Por Mauricio Polchi / @MauriElBueno
Después de PepsiCo, la transnacional Wallmart se sumó al plan de despidos masivos que promueve el gobierno para ejecutar la flexibilización laboral. Por ahora, más de 50 familias quedaron en la calle. El testimonio de trabajadores y trabajadoras con más de 15 años de antigüedad.
El imponente predio de Sarandí está vacío. Hay algunos autos sueltos en la playa de estacionamiento y solo se ven a dos o tres personas caminando hacia ningún lado. La postal, que difiere de la realidad cotidiana que se vive en el supermercado Wallmart, refleja un silencio inusual. No hay una muchedumbre cargando bolsas de consorcios, ni se ven un tumulto de gente en los accesos o las salidas. Hay un escaso, tenue movimiento. Es miércoles 28 de junio y los trabajadores y las trabajadoras mantienen el bloqueo en la puerta principal. Las cajas, cerradas. Las góndolas, intactas. Nadie entra, nadie sale. Los y las empleadas están ahí desde el lunes 26, cuando comenzaron a llegar los telegramas de despidos. En total, por ahora, son 50 familias en la calle.
“Esta pesadilla empezó cuando nos informaron que la empresa decidió despedir el 30 por ciento de la nomina actual de empleados. O sea 55 personas, de los 160 empleados que hay aproximadamente”, cuenta Marcelo Fernández, delegado del Sindicato de Empleados de Comercio de Lanús y Avellaneda (SECLA). “La mayoría son sostén de familia y casi todos tienen más de 10 años de antigüedad”, agregó quien oficia de vocero mientras hace una permanencia en lugar junto a su pequeño hijo.
Ajuste profundo
El ajuste del gobierno de Mauricio Macri impacta diariamente en los rincones del conurbano, donde se siente la situación más crítica. En la provincia de Buenos Aires la desocupación trepó a un 11,8%, lo que representa 639.000 personas sin trabajo. Llamativamente, en vez de reconocer el flagelo, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, aseguró que la suba de la tasa de desempleo registrada por el Indec para el primer trimestre del año “es estacional”.
Las transnacionales radicadas en Argentina decodifican a la perfección las señales que salen desde Casa Rosada, que ejecuta despidos en el propio Estado y dispone paritarias por debajo de la inflación. Mientras repercute el caso más cercano por el cierre de la fábrica Pepsico, en Vicente López, que dejó a 600 personas en una situación desesperante, ahora un escenario similar se expone en la sucursal de Wallmart ubicada en el kilómetro 9 de la autopista Buenos Aires-La Plata.
“Yo estaba en la parte de rotisería. Venía todos los días, cada mañana, y así durante 17 años. Toda una vida acá adentro”, contó Enrique, otro de los hombres que perdió su empleo, mientras encabeza una ronda de mates. Son varios, sentados en ronda, a la espera de una solución colectiva. “De repente, de la nada, nos dejaron afuera”, agrega Jesús, con 18 años en la empresa.
La firma, de origen norteamericano, envió los respectivos telegramas de despidos a los domicilios particular de los afectados. Si alguien no lo recibió en su hogar, fue notificado de manera personal cuando llegaron el martes a cumplir con su jornada.
Juan Quiroga, gerente de Relaciones Externas Walmart, argumentó la medida al señalar que “se trata de una decisión difícil, pero entendemos que esta decisión posibilitará conservar más fuentes de trabajo”.
Otro de los echados se llama Martín. Hace 10 años realiza tareas en Wallmart. Su pareja, desde hace 12. Se conocieron en el laburo, y ahí mismo se enamoraron. Desde hace un tiempo, viven juntos y sostienen un mismo hogar.
– ¿Vos hace 10 años laburas acá?
– Si
– ¿Y ahora te echaron?
– Me echaron
– ¿A vos y a tu pareja?
– Si, ella hace 12 años que labura acá.
– ¿Se conocieron acá?
– Si, hace 7 años estamos juntos.
– ¿Conviven?
– Si, si.
– O sea, empezaron a armar una vida juntos y…
– Y lamentablemente nos pasa esto.
– ¿Les llego el telegrama?
– Exactamente
– ¿Y ahora cómo la ven?
– Y lo vemos muy triste. Para nosotros y para nuestros compañeros y compañeras porque hay muchos que están en peores situaciones que nosotros.