Por Nadia Fink
Continuamos con el especial #Rusia2018 #40AñosMundial1978. En esta oportunidad, entrevistamos a la periodista deportiva Ángela Lerena, que nos trae sus impresiones sobre el nivel de juego, el fútbol y el poder y el partido suspendido entre Argentina e Israel.
Ángela Lerena es periodista deportiva desde hace 20 años. Feminista, docente y activa en el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa), se para en la vida como en la cancha. Aguda en sus análisis, el campo de juego es su puesto preferido, porque allí es donde “todo pasa por contar, por narrar”, dice, en detrimento de la fórmula periodística de paneles discutidores, gritones y poco reflexivos.
En estos días, estuvo presente con su lucha por la legalización del aborto desde las redes sociales: “La despenalización del aborto no es una cuestión moral. Las mujeres que eligen abortar te pueden resultar putas, pecadoras, lo que vos quieras. Sos libre de opinar. No de imponer tu mirada moral-religiosa a quienes no la comparten. ¿Es delito abortar? Esa es la pregunta”, apuntó desde Twitter.
A horas del inicio del Mundial Rusia 2018, su mirada respecto del nivel futbolístico general, de la Selección y el recuerdo del Mundial 1978 que nos lleva, inexorablemente, a pensar el fútbol con relación al poder.
–¿Cómo ves el nivel futbolístico de este Mundial? ¿Tenes algún favorito? ¿y algún “antihéroe”, esos personajes o equipos que llegan como punto?
-El nivel futbolístico del Mundial es posible que sea un poco más bajo que el de Brasil, porque a Brasil había varios equipos favoritos que habían llegado un poquito mejor: por ejemplo, Alemania, España o Argentina. Pero creo que en el mundo hay una búsqueda de buen fútbol, de fútbol ofensivo, así que el nivel en general va a ser bueno.
Algún favorito… a mí siempre me gusta Alemania aunque insisto que me parece que no llega como el Mundial pasado, pero siempre es mi favorito, y después algún tapado que por ahí estamos observando poco que es Bélgica, que me parece que es un equipo que no estamos poniendo casi nunca en la lista de favoritos, y yo lo veo jugando muy bien y con jugadores muy asentados.
-¿Cuál es tu opinión sobre la Selección en la era post Grondona?
-La Selección está muy desordenada, desorganizada. Hizo un proceso muy desprolijo estos últimos 4 años, empezando porque cambió no solo de técnico, que pasó de Martino a Bauza, de Bauza a Sampaoli, sino también de estilo de juego, porque cada uno de los entrenadores tienen una forma de jugar totalmente distinta, y eso hizo que el rumbo se cambiara demasiadas veces.
Esto tiene que ver con que Grondona, para bien para mal, de una manera poco democrática, pero era efectivo en cuanto a que como él tomaba todas las decisiones, la AFA tenía un rumbo bien marcado y se avanzaba en ese sentido. Ahora, desde que él murió, en un proceso en el que se está acomodando el poder dentro de la AFA: hubo demasiadas personas que mandaron, demasiadas ideas contrapuestas, y eso muchas veces generó un desconcierto que hace que la Selección no llegue con la mejor preparación.
-Se cumplen 40 años del Mundial 1978. Con esa distancia, ¿cómo ves la relación entre fútbol y poder en ese momento y en la actualidad? ¿Y cuál el de la pasión, que se hace insoslayable?
-El fútbol y el poder siempre están vinculados, el fútbol es una gran herramienta de propaganda y todos los gobiernos lo saben y muchos lo utilizan. Quedó claro con el partido suspendido entre Israel y Argentina, en el cual Argentina tanto si se presentaba como en la situación que sucedió, que lo suspendió, dio un mensaje voluntario o no de intervención en Medio Oriente. Por eso el fútbol es una herramienta de propaganda muy importante, muy poderosa y siempre va a estar vinculado al poder; ahora, el fútbol también es un espacio donde se unen individualidades en pos de un objetivo, no solo los futbolistas, sino también afuera del campo los hinchas; y también es un buen espacio para visibilizar la posibilidad que tenemos de construir colectivamente alternativas. También se puede usar desde el punto de vista del pueblo como propaganda, como difusor de ideas de solidaridad, de igualdad, de unidad con el de al lado, y el ejemplo más claro es el abrazo en un gol con una persona desconocida. En Argentina hay muchas historias y muchas experiencias de hinchas de clubes que se han unido para salvar a su club, para salvar a su cancha, para salvar a su campo de entrenamiento, y bueno eso también es gestor de una épica colectiva que se puede dar dentro de la cancha, pero también afuera.
-¿Cuál es tu mirada sobre la suspensión del amistoso entre la Selección Argentina y la de Israel?
-Creo que el amistoso entre Israel y Argentina cuando cambió de sede, de Haifa a Jerusalén, se transformó en una trampa para la Selección porque Argentina iba a formar parte del festejo de los 70 años de la creación del Estado de Israel, y eso hacía que tomara partido voluntaria o involuntariamente por uno de los dos lados del conflicto que se está dando en esa zona de Medio Oriente, que además está muy caliente, porque la decisión de Estados Unidos de mudar su embajada de Tel Aviv a Jerusalén generó que el conflicto se recalentara. Y la Argentina, inevitablemente, iba a dar un mensaje de respaldo a Israel aunque no quisiera si lo jugaba, y ahora que no lo juega dio un respaldo también involuntario de respaldo a la causa Palestina, también sin querer. Por eso me refiero a que es una trampa: porque cualquier decisión que tomara Argentina iba a terminar dando la imagen de que respaldaba a uno de los dos sectores que están en conflicto sin quererlo.