En otro ida y vuelta con el ex DT y periodista, Ángel Cappa, el cronista se mete de lleno en el fútbol que regresó en plena pandemia. El público virtual, los festejos aislados, los homenajes a George Floyd y la polémica de los cinco cambios son algunos de los temas de esta entrega.
Por Gabriel Casas
Hola Ángel, ¿cómo estás?
Espero que bien allá en Madrid, al igual que tu familia y en especial tu hija María con quien de vez en cuando nos cruzamos mensajes en mis posteos de facebook.
En este cruce habitual nuestro quiero centrarme más en lo futbolístico, más allá de que no podamos evitar la influencia de la pandemia en el mismo.
Volvió la Bundesliga como puntapié inicial, después la liga española, la italiana y ahora la inglesa. O sea, las cuatro más importantes de Europa. Además, es terrible que en Brasil, que hay un millón de contagios y casi 50 mil muertos, Bolsonaro decretó el regreso del fútbol en el partido que Flamengo ganó 3 a 0. Más allá de la paparruchada de los cuidados descuidados ante el covid 19, algo que mencionamos y criticamos en nuestra anterior comunicación vía email, quiero sumarle la pantomima de hinchas virtuales en pantalla y del sonido como si estuvieran presentes.
Vi entero los dos partidos del Barcelona, especialmente por Messi, y también el del Manchester City ante Arsenal. Como preveía, en los goles del Barcelona pulularon los abrazos en los festejos de los goles, En cambio, en el de Inglaterra, chocaban los puños. Quiero destacar a favor de la liga inglesa y creo que fue por iniciativa de los futbolistas, acompañados por el resto de los involucrados que no ingresan en la cancha, su protesta en la lucha contra el racismo. Poner en el dorso de sus camisetas Black antes del apellido de los jugadores me parece genial. No todo está perdido. Ante el dolor de la muerte, ante lo ignominioso que es el racismo, es fundamental un mensaje. Además, con el minuto de silencio antes del partido dedicado por la muerte del afroestadounidense por la brutal policía de Estados Unidos. Un país históricamente con casos abundantes de esclavos negros y negras, de no permitirles los usos de los lugares públicos como a los blancos y blancas y que tuvo al Ku Klux Klan como el peor ejemplo de violencia racial.
Ya más en el juego propiamente dicho. Con el asunto de los cinco cambios, en la última clase virtual con mis alumnos y alumnas de periodismo deportivo tuvimos un debate interesante. Ellos y ellas me aseguraban la mayoría que lo veían bien por la cantidad de lesionados que hubo desde el inicio de la Bundesliga. De hecho, el Arsenal tuvo dos lesionados antes de los 20 minutos de juego, Para su desgracia entró David Luiz que tuvo una noche olvidable, con un error en el primer gol y con un penal que provocó su expulsión.
Yo les respondí a mis que no estaba de acuerdo con los cinco cambios por varios motivos. El primero, que favorecía a los equipos más poderosos en sus planteles, como si necesitaran encima esa ayuda extra. Después, que llegado el momento de juego, desnaturalizaba el partido. Y que el argumento, verídico, de las lesiones era una muestra de que se apuraron con el regreso del fútbol. ¿Por qué no probaron con una especie de pretemporada y con partidos amistosos? ¿Qué los apuraba? Obvio que el negocio de que la pelota vuelva a rodar con la excusa de que el fútbol es un entretenimiento en estas épocas nefastas. Igual, tu opinión como ex entrenador que tuvo tantos preparadores físicos, siempre será más interesante y con mayores fundamentos que la mía.
El abrazo de siempre,
Gabriel.
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Hola, Gabriel.
Yo sigo bien. Mi familia también. Entre otras cosas porque no hacemos caso a la euforia comercial que anuncia el fin del virus y el retorno a lo que llaman “normalidad”. Todavía no hay vacuna que lo reduzca ni remedio eficaz, por lo tanto el virus sigue vigente y acechando. El tema es que los grandes empresarios quieren seguir acumulando riqueza y mandan a la cancha a los laburantes. El gobierno, que en principio quería aplicar un impuesto por esta única vez, de emergencia, a las grandes fortunas y empresas, para así aliviar a las pequeñas empresas y a las trabajadoras y a los trabajadores, retrocedió rápidamente ante la presión del poder económico. Incluso la derogación de la reforma laboral, que como sabés es el robo de los derechos laborales a las y los trabajadores, que el gobierno español había acordado con el partido vasco Bildu, fue guardada en el cajón de los olvidos y las promesas incumplidas. No lo permiten los empresarios ya que es el instrumento por el cual tienen a una multitud de trabajadores y trabajadoras a su entera disposición en un sistema muy próximo a la esclavitud.
Voy a confesarte que veo poco fútbol actualmente. El circo que preparó la televisión española, simulando gente en las tribunas, y con sonidos ambientales de otros partidos con gente es, para mí, insoportable. De todos modos, vi algunos y bastante pobres en realidad en cuanto al juego. Los cinco cambios es otra mamarrachada, según mi opinión, ya que por un lado denuncia el apresuramiento en empezar y por otro, desvirtúa notablemente el juego. Es como jugar dos partidos en uno. Y según la opinión de Paco Seirulo, ahora encargado de la Masía del Barcelona, a quien le tengo un gran respeto por sus conocimientos, declaró que los cinco cambios en vez de evitar lesiones, las aumentarán. Tengo que consultarlo personalmente porque en la nota que le hicieron y leí no explicaba el por qué.
En España la lucha contra el racismo no tiene en el ambiente futbolero la misma intensidad que en Inglaterra. Ni parecida en realidad. El racismo, que como dijo un escritor español, es la lucha de clases en colores, se dirige hacia los negros… pobres y hacia, en general, otras razas… pobres. Los blancos ricos los utilizan para los trabajos más duros y al mismo tiempo los desprecian. Viene de lejos la cosa. Y EEUU es un país que se construyó en base al exterminio de los indígenas y la esclavitud de los negros, según afirmó con toda razón el cineasta estadounidense Spike-Lee. Agregó que tenemos que despertar porque “la mierda de la extrema derecha no está solo en EEUU. Está en todo el mundo”.
No pude ver el partido entre el Manchester City y el Arsenal, que me interesaba mucho, porque estaba en uno de los varios Zoom a los que estoy convocado por entrenadores, exjugadores y hasta periodistas en estos últimos tiempos. Lo veré, eso sí, en diferido.
En Argentina me parece muy bien que todavía no se autorice la vuelta al fútbol. Además dicen los científicos y los médicos que no saben por qué pero en invierno la COVID-19 aumenta su virulencia, cosa que disminuye en verano.
Leo que en Argentina el gobierno ha intervenido a la empresa Vicentín con el propósito de expropiarla. Me parece muy razonable teniendo en cuenta el desastre económico que generaron sus propietarios con actividades fraudulentas muchas veces en complicidad con el macrismo. Actividades que iban en perjuicio de la economía del País y de sus trabajadores y trabajadoras. Y también leo con estupor, aunque sin sorpresa, que la derecha cavernícola se opone a tan necesaria medida del gobierno, en defensa de la propiedad privada que para ellos es sagrada. No así en la Constitución donde pone el bien comunitario antes que cualquier cosa. Pero esa derecha política, igual que en España, representante del poder económico, es constitucionalista sin conocer la Constitución y menos los artículos que contradicen su ideología. De igual modo son católicos, pero si el Papa dice, como ha dicho muchas veces, que ” el capitalismo es un sistema que oprime al hombre”, “un sistema que mata” y que “el neoliberalismo es un sistema que conduce a la muerte”, entonces o miran para otro lado o critican al Papa. Por eso el mismo Francisco advirtió que por decir eso lo iban a acusar de comunista, “cuando no es más que la doctrina social de la Iglesia”.
Pero ya sabemos de sobra que la derecha no es, ni mucho menos, democrática, que nunca ha respetado ni respeta ni respetará a un gobierno auténticamente de izquierda y tampoco a un gobierno digamos progresista que afecte sus intereses o cuestione sus privilegios.
El asunto está en que los gobiernos de izquierda o progresistas o como quieras llamarlos, deben movilizar a los trabajadores y clases populares para aumentar su fuerza y gobernar a favor de los explotados y marginados, para ser verdaderamente democráticos.
En fin, como ves Gabriel, el asunto da para mucho más y, por ahora, el fútbol en esta situación límite y decisiva para el futuro de los pueblos, ocupa un discreto segundo plano.
Un abrazo y cuidate para gambetear al virus.
Ángel.