante en la historia del fútbol femenino”, le dijo a Marcha unas horas después de que terminara el encuentro en la Bombonera y antes de salir en vivo en el programa “Primera tapa”, que conduce todos los días por TNTSports.
Ángela fue una protagonista más en este arranque del fútbol femenino. Con una palabra sumamente autorizada, llevó adelante una transmisión donde los detalles futbolísticos de lo que sucedía en el campo de juego se cruzaban con las historias deportivas recientes de las jugadoras. “Lo disfrutamos mucho, le pusimos mucha garra, mucho corazón. Y nos alegramos muchísimo cuando nos enteramos que al mismo tiempo, Maca Sánchez estaba haciendo dos goles para San Lorenzo. Eso completó nuestra alegría, porque es una luchadora por el fútbol femenino, por los derechos de las mujeres en el mundo del fútbol y todo lo que le pase bueno es absolutamente merecida y lo celebramos como una victoria propia. Fue un día de mucha emoción, con sensaciones que no son habituales para una periodista deportiva y terminó los dos días muy contenta y muy cansada”, detalló Lerena.
Sin embargo, la semana de Ángela tuvo aún más mojones en la (su) historia y comenzó un día antes, en la cobertura del último partido de la fecha del fútbol masculino donde Talleres de Córdoba recibió al Gimnasia de la Plata del Diego. “Ayer tuve que entrevistar a Maradona, esto fue totalmente distinto porque era un contexto de celebración en Córdoba, le hicieron una muy linda bienvenida y él está muy contento de estar en el fútbol argentino, la alegría que le trae el haber vuelto a su país. Más allá de lo deportivo, fue una entrevista distinta porque tuvo mucho de emoción, él estaba emocionado y yo también me emocioné, un poco me contagié de toda la sensación que había allí en Córdoba”, relató sobre ese momento.
Coberturas mediáticas: estar a la altura de las circunstancias
Ángela lleva veinticuatro años llevando una voz femenina, apasionada por el fútbol, feminista y militante. Sin embargo, el prime time futbolero se queda muy atrás frente a los pasos que da el fútbol femenino. En la cobertura mediática tradicional, el fútbol deja de ser un juego y pasa a ser un deporte de hombres practicado por mujeres.
Fanny Rodríguez tuvo su debut soñado con la azul y oro: en el primer clásico profesional de la historia le metió tres goles a su eterno rival. La goleadora de 35 años, con un gran recorrido en el fútbol femenino local, llevó su balón al estudio de TyC Sports al programa No Todo Pasa, conducido por el inefable Diego Díaz y donde pasa de todo menos periodismo. “¿Y tu esposo de qué equipo es? ¡Debe estar contento! ¿Ustedes también se putean dentro de la cancha como los hombres? ¿La noche anterior le decís: ‘mi amor no te me acerques que mañana tengo que jugar?’”, fueron las preguntas y los comentarios que Rodríguez recibió después de haber jugado el partido de sus sueños.
La entrevista siguió con comentarios que dejaron muy claro que ningún panelista había visto siquiera un resumen del partido. Las preguntas se refirieron siempre a la vida privada de la futbolista, a su relación con su marido, a si tenía ídolos masculinos en el deporte. El cierre fue una machiruleada en su máxima expresión: “¿Qué te gustaría ser cuando te retires?, ¿entrenadora o te gustaría ir al Bailando…, o ser como Sol Pérez?”.
Los medios gráficos también hicieron agua frente a tamaño suceso. Después de un año donde los Superclásicos masculinos mostraron de todo menos fútbol, donde lo que pasa afuera de la cancha da más que hablar que lo que pasa adentro, donde una fina debió jugarse en Europa, imaginemos por un momento cómo titularían los diarios una victoria tan contundente como un 5 a 0. ¿Se imaginaron? Volvamos a la realidad. “El superclásico de las chicas”, tituló Clarín, para dar cuenta de tamaña goleada y fiesta futbolística. Y acá llegamos a un tema central: la infantilización del fútbol femenino, reduciendo a deportistas a simplemente “chicas”, se reproduce en cada nota. La Nación se suma con un “las chicas del fútbol, ya vestidas de profesionales” y Olé no se quiere quedar atrás y aporta “las chicas estuvieron a la altura de las circunstancias”.
Es cierto que las jugadoras se dicen “chicas” entre ellas, pero la mención hacia afuera las coloca en un lugar de niñas jugando un juego de niñas. Tan simple como eso. Cuando los medios hablan de “chicos” en el fútbol masculino, se refieren en su mayoría a los juveniles (recordemos la era de “los chicos de Pekermann”, por caso): son esos pibes que vienen pidiendo pista pero a quienes todavía les falta. Las “chicas”, en este caso, llevan en muchos años de recorrido futbolístico y tienen hasta 39 años de edad. Celebramos el espacio que está teniendo el fútbol femenino en los medios hegemónicos, pero de verdad hay que estar a la altura de las circunstancias: no es tiempo de seguir refugiándose en lugares cómodos, frases hechas y pensamientos vetustos; si las mujeres copan la cancha, paran la pelota, distribuyen el juego, salen jugando, ganan y golean, los pseudo periodistas (con “o”) tienen que dejar de correr de atrás y cortar el juego. Y si no, nada de “siga, siga”; roja directa y a llorar al vestuario.