Por Redacción Marcha
“América Latina: Emancipaciones en construcción” es un libro compilado de distintas “utopías concretas” que se viven en el continente. Para su editor Franck Gaudichaud, son esas experiencias emancipadoras de las clases populares a las que es necesario mirar en este momento de reflujo de los gobiernos progresistas.
El ciclo de gobiernos progresistas latinoamericanos está en decaída. Los triunfos electorales de la derecha en Argentina y Venezuela dan material de sobra para que las viejas oligarquías desplazadas se froten las manos ante las nuevas posibilidades de retorno al poder. Ante un escenario de retroceso en la década posneoliberal, aparece el libro “América Latina: emancipaciones en construcción”, que recoge distintas experiencias latinoamericanas con fin de poner en conocimiento los procesos y dinámicas emancipadoras a lo largo del continente.
Publicado por la editorial América Latina en Movimiento y compilado por el francés Franck Gaudichaud, el libro recoge la experiencia del movimiento de pobladores autogestionados en Chile, la asamblea popular de los Pueblos de Oaxaca, las comunas en Brasil, la agroecología en Colombia, las empresas recuperadas en Argentina, la lucha de los sin tierra en Uruguay, de las feministas en México, el Buen Vivir en Ecuador, la democracia participativa en Venezuela y el proceso de Evo Morales en Bolivia.
En la presentación del libro realizada en Chile, el compilador Franck Gaudichaud analizó el contexto que se vive hoy en América Latina. Asegura que la región pasó de una fase de dictaduras y guerras civiles en los 80 a las transiciones democráticas de los 90 que consolidaban el neoliberalismo. Este entra en crisis a fines de la década, con el fracaso del ALCA en 2005 en Mar del Plata como hito principal. La derrota significó un duro retroceso para las políticas imperialistas de Estados Unidos en la región. El nuevo escenario latinoamericano se configuró en base a acuerdos regionales como el ALBA, la Celac y el Unasur, que combinados marcaban un retroceso en la geopolítica estadounidense.
Se dieron así las 4 grandes rebeliones en América Latina: Venezuela, con el triunfo de Hugo Chávez en 1998, incomprensible sin el Caracazo de 1989; Ecuador, con la aparición de la CONAIE abriendo el escenario político e instalando nuevas ideas, sumado a la aparición de Rafael Correa y su rechazo a firmar el TLC, hecho que la catapulta políticamente; en Argentina, tras el derrumbe y colapso total de la economía en 2001, que tuvo al país cambiando presidente tras otro y la llegada del kirchnerismo; y en Bolivia, con el paso de la guerra del agua y del gas a la creación del MAS como un instrumento para la soberanía del pueblo.
Pero hoy el ajedrez geopolítica varía. Si bien Estados Unidos reconoce el fracaso de la doctrina Monroe, apoya los golpes en Honduras y Venezuela -además de la política desestabilizadora contra el gobierno- y avanza estratégicamente a través de las multinacionales y bases militares en la región.
A su vez, los gobiernos progresistas también han mostrado sus límites, cruzados por una postergada definición de la transición hacia un nuevo paradigma poscapitalista, que no se quede solo en lo posneoliberal marcado por el neodesarrollismo asistencialista. Para Gaudichaud lo que se ha vivido en el continente es la teoría del chorreo real, desde el Estado a lo más pobres. Pero la distribución fue sobre las rentas de la materia prima, no de la riqueza. Ante la caída de precio de la materia prima, se empieza a desmoronar lo construido. La tensión del progresismo pasa por el giro efectivo a la izquierda en lo político, pero que mantiene el modelo primario-exportador.
El objetivo del libro es que ante esta coyuntura, hay que volver a mirar hacia abajo. Si bien el Estado puede abrir caminos, también los puede cerrar, por lo que es necesario volver la vista hacia las “utopías concretas” que caracterizaon a América Latina como una tierra de esperanza. El ciclo progresista no se entiende sin los zapatistas y su fuerza en plena noche neoliberal, sin los masivos movimientos sociales que fueron capaces de derrocar 10 gobiernos desde la calle, denunciando y oponiéndose al neoliberalismo, ni sin la aparición de actores sociales emergentes como el movimiento indígena en Ecuador y Bolivia principalmente, que configuran un nuevo sujeto popular ante la fragmentación objetiva y subjetiva del neoliberalismo contra el movimiento obrero tradicional.
Como cita Gaudichaud en el prólogo del libro: “Iniciativas organizativas locales de toma y ejercicio de poder popular, virulentas protestas callejeras de rechazo a decisiones orquestadas de el poder nacional y transnacional; pero también, asambleas constituyentes de refundación utópica, recuperación de las riendas de la política por parte de los Estados: los caminos de la emancipación están lejos de ser unívocos. En tanto experimentaciones suponen ensayos, titubeos y repliegues. Pero también, conquistas. Complejas, a veces contradictorias, pero profunda y sinceramente esperanzadoras, las experiencias aquí descritas constituyen un alimento para quienes participan en la tarea de reinventar las sociedades y la manera de hacer política, sean estos ciudadanos de los países de la región o mujeres y hombres que han emprendido el esforzado camino de la resistencia y la emancipación, desde otras geografías”.