Por Santiago San Paulo Chechenia*
El director teatral Luciano Delprato explicó en qué consiste “Circuito Nacional del Teatro”, un programa del Instituto Nacional del Teatro (INT). ¿Cuál es el panorama hoy?
En el marco de la columna de Teatro Independiente Cordobé (TIC), que este cronista realiza una vez por mes en el programa radial “La luna con gatillo: una crítica política de la cultura”, el director Luciano Delprato se refirió al “Circuito Nacional del Teatro”, un programa del Instituto Nacional del Teatro (INT) que originalmente se hacía en base a unas convocatorias a las que se les llamaba Catalogo del INT-PRESENTA, una especie de portafolio de obras seleccionadas por un jurado calificador a las que se les garantizaba en condiciones de co-gestión con municipios, provincias y otras entidades sin fines de lucro; un cachet por parte del INT en el eventual caso de que estos organismos pidieran una obra del catálogo. “Ese catálogo está freezado. El INT lo congeló porque las autoridades actuales no están de acuerdo con su funcionamiento, y esto ha generado mucha polémica en el ambiente teatral”, resaltó el director teatral, quien aseguró que, así y todo, el circuito se lanzó igual, con la mitad de espectáculos programados en su edición pasada, pero con la misma cantidad de funciones.
¿Más presentaciones para menos grupos?
Si bien esta gestión viene muy identificada con el macrismo, armar un circuito nacional, que de alguna manera participe, en esta herencia medio trágica de la historia argentina, de que nuestro país nunca logra ser realmente un país, por su variedad idiosincrásica atrincherada en las provincias, en localidades donde el teatro no parece tan importante, poder participar un poco de este entramado y cruzarse con colegas de otros lugares, el Circuito Nacional no deja de ser una buena noticia”, aseguró Delprato, quien a su vez aseguró que el INT atraviesa un “desorden institucional y político” muy grande, heredado del año pasado. También que, si las nuevas autoridades han trabajado para superarla, eso aún no se ha logrado. “El INT es una entidad colegiada, es decir, tiene un consejo que está diseñado para que sea lo mas polifacetico y plurivalente posible. Las decisiones se toman de manera colegiada y esto ha sido siempre un orgullo para la comunidad teatral. Pero este consejo no sesionó, prácticamente, en todo el año pasado, y éste siegue funcionando en situación de emergencia”, comentó el dramaturgo, quien llamó la atención acerca de que si bien el Artículo 8 de la Ley Nacional de Teatro plantea que ante “momentos extraordinarios” (siempre polémicos), el Director Ejecutivo puede firmar sin las sesiones del Consejo Colegiado, “lo cierto es que tanto Guillermo Parodi (anterior director ejecutivo del INT) como Marcelo Allasino (actual) vienen haciendo un amplio uso de este artículo en la toma de decisiones”.
Bufones
Delprato dirige la obra “Bufón”, que junto a Julieta Daga (actriz) y un grosito equipo técnico, estrenó el año pasado en la sala DocumentA/Escénicas, donde el director y la actriz llevan adelante ahora un taller de actuación y dramaturgia bufonesca. “Bufón” es la única obra de Córdoba que fue incluida en la selección del Circuito Nacional de Teatro, programa que organiza el Instituto Nacional del Teatro. “Bufón” podrá verse en diferentes localidades del país. La presentación de la 11va Edición del Circuito Nacional de Teatro fue en el Teatro Nacional Cervantes. Allí estuvo Luciano, quien aseguró que a él, como director de teatro y actor advenedizo, éstos eventos le resultan un poco incómodos.
Cultura, Arte y Política
Delprato cavila sobre la relación entre la tríada cultura, arte y política, y asegura: “el teatro es el arte político por excelencia porque la práctica política y la práctica teatral son genéticamente muy similares, porque son las únicas prácticas humanas que hacen de la disidencia una virtud. Los campos culturales, en general, lo que buscan es la coincidencia. Uno de los problemas más graves, a nivel ideológico, del signo político que gobierna la Argentina, es que vivimos en una suerte de tiranía del consenso. Y el consenso es la muerte de la política, del mismo modo en el que el consenso es la muerte del teatro. Yo creo que el teatro se construye en el disenso, en la tensión entre los elementos que no coinciden y sin embargo quieren estar juntos. El teatro es la danza de la disidencia”. Y luego agrega: “Yo quiero ser un amateur”.
Para Delprato, la idea de profesionalismo instalada en el ambiente teatral es ampliamente cuestionable. “El mercado ha secuestrado la idea de calidad y la ha asociado a la idea de profesionalización vinculada a un funcionamiento de mercado. No me refiero al amateurismo como falta de pericia”, asegura, y dice defender el “amateurismo”, como director de teatro, porque es esa la manera de defender su independencia. “Hace diez años me dije: yo quiero vivir de mi profesión y lo logré. Y fue un bajón. Durante cinco o seis años tuve que dedicarme a dirigir los proyectos que me daban dinero. Y tuve que posponer mis ambiciones artísticas, mi interés de producción de subjetividad, la manera en la que el teatro independiente opera defendiendo la angustia, la diferencia, instaurando la posibilidad de libertad, que es para mi la posibilidad que ofrece toda diferencia. Entonces dije no. Yo quiero ser un amateur”.
Luciano arriesga ideas para pensar lo diferente del teatro independiente y sus particulares condiciones de producción: “yo hago teatro independiente por una decisión política, estética, y no por dafault. No porque no puedo hacer teatro comercial. Yo defiendo de que puede haber excelencia en la producción teatral desde el amaterusimo, y casi te diría (termina diciéndolo) es el amateurismo condición de existencia de esa excelencia artística”.
Por último, y citando al cineasta francés Jean Luc Godard, el teatrista cordobés reflexiona: “los primeros rindes culturales del macrismo lo podes ver en la calle, la cultura macrista es una cultura de la exclusión, los efectos culturales impactaron de inmediato. Luego la política cultural que baja el macrismo es de recorte. Y en los ámbitos de la cultura hay un consenso de que esto es lo normal. Yo no quiero vivir en un país normal, y menos si la norma es la iniquidad, la segregación, la condena de lo diferente, porque la alegre tiranía del consenso esconde, bajo la mesa, el desagrado por la diferencia. El arte, en oposición a los campos de la cultura, defiende rabiosamente la diferencia y solamente existe en la constitución de diferencia. Pero si un artista se cae de la institución por completo, también pierde la negociación”.
Como director, Delprato trabaja contra ciertos elementos recurrentes que invisibilizan su condición de recurrente y que pretenden ser normales: “uno trabaja en contra de lo normal y también en contra de uno mismo”, remata.
LA LUNA CON GATILLO: Una Crítica Política de la Cultura
Jueves de 15 a 17 horas por radio Eterogenia (www.eterogenia.com.ar)-
Conducción y producción general: Mariano Pacheco.
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25° programa, segunda temporada (2016).
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*Actor. Columnista de Teatro en La Luna con Gatillo: Una crítica política de la cultura