Las prestaciones a las personas con discapacidad se vieron afectadas por la declaración de emergencia sanitaria, sumado a una serie de arbitrariedades de las obras sociales y las empresas de medicina.
Por Vivian Palmbaum / Foto Oscar De la Vega
Las personas con discapacidad conforman un amplio y diverso conjunto con necesidades particulares, amparadas por una serie de leyes.
En el marco de la emergencia sanitaria, producto de la pandemia, también se vieron afectadas las personas con discapacidad por resoluciones emitidas por la Agencia Nacional de Discapacidad, medidas que las obras sociales y prepagas parecen haber aprovechado.
En diálogo con Marcha, la licenciada Florencia Poleto, una de las directoras del Centro Educativo Equipo Khipu, habló sobre el trabajo de integración escolar que realizan y el impacto del aislamiento en personas con discapacidad.
¿De qué se trata el trabajo que realizan en el Centro Educativo?
Esta prestación posibilita que muchos niños que tienen algún tipo de discapacidad puedan transitar su escolaridad en todos los niveles: inicial, primario, secundario. Para esto tienen una maestra o maestro integrador que adecua las actividades para que sean accesibles para cada paciente. La idea es que siempre el paciente acceda a los mismos contenidos que sus compañeros.
¿Cómo afectó el aislamiento obligatorio al trabajo con las y los niños?
Desde que se decretó el aislamiento obligatorio, los profesionales que nos dedicamos a discapacidad nos vimos obligados a cambiar nuestra manera de trabajar. Todo aquello que hacíamos en la escuela o el consultorio ahora lo hacemos remotamente porque los chicos siguen escolarizados, porque las actividades las enviamos a través de distintos formatos.
¿Cómo se vieron afectados los ingresos para las y los prestadores?
A partir de la Resolución 308, que es anexo a la Resolución 282, el honorario para discapacidad quedó a merced de la interpretación que cada obra social o prepaga hace de la Resolución. El recorte es, por lo menos, del 50% en gran parte de las prestaciones. Otras directamente no las van a abonar, como en el caso de los transportistas.
En los últimos 4 años el honorario profesional se degradó mucho. Hace cuatro años un maestro integrador ganaba lo mismo que un maestro/a de escuela sin antigüedad. Hoy está ganando 18.152 pesos por cumplir 80 horas mensuales. Cabe aclarar que son profesionales altamente capacitados: psicólogxs, psicopedagogxs, acompañantes terapéuticos, maestras especiales, etc.
A partir de esta Resolución no queda claro cuál va a ser el honorario porque a un Centro es probable que le paguen un tercio de lo que estaba estipulado. Si bien desde el gobierno salieron a decir que esto no iba a ser así, que iban a abonar todo, todavía no salió la Resolución que anule la 308 y tampoco la 282.
¿Qué implica la Resolución 282?
La Resolución deja en manos de las obras sociales y las prepagas la cantidad de sesiones que una persona con certificado de discapacidad tiene que tener.
Desde el colectivo de personas con discapacidad, familias y prestadores se expresaron en un comunicado contra el ajuste que afecta las prestaciones a las personas con discapacidad, una situación que lleva muchos años.
Por una parte, se oponen a la arbitrariedad que significa que obras sociales y empresas de medicina prepaga establezcan la extensión de tratamientos porque “les brinda la libertad de elegir la cantidad de sesiones o consultas, cuando en realidad esta prescripción es competencia de los equipos profesionales tratantes, considerando las necesidades singulares de cada caso”.
También son enfáticos al rechazar el ajuste que afecta a las y los prestadores de salud con la reducción de sus honorarios de manera arbitraria, y que se suma a las demoras en los pagos y en las aprobaciones de tratamientos “que conforman la situación de precariedad laboral en la que nos encontramos como trabajadores de la salud”.
Incertidumbre y dificultades
Venimos arrastrando el problema de que las obras sociales, con suerte, pagan a los tres meses. Este año, en marzo, cobramos facturas adeudadas de 2018, es decir que como Centro podemos tener espalda para sostener el honorario del profesional que acude a la escuela pero como profesional independiente es muy complicado de sostener.
Las obras sociales, además, son muy burocráticas, la cantidad de papeles que tenemos que presentar para respaldar el trabajo remoto es enorme.
Frente a la dificultad que todos estamos atravesando en este momento de incertidumbre, más la incertidumbre que nos genera no saber si vamos a poder sostener el laburo desde lo económico, se está tornando complicado.