Una entrevista que nos brinda un panorama feminista de las elecciones presidenciales en México. Justicia reproductiva, la deuda con las personas gestantes. Pronósticos, críticas al oportunismo electoral y la apuesta por un cambio cultural para repensar el rol de las mujeres en la política institucional.
Por Mariángeles Guerrero y Laura Salomé Canteros
Aidé García Hernández es originaria de la Ciudad de México y expresa en sus reflexiones el producto de su formación académica en Trabajo Social y una amplia experiencia de interrelación multidisciplinaria en temas de defensoría popular, democracia y estado laico.
Feminista, activista y defensora de los derechos humanos de las mujeres, contribuyó en las reformas que permiten la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) en la Ciudad de México. También hizo aportes a la Reforma Constitucional en Materia de Derechos Humanos de 2011; y a la reforma del artículo 40 de la Carta Magna, de 2012, que reconoce la laicidad de la República mexicana.
Ante las elecciones del próximo 2 de junio en el país del norte, pero al sur del Río Bravo, una entrevista con eje en los desafíos para la continuidad progresista en una región -que sigue estando- caracterizada por desigualdades históricas, y el avance de las políticas feministas que garanticen los derechos populares para mujeres y LGBTIQ+ en México.
Serán más de 20 mil los cargos que se definirán el domingo y las encuestas perfilan la continuidad del proyecto político iniciado en 2018 con Andrés Manuel López Obrador. Ante la competencia de dos candidaturas políticas antagónicas de mujeres, se decidirá además un proyecto de convivencia social en un territorio asediado por la violencia organizada y el odio patriarcal.
Dialogamos con Aidé para Marcha Noticias.
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México muy probablemente tenga a su primera presidenta mujer, un hito de la ley de paridad. ¿Cuál podría ser un mensaje posible, como activista feminista, de cara al nuevo gobierno?
Para México es muy importante que estemos hablando de tener una presidenta. Ya era hora. Se habla mucho en este periodo de campaña de que “es tiempo de mujeres”. La aspiración es que la candidata se pronuncie como feminista, cosa que no ha pasado. Pero también las feministas podemos decir que con que tenga una agenda de los derechos de las mujeres, puede ser suficiente. Sin embargo, también tenemos que ser muy claras en que un cuerpo de mujer no implica una agenda de género.
En este momento, el que llegue una mujer a la presidencia es importante porque implica un cambio en términos de igualdad de género: que también las mujeres somos capaces de gobernar un país. Pero esto tiene que ir acompañado de voluntad política, de sensibilidad y de reconocer al feminismo como un proceso histórico de propuestas, en términos de lo que ha significado el aporte del feminismo en los países. Eso tendría que reconocerse, aunque la candidata no sea feminista. Y tendría que incorporar en su agenda políticas de igualdad muy claras, en términos de justicia reproductiva, de abordaje de la violencia, de los derechos, de los cuidados, del desarrollo. Por otro lado, construir el diálogo con el feminismo, para que el que sea una mujer tenga una implicancia estratégica y política para la agenda feminista.
En México tenemos el gran desafío de que una mujer presidenta sea también producto de un cambio cultural, donde sigamos poniendo el dedo en el sistema patriarcal, machista y misógino. Y tal vez con eso se construya el cambio que necesitamos, el cambio cultural, de conciencias, de cómo miramos el papel de las mujeres en la política.
¿En qué aspectos de los derechos de las mujeres y LGBTI considera que se avanzó o retrocedió durante el sexenio del gobierno de Morena?
En México hemos avanzado en el reconocimiento del Matrimonio Igualitario. Este es uno de los temas que se ha despenalizado en todo el país. México es un país federal, entonces cada ley se tiene que aprobar estado por estado. Es lo que pasó con el Matrimonio Igualitario, una lucha histórica. Sin embargo, en cuanto al aborto y al derecho a decidir, hemos avanzado hasta hoy en tres Estados. En México, en este periodo de este gobierno, es donde más hemos avanzado en materia de derechos sexuales y reproductivos y de justicia reproductiva, hablando específicamente de lo que implica la despenalización del aborto. Desde Católicas por el Derecho a Decidir México reconocemos este avance en estos cinco años que ha tenido este gobierno.
Por supuesto que esto nos lleva a muchos desafíos porque, por un lado, es avanzar en el marco normativo, pero por otro lado, es la implementación de las leyes donde encontramos lo más duro. Porque tenemos grupos conservadores y fundamentalistas que se oponen permanentemente a los cambios legales y a la implementación de las políticas. Ahí hemos tenido muchos desafíos. Por ejemplo, en relación a la objeción de conciencia (o de práctica), porque hay médicos y médicas que lo son, que desde el ámbito religioso y moral han manifestado impedimento. Otro aspecto es el abastecimiento de medicamentos y la habilitación de presupuesto, porque este gobierno se ha declarado con una “austeridad republicana”.
En cuanto a los procedimientos, la Secretaría de Salud también implementó lineamientos que garantizan los derechos humanos, los derechos sexuales y reproductivos y el derecho al aborto de una manera muy explícita y con una muy buena argumentación jurídica y médica, para que en todo el país —hubiera o no despenalización del aborto— hubiera un lineamiento que procurara el aborto legal. Y, por la causal de violación, en México es legal en todo el país. Entonces, se generaron políticas, cambios normativos y lineamientos técnicos para la despenalización. En ese sentido sí hemos avanzado.
¿Qué avances hubo en materia de violencia de género, de políticas de cuidado y de acceso a recursos económicos por parte de las mexicanas?
En el contexto electoral una de las agendas principales que traen las dos candidatas (Sheinbaum y Gálvez) y el candidato (Máynez) a la Presidencia de la República es prevención de las violencias contra las mujeres, los cuidados y la agenda de los beneficios económicos a la población. Pero en términos reales es un oportunismo del proceso electoral. O sea, resulta que todos los partidos —tanto los conservadores, liberales o los intermedios y de izquierda— traen la misma agenda. A nosotras nos toca la tarea de poner el énfasis en cuáles son las políticas que en este país han avanzado.
En el ámbito de la violencia hay muchos desafíos. Aquí es grave la situación de los feminicidios: entre 11 y 14 mujeres asesinadas por día en el país. Y si bien este gobierno creó una instancia particular que es la Comisión de Atención a Víctimas de Violencia, eso no ha hecho que se reduzcan las cifras ni que el acceso a la justicia sea real. No niego que se han hecho muchos esfuerzos, en este período México hizo mucho en pos de identificar que todos los asesinatos de mujeres se tienen que tipificar como feminicidios. Pero volvemos a lo mismo en términos de cómo los programas y las leyes, para su implementación, tienen grandes desafíos.
Respecto al oportunismo electoral: la agenda de cuidados lo trae una candidata (Gálvez) que, cuando se estuvo hablando del tema en la Cámara de Senadores, votó en contra. Y en México, desde el Instituto de las Mujeres y desde instancias de salud, tratan el tema. Es un tema importante para el país, pero no hay claridad sobre en qué consisten esas políticas ni qué presupuestos van a determinar para esto.
La violencia, los cuidados y el desarrollo son temas que están en agenda. Pero al final, no hay todavía propuestas concretas de cómo le vamos a dar cauce a estas políticas.
¿Cuáles son los temas, respecto a los derechos humanos en particular de mujeres y LGBTI+, que un próximo gobierno no podría soslayar?
En México tenemos más de 125 millones de habitantes y una deuda histórica de justicia social. La pobreza, la educación y la salud son temas principales y se suma otro urgente, que es la seguridad. En ese sentido hay una agenda de derechos humanos que es una deuda histórica. Respecto a los derechos de las mujeres y de las personas con capacidad de gestar, quiero mencionar la justicia reproductiva. Lo vemos ahora en la campaña: todo el mundo habla de pobreza, de justicia social, de democracia, de seguridad, de salud, de educación. Pero lo que menos se mueve en los gobiernos y lo que, si no fuera por la lucha histórica del feminismo no existiría, es la justicia reproductiva. Porque la justicia reproductiva conlleva temas de moral sexual: el ejercicio de la sexualidad plena, la elección de la maternidad libre y la educación sexual integral.
Hemos avanzado en el tema del aborto, hay que reconocer que ha habido voluntad política pero también mucha presión y mucha demanda no solamente en México sino en toda América Latina y el Caribe. Entonces, en este contexto, cualquier candidata o candidato o cualquier administración de gobierno tiene que incluir necesariamente esos temas, porque el aborto, la salud sexual, la salud integral tienen que ver con la justicia social, con la democracia y con los derechos humanos.
El aborto es un asunto de salud pública. Y en ese sentido tiene que estar incorporado en todas las políticas públicas relativas a los derechos humanos. Los derechos humanos no se pueden ver de manera sesgada, hay que verlos de forma integral. Y para los partidos políticos, sobre todo los conservadores o las y los candidatos que no se quieren expresar públicamente, tienen que estar incorporados en un plan de gobierno.
¿Cómo percibió la cobertura o difusión de estos temas durante los debates electorales?
En los debates no estuvo el tema. Todos hablan de justicia de manera general, de feminicidios, de derechos de las mujeres, de salud. Pero no hablan de la salud sexual y reproductiva. Ese no fue un tema de debate. Sin embargo, sí fue un tema que transitó la campaña, cuando algún reportero o reportera le preguntaban al candidato o a la candidata. Es curioso, porque la candidata de derecha decía que estaba de acuerdo. Sin embargo, la única que he escuchado que lo incorpora en su Plan de 100 puntos de campaña es la candidata de izquierda y que tiene más posibilidades de ganar las elecciones, Claudia Scheinbaum (Morena). A ella le escuché mencionar, en su Plan de 100 puntos, el tema de los derechos sexuales y reproductivos y la agenda de la diversidad sexogenérica. Pero no da una postura personal, dice que el tema ya está saldado porque está despenalizado. Afortunadamente, ahora este es un tema que se toca en las elecciones y, como ahora se dice que México es un país progresista, la candidata de derecha tenía que mencionarlo, aunque su partido no esté de acuerdo. Son temas que se usan electoralmente. A veces para bien, a veces para mal, dependiendo del contexto.
En Argentina son las Madres de Plaza de Mayo y en México, las Madres Buscadoras, que buscan a familiares desaparecidxs: ¿alguna reflexión sobre lo que significa su lucha para las mujeres de México?
Todo el reconocimiento, el apoyo y la solidaridad para las Madres Buscadoras, porque están haciendo una labor muy importante en el país con la problemática de la desaparición forzada. Sus antecedentes vienen de las mujeres que en Chihuahua y en Ciudad Juárez empezaron a buscar a sus hijas desaparecidas desde los años 90s. En ese momento se comenzaba a hablar del femicidio en México y ellas buscaban a sus hijas hasta debajo de la tierra. Y encontraron grandes evidencias de lo que estaba ocurriendo en ese momento.
Que hoy las Madres Buscadoras estén haciendo ese trabajo es de mucha importancia para nosotras. Ellas tienen una agenda muy importante, que tiene que ser atendida por los gobiernos. Y también creo que ha habido un uso y abuso de ese tema por parte de la candidata de la derecha y hay que reprobar esa utilización para un beneficio individual durante el proceso electoral. Pero ellas han sido unas heroínas, han tenido mucha valentía incluso de confrontar a Andrés Manuel (López Obrador), de pedirle un diálogo, una conversación, cosa que ha sido muy difícil. Espero que el nuevo gobierno también sea sensible a esta situación.