Por Gerardo Leclercq
La creación del Centro de Alerta Temprana significa un fuerte paso del gobierno argentino para abrir la puerta a la injerencia militar norteamericana. El supuesto peligro de los atentados terroristas en Latinoamérica como pretexto para seguir instalando bases militares.
Las diez personas detenidas en Brasil, sospechadas de estar preparando un atentado en el marco de los Juegos Olímpicos, encendieron la alarma en ese país. En Argentina, la situación precipitó la creación de un centro de reunión de información que permitirá tener un “alerta temprana” sobre eventuales acciones terroristas.
La creación del Centro de Alerta Temprana puede comprenderse en dos planos: por un lado, es cierto que Argentina es el único país de América del Sur en haber sufrido atentados terroristas (en la embajada de Israel en 1992 y en la AMIA en 1994). Pero cierto es también que con la creación de dicho programa el gobierno macrista comienza a permitir el injerensismo norteamericano en el suelo nacional, ya que esto implicará un proceso de colaboración e interacción con la Interpol en los principales pasos fronterizos del país.
La región comprendida por Argentina, Brasil y Paraguay, conocida como la Triple Frontera, ha sido siempre considerada como un punto clave en la geopolítica para Estados Unidos. El control de dicha zona garantiza un rápido despliegue militar hacia Brasil, el Cono Sur (Argentina, Chile y Uruguay) y Bolivia. Y si a esto le sumamos la cuestión del Acuífero Guaraní, una de las principales reservas de agua dulce del planeta, la cuestión se torna por demás compleja.
Si bien Argentina tiene motivos para tomar recaudos respecto de posibles ataques terroristas, tampoco hay certezas de ser un posible blanco. Lo que sí es claro es que la cuestión del terrorismo es tomada por el gobierno argentino y utilizada como pretexto en el viraje emprendido en política exterior y en particular en materia de seguridad hacia EEUU.
Es importante aclarar que la política exterior es la más sencilla de reorientar o cambiar, ya que es tal vez la que menos oposición interna genera al haber un desconocimiento para la mayoría de la gente.
Terrorismo, narcotráfico e injerensismo
Los mecanismos que utiliza el país del Norte a la hora de efectivizar su presencia en la región se actualizaron con el paso del tiempo. En décadas anteriores bastaba con una intervención directa, pero ahora lo hace de una forma más estilizada.
La lucha contra el terrorismo o el narcotráfico se han convertido en una pantalla para encubrir el verdadero objetivo norteamericano: el control de los recursos naturales de América Latina. En términos reales, el injerensismo estadounidense representa una pérdida de soberanía pura y dura. La supuesta intención de permitir la instalación de una base militar en nuestro país (se habla de dos bases, una en Tierra del Fuego y otra en Misiones) implicaría ceder el control y el manejo de dichas zonas, permitiendo la práctica de ejercicios militares, el movimiento de tropas, aterrizaje y despegue de aviones y, fundamentalmente, la radarización del espacio aéreo nacional.
Ahora bien, si de bases norteamericanas hablamos, determinados países de la región pueden hablar bastante sobre el tema: en Colombia hay tres, hay una en Perú y una en Paraguay; y si a estas le sumamos las de Centroamericana y el Caribe (El Salvador, Honduras, Costa Rica, Cuba, Puerto Rico, Aruba y Curasao, una para cada caso) la cuenta llega a un total de once bases militares.
Otro dato interesante de observar es cuáles son los países que permiten una base militar en su territorio. El más cercano que encontramos es Paraguay, que desde el golpe a Fernando Lugo en 2012 realizó un viraje de su política hacia los Estados Unidos y en las cuestiones del Mercosur es un ferviente opositor a Venezuela. En cuanto a Perú y Colombia, dos de los miembros de la Alianza Pacifico, el armado regional promovido por Estados Unidos y el aparente futuro de nuestro país.
En síntesis, la creación del Centro de Alerta Temprana es el primer paso que toma el gobierno argentino para permitir la injerencia militar norteamericana. En la Argentina y en América Latina soplan vientos conocidos, que traen resultados que ya vivimos. Si no se le pone un freno ahora, más tarde no habrá tiempo para lamentos.