Las y los Agentes de Transito de la CABA protestan entre el dolor por una muerte y el reclamo por condiciones laborales que les protejan.
Por Sandra Liliana Léon Girón | Foto de Agustina Byrne
Hace una semana la inconsciencia total de un conductor acalló la vida de nuestra compañera Cinthia Choque y dejó con graves lesiones a Santiago Siciliano. Los dos en cumplimiento de su trabajo como Agentes de Tránsito de la Ciudad de Buenos Aires.
Ese hecho dejo en claro el total desinterés por la vida de otro ser humano, demostrado con las acciones de Eugenio Veppo, que luego de haber ingerido alcohol, condujo excediendo por mucho los límites de velocidad, realizando maniobras peligrosas que lo llevaron a atropellar a Cinthia y a Santiago y luego huyó del lugar, abandonando a las personas heridas sin ninguna consideración.
Esta tragedia no solo dejó en evidencia la indolencia e indiferencia del conductor, Eugenio Veppo, sino que sacó también a la luz pública la situación de desamparo laboral con la que diariamente convivimos las y los Agentes de Tránsito, ya que salimos a trabajar en la calle y exponemos nuestros cuerpos e integridad, sin contar con las condiciones de seguridad necesarias ni físicas, ni logísticas, ni contractuales.
Es muy triste que haya hecho falta una tragedia para darle fuerza al grito de reclamo que por años llevamos haciendo los Agentes de Tránsito. Además nos dio una conciencia colectiva que nos unió en la lucha y que consolidó todas nuestras peticiones sobre las condiciones necesarias de seguridad y protección, desde uniformes acordes a la labor y sus riesgos; ropa reflectiva, impermeable, resistente a los diferentes climas y con protección ante golpes o lesiones cotidianas. Asimismo se ha reclamado tener las condiciones logísticas mínimas; vehículos y motos en estados óptimos para la movilidad de agentes, señales y herramientas necesarias para la instalación de los puestos de control, así como una mejor planificación operativa que permita tener los descansos necesarios y el acceso a baños durante las jornadas de trabajo. Condiciones mínimas que permitirían mayor tranquilidad de los agentes en su desempeño laboral.
Por años se ha pedido al Gobierno de la Ciudad terminar con el tipo de contratación precaria, que tiene a la gran mayoría de los agentes contratados bajo la modalidad de monotributistas, algunos por mucho tiempo como Cinthia que murió esperando luego de más de 6 años de servicio en calle, que por fin le dieran el pase a planta permanente.
Esta situación se hizo insostenible por más tiempo cuando el dolor, la rabia y la impotencia frente a la muerte de Cinthia y las graves lesiones de Santiago, llevaron a que los agentes dijéramos “No Más” y saliéramos a la calle a gritar por justicia para las y los compañeros afectados en el fatídico accidente, así como por un trato justo para nosotros y la labor que desempeñamos.
Así, llenos de pasión por la rabia y el dolor, salimos el lunes 9 de septiembre al Obelisco, en la emblemática 9 de Julio, a pedir justicia. Con la misma pasión nos reunimos los días siguiente en nuestras bases y turnos, en jornadas de reflexión, donde nos organizamos para defender nuestro derecho a la seguridad en el trabajo, eligiendo voceros entre nosotros mismos, muchos sin experiencia alguna en ejercicios de vocería y representación, pero con la convicción intacta en la legitimidad de nuestro reclamo. De este modo nos hemos organizado para canalizar los reclamos, la inconformidad y hasta el miedo de nuestros compañeros y compañeras que reconocemos la importancia de volver a nuestros puestos de trabajo, pero estamos convencidos y convencidas que sin la garantía de una seguridad para nosotros no podemos hacerlo.
De esta forma transcurrió una semana con todo tipo de sensaciones, dolor por la tragedia, rabia por la injusticia y hasta miedo por rumores de quedar todos sin trabajo por defender nuestros derechos. Así llegamos al viernes, el día que decidimos movilizarnos al lugar donde murió Cinthia y luego marchar hasta el hospital donde Santiago lucha por su vida, para abrazarlo simbólicamente, todos unidos por la tristeza de la perdida de una amiga y compañera, pero esperanzados en que la lucha continúa para Santiago.
Al mismo tiempo, un grupo de los voceros que nosotros mismos definimos, afrontó la importante tarea de llevar nuestras peticiones a una mesa de diálogo mediada por la Defensoría del Pueblo, donde estuvieron sentados el ejecutivo, el gremio y los agentes voceros. Se escuchó nuestra voz lo que hizo posible la realización de un acuerdo que fue un primer paso en el logro de nuestras demandas.
Hoy somos conscientes que sólo hemos dado un primer paso con el acuerdo, pero también reconocemos la fuerza de nuestra unidad y la legitimidad de nuestro reclamo, lo que nos da el valor para seguir adelante, con la cabeza en alto y superando el miedo a recibir algún tipo de represalias o consecuencias negativas. Por Cinthia, por Santiago y por todos y todas los Agentes de Tránsito que hoy más que nunca reclamamos recibir del gobierno respeto por nuestro trabajo.