Por Natalia Pascuariello
El análisis de la participación femenina en la programación del Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA) durante 2017 arrojó resultados alevosamente dispares: apenas el 20 por ciento de la dirección teatral estuvo a cargo de mujeres y solo se estrenó una obra escrita por una dramaturga. “Necesitamos que las mujeres y otros géneros no binarios tengan el lugar que les corresponde en esa programación”, sostiene en esta nota la diputada por el FpV, Andrea Conde, impulsora del proyecto de Ley de Representación para el teatro estatal que será presentado hoy a las 16 en el salón Jauretche de la Legislatura porteña (Perú 160) junto con el proyecto para incluir perspectiva de género también en el BAFICI.
Inspirado en un reclamo del Teatro Independiente, el proyecto de Ley de Representación impulsado por la diputada Andrea Conde, se enmarca en un estudio de la participación femenina realizado en base a las diecisiete obras de teatro nacional para adultos publicadas y estrenadas en el Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA) durante 2017. Los resultados son alevosamente dispares: apenas el 20 por ciento de la dirección teatral y la iluminación estuvo a cargo de mujeres y solo se estrenó un texto escrito por una dramaturga. Las áreas de diseño sonoro y música original en manos de hacedoras alcanzaron el 11 y 15 por ciento respectivamente. Pero la brecha laboral se extiende también en el elenco, sector en el que la participación de actrices fue de 38 por ciento y el 62 por ciento de actores. En total, el 36 por ciento de los contratos estuvieron destinados a mujeres y el 64 por ciento a varones.
“Creemos que la regulación en el circuito oficial puede generar un efecto muy importante tanto en el independiente como en el comercial e incluso un efecto dominó en otros sectores e instituciones al poner el debate en estado público,” sostiene la presidenta de la Comisión de Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud de la Legislatura Porteña. De aprobarse, se aplicará en los cinco teatros que integran el CTBA: Teatro San Martín, Teatro Regio, Teatro de la Ribera, Teatro Sarmiento y Teatro Alvear -este último todavía permanece cerrado – en los equipos creativos y elencos, roles artísticos, de diseño y de producción.
-Hay una disparidad enormemente crítica en los roles de dirección teatral y dramaturgia. No así en el caso del vestuario, donde las mujeres ocuparon el 81 por ciento…
La historia siempre fue contada por varones y el relato de los pueblos también se escribe en las artes. La mirada de las mujeres quedó mayormente oculta. La de otros géneros más. Muchas mujeres ocuparon lugares muy importantes y dieron las grandes batallas de la historia, sin embargo muy poco se reproducen sus miradas, por eso figuras como Evita o Cristina generaron tanto revuelo en nuestra historia reciente, rompiendo con la idea de mujer que “acompaña” pero no lidera, no escribe historia. En cambio, sí tuvo adjudicado el lugar más “doméstico” y de exhibición de belleza. También es importante mencionar que ese único texto de dramaturgia de una mujer, al igual que todas las direcciones a cargo de mujeres son programación del Teatro Regio, probablemente porque está dirigido por Eva Halac, una mujer que evidentemente se hizo eco. En el resto de los teatros, tanto en dramaturgia como en dirección, hubo solo varones.
-¿Cómo surge la realización de este diagnóstico?
-Surge por un lado de la necesidad de avanzar en cada ámbito en la efectiva representación de las mujeres como trabajadoras, como creadoras, compositoras, como productoras de discurso. Porque la equidad no se proclama solo en movilizaciones o en talleres de género, sino que tiene que garantizarse en cada lugar para que haya un cambio efectivo en la sociedad. Por otro lado, habíamos visto un trabajo de visibilización que hicieron mujeres artistas escénicas en 2016 en el que publicaban preguntas dirigidas al público de teatro independiente con la intención de visibilizar que eran muy pocas las obras de mujeres que se veían. Y hay otros dos puntos clave que terminaron orientando este proyecto: el hecho de que en lo performático se crean y reproducen lógicas y dinámicas sociales, y que el Estado es responsable de garantizar igualdad. Entonces, en ese sentido, hay una superposición de responsabilidades: la de garantizar la igualdad expresiva y laboral a todos los géneros, la de garantizar una oferta cultural diversa donde las diferentes voces estén representadas, y la responsabilidad del Estado, cuya línea de gestión también es discurso.
-¿Hay diferencias respecto de años anteriores?
-No hicimos un estudio pormenorizado de años anteriores porque varios teatros del Complejo estuvieron cerrados por mucho tiempo, y durante esos años la discusión se redujo a pedir por su apertura. Hoy tenemos que discutir el contenido y su función social.
-¿Por qué sostiene que la participación de personas de géneros no binarios en la programación fue difícil de detectar?
-Porque más allá de los nombres, las fichas técnicas de los equipos creativos no explicitan el género de las personas, y por tanto, ese dato solo puede obtenerse del conocimiento personal de cada una de las personas involucradas.
-¿Conocen la situación de la representación de las mujeres en el Teatro independiente?
-Sí. Esto se inspira también en un reclamo por la sub representación en el Teatro independiente. Creemos que la regulación en el circuito oficial puede generar un efecto muy importante tanto en el independiente como en el comercial e incluso un efecto dominó en otros sectores e instituciones al poner el debate en estado público.