Por Vivian Palmbaum*
Hace más de 250 años, los académicos se preguntaban por el origen de la desigualdad y si estaba determinado por alguna ley natural. Rousseau respondió en sus textos que la desigualdad social y política no es natural, que no deriva de una voluntad divina y que tampoco es una consecuencia de la desigualdad natural entre los hombres. Afirmó por el contrario, que su origen es el resultado de la propiedad privada y de los abusos de aquellos que se apropian para sí de la riqueza del mundo y de los beneficios privados que derivan de esa apropiación.
América Latina aún continúa siendo la región más desigual del planeta, sólo superada por una zona plagada de guerras y hambrunas como es el África Subsahariana.
Nuestra región cuenta con un incalculable patrimonio en recursos naturales, concentra la riqueza en pocas manos y deja enormes cantidades de habitantes en condiciones de pobreza y miseria extrema. El capitalismo es el sistema dominante que legitima la desigualdad, lo que equivale a mostrar un profundo sistema de injusticia. En nuestra vida cotidiana, en la vida de los habitantes implica condiciones de vida indignas para las personas menos favorecidas en la distribución de la riqueza, o sea para los sectores populares, que son mayoría.
La brecha entre ricos y pobres ha crecido en los últimos 30 años por seguir las recetas del Fondo Monetario Internacional y aceptar a ojos cerrados las premisas del modelo neoliberal. Un dato surgido de la ONG Oxfam afirma que siete de cada diez personas viven en países donde la desigualdad entre ricos y pobres es mayor ahora que hace 30 años.
El cooperativismo como experiencia posible
Vemos en los últimos días una sucesión de acontecimientos que se repiten y que no puede más que llamar la atención: Toma de tierras, desalojos, incendios intencionales, pequeños productores agrícolas que demandan tierras para trabajar (son los que proveen a la Ciudad de Buenos Aires de las verduras y hortalizas que consumimos diariamente). Repetición de las insuficientes o ausentes políticas en respuesta a las necesidades de tierra y vivienda. Un renglón aparte merece las políticas de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, con políticas de exclusión destinadas a los sectores más vulnerables mientras que al mismo tiempo favorece la especulación inmobiliaria desalojando y expulsando a los habitantes de los precarios lugares de vivienda. Miles de personas, en nuestro país, demandan condiciones dignas de vivienda y tierra para trabajar.
En los 90 se consolidó un sistema de exclusión que fue construyéndose desde las feroces políticas de la dictadura militar en los 70, que diezmaron a la población en condiciones de oponerse al avance del capital. Desde entonces frente a las políticas de exclusión se puso en marcha una nueva economía por fuera del sistema formal de empleo. Sectores de la población que se inventaron o recuperaron oficios con los cuales hacerse de un sustento digno para los suyos. Motoqueros, cartoneros, vendedores ambulantes, pequeños agricultores, pescadores, artesanos y muchos más. Aunando esfuerzos constituyeron emprendimientos cooperativos, porque se dieron cuenta que juntos es más fácil y más posible. Esa economía popular constituye un universo de más de 5 millones de personas que desarrollan una forma digna de enfrentar un destino de miseria y exclusión. Más aún se agremiaron en una confederación que les permite luchar por derechos y dignificar su condición de trabajador, de nuevo tipo.
Una secretaría por el “Buen Vivir”
Esta Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, Ctep, se desenvuelve a partir del protagonismo participativo de sus integrantes. En este contexto surge la necesidad de crear la Secretaría de Vivienda y Hábitat Popular porque estos trabajadores necesitan gestionar y luchar por la posibilidad de un lugar para vivir, en condiciones dignas.
Un primer diagnóstico presenta que unas seis millones de personas que tienen problemas de hábitat en nuestro país, no solo que no tienen casa sino que viven en condiciones de precariedad extrema. La vivienda no es solo una necesidad en relación al lugar de vivienda, sino que es necesario recuperar la dimensión del “Buen Vivir” en donde la vida queda ligada a la interrelación de distintos aspectos: salud, trabajo, educación, entre los más destacados. Tal como incorporó Evo Morales: recuperar el “Buen Vivir” y la relación con la Pacha Mama.
La política de la secretaría es construir organización, tal lo expresado por Lito Borello, que la conduce, no solo con las organizaciones que integran formalmente la Ctep, sino también con otras organizaciones que estén interesadas en participar. Al margen de cualquier bandera política, una práctica participativa que está orientada bajo los valores de la solidaridad. Recientemente un encuentro federal en la Provincia de Córdoba permitió que confluyan diversas experiencias de todo el territorio nacional, Rio Negro, Salta, Misiones, Entre Rios y muchas otras provincias se vieron representadas para conformar un entramado de unidades regionales, porque han entendido que la unidad de la lucha hace la fuerza. Unidades regionales para intercambios de necesidades, saberes, expectativas y fortalecer las luchas en cada región. Múltiples actividades se desarrollan en el marco de esta secretaría.
En la última semana la Regional Metropolitana, que incluye hasta el 3º cordón, se reunió para discutir las implicaciones de la falta de reglamentación de la Ley 14.449 de Acceso Justo al Hábitat de la Provincia de Buenos Aires, que así impide la efectiva participación de los actores principales en los Consejos Consultivos que la ley regula, es decir: el verdadero poder instituyente del pueblo queda silenciado.
Un encuentro de capacitación e intercambio se lleva adelante esta semana en la Federación Uruguaya de Construcción de Viviendas por Ayuda Mutua, FUCVAM, y que intenta transmitir, más allá de la legislación nacional, los valores del cooperativismo y la práctica concreta de una federación que ha dado respuesta a más de 20.000 familias a lo largo de 40 años.
La articulación con la Patria Grande a través de la Secretaría Latinoamericana de Vivienda Popular, Selvip, es otro de las experiencias concretas que ha llevado adelante la Ctep, a través de esta secretaría y que pone en práctica el paradigma de integración regional entre los pueblos americanos.
La lucha organizada parece entonces presentarse como una experiencia concreta que que permite visibilizar las necesidades y un horizonte de participación y conquista de los derechos para el pueblo.
“…para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”[i]
* Organización Social y Política Los Pibes, Fm Riachuelo
[i] Preambulo de la Constitución de la Nación Argentina