El 7 de marzo de 2017, durante la previa del día de la mujer, la escultora uruguaya Kristen Visbal instaló frente al famoso toro de Wall Street la escultura de una niña desafiante. La obra se llamó “la niña sin miedo” (fearless girl), y debajo puede leerse: “Conozca el poder de las mujeres en el liderazgo. ELLA marca una diferencia”.
Lo particular de esta obra es que fue encargada por la compañía de inversiones State Street Global Advisor SSGA, es decir por uno de los “toros” de Wall Street, para hacer una campaña a favor de la paridad de género en los directorios de las corporaciones, Sin embargo, en octubre de ese mismo año SSGA fue denunciada por el Departamento Laboral de Estados Unidos por disparidad de sueldos con al menos 300 empleadas mujeres de puestos altos. Quizás el mensaje oculto es: “Sabemos que estás ahí, al acecho de nuestro poder, niña de mirada intrépida”.
Más allá de esta treta empresaria, la “niña fuerte” fue abrazada por todo el mundo sin apreciar la iniciativa empresarial sino su significado. Tanto fue así que incluso SSGA se enojó con la empresa que dirigió la campaña publicitaria, McCann Nueva York, porque “la mayoría de la gente nunca lo asoció con State Street Corporation”. Y más aún, la obra debía retirarse el 2 de abril siguiente, pero a pedido de la gente todavía está en su sitio.
La duda que nos queda, si se trató de una campaña publicitaria por paridad de género en las empresas, es ¿por qué una niña? ¡Las niñas no trabajan! ¿Por qué una niña? Tal vez porque el mundo se esté dando cuenta, en su perversa tendencia a estereotipar, que el potencial más grande de contrapoder está hoy en las niñas, o mejor dicho, en una niña que se siente fuerte por sí misma, que no se deja tocar por su tío acosador, en el andar sin miedo de una niña sin compañía de adultxs que la protejan y “eduquen”, en una niña que se basta a sí misma y elige su destino. El eslabón más débil de la cadena de dominio rompe sus cadenas antes que nadie. La niña sola, con su vestido y su pelo al viento, que viene de frente. La niña libre que sale del conjunto de niñas aprincesadas. La niña que no tiene entre sus deseos el de ser madre. La niña que no puede ser estereotipada. Lo intentarán, sin duda, pero ella sale de los moldes porque su naturaleza es salir. Y además, ¿cómo estereotipar a una niña valiente sin querer agregarles los viejos moldes patriarcales? Intentarán ponerle zapatos de tacones, pero ella trepará a los árboles con ellos. La niña que no puede ser acallada en la mesa adulta, ni apaciguada ante una injusticia, ni sometida por un intento fallido de novio o marido. La niña de hoy, que encontró la grieta del mandato patriarcal mucho más que su madre, en las grietas del doble discurso neoliberal. La niña que, sin dudas, podrá dirigir organizaciones y empresas, con las mismas condiciones, porque nada la detendrá en ello.
La iniciativa de SSGA expresa el miedo patriarcal a perder el poder.
La detención de Ahed Tamimi también expresa el mismo miedo. No lleva armas, ni siquiera una piedra, pero su puño en alto fue quizás la peor arma contra el ejército más aterrador del mundo. ¿Cuál fue su crímen por el que estuvo presa? Abofetear a un soldado que ingresó en el patio de su casa. Por eso la acusan de 12 delitos. ¿Es acaso una muestra de valor para el ejército israelí? ¡Todo lo contrario! Su detención expresa el miedo, la cobardía de Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí, y de Ramatcal, jefe del Ejército más cruel del mundo.
Pero Ahed Tamimi no está sola, son muchas las niñas de su pueblo que acosan a los soldados, y seguramente sean más en toda Palestina. Y fueron y serán más en todo el mundo.
Según transcribió su padre, aquí va el manifiesto político de Ahed Tamimi, el más poderoso que podamos tener hoy: “Yo no quiero que me identifiquen como víctima, y no le voy a dar a sus acciones el poder de definir quién soy y seré. Yo elijo decidir por mí misma como ustedes me verán. No queremos su apoyo por unas lágrimas fotogénicas, sino porque elegimos la lucha y la lucha es justa. Esta va a ser la única forma de que dejaremos de llorar algún día”.