Por Redacción Marcha. Yanina González quedó libre del delito de abandono de persona del que la acusaban. Será querellante en la causa contra Fernández. Marcha acompañó el proceso desde sus comienzos.
Absuelta de culpa y cargo fue Yanina González, luego de que la fiscal patriarcal Carolina Carballido Calatayud pidiera 6 años y 7 meses de prisión por un supuesto abandono de persona por la muerte de su hija Lulú. Pese a que la estructura judicial machista amenazó durante todo el proceso la inocencia de una joven madre que fue víctima de violencias, la sentencia del Tribunal en lo Criminal 2 liberó a la acusada de pagar por lo que nunca hizo. Las y los militantes que la acompañaron durante el proceso celebraron el fallo: ni una agente judicial especializada en género que desconoció todas las variables en la materia ni un cordón de policías y las vallas pudieron quitarles la alegría rebelde.
Un llanto de felicidad y un abrazo entre la hasta entonces acusada y su abogada coronó las muchas jornadas de nervios. La revictimización de una joven que convivió con un varón agresor y que tuvo que atravesar la muerte de su nena convirtió el caso en uno de violencia institucional, porque, pese a la sentencia favorable, el proceso fue injusto y patriarcal con la acusada. “Carballido, carballido/ qué vergüenza que nos das./ Proteges al femicida/ y encerrás a la mamá”, gritaba el grupo de activistas que aguardaron, como en las jornadas anteriores, la libertad de Yanina.
Para la defensa, si la muerte de la pequeña Lulú había sido provocada por golpes no podría darse en simultáneo el fallecimiento por abandono, menos cuando Yanina hizo todo a su alcance para auxiliarla, con la colaboración del Centro Comunitario Gallo Rojo. Por ese camino fue la sentencia. Aunque la fiscal insistió en la falsedad de la preocupación de la joven, en la sentencia final se indica que “se consta y clarifica que van en la misma línea” los dichos de la ahora absuelta y de los y las testigos.
Los jueces Lino Mirabelli, Esteban Andrejin y Agustín Gossn también señalaron que “es razonadamente válido predicar que la convivencia de la madre y la hija en el seno hogareño resultaba sometida a un factor nocivo de violencia por el tercero cohabitante”, es decir, por Alejandro Fernández, ex pareja de la mujer y acusado por ella y su familia del femicidio de Lulú. Carballido en ningún lugar había analizado el contexto en el que sucedieron los hechos.
“La fiscal cometió fraude procesal porque inicia la causa a Fernández por homicidio en otro juzgado y se lo ocultó al juez de garantías”, denunció ante Marcha Gabriela Conder, abogada defensora. Esta acción por omisión “no es sólo una falta grave por lo que tiene que ver con Yanina sino porque engañó al juez”. La integrante de la Gremial de Abogados había reclamado en el juicio la “nulidad de la decisión de incorporar por su lectura” el descargo del hombre, lo que no implicaba el juramento de declarar toda la verdad y nada más que la verdad.
Vale aclarar que a lo largo de las 48 páginas de la sentencia el Tribunal cuestiona el desempeño de Gallo Rojo, organización que acompañó a la mujer desde las primeras horas, aunque su rol fue el de asumir tareas que debía tomar el Estado. “No estuvo durante las denuncias de violencia hacia Fernández ni durante la muerte de la criatura”, cuestionó Conder sobre la estructura oficial.
En la jornada de hoy había otro proceso en duda, que dependía de la decisión que el Tribunal tomara. Si Yanina era declarada culpable se echaba por tierra la posibilidad de que prosperara el juicio que acusa a Fernández de la muerte de la niña, ya no por el pretendido abandono. Ahora, podrá presentarse como “particular damnificada”.
Si tocan a una, respondemos todas
Yanina, una joven que convive con discapacidad intelectual, fue detenida luego de la muerte de su beba Lulú, de 2 años. Estaba embarazada de 6 meses. Se la acusó de abandono de persona, se la mantuvo bajo prisión domiciliaria y se desconoció hasta el día de la sentencia que sus últimos años transcurrieron en un contexto de violencia. Para la Fiscalía había entendido que, en tanto madre, era la única garante de la vida de la nena.
Su caso es paradigmático porque es la única que fue enjuiciada, hasta ahora, de esa trama de agresión y muerte. Quien habría asesinado a golpes a su hija sigue libre al momento; fue imputado recién en septiembre de 2014. Su historia fue tomada como propia por Gallo Rojo, porque Yanina fue inmediatamente detenida y no tardó en ser trasladada a la Unidad 33 de Los Hornos de La Plata. Casos de discriminación patriarcal hacia las mujeres también fueron los de Reina Maraz y María Ovando.
Paradójicamente, fue acusada por una fiscal especializada en género que debió investigar como primer elemento si hubo violencia sexista. Eso no sucedió. Además, la muerte de Lulú jamás se investigó como femicidio vinculado.
Ahora queda otra lucha por continuar: la de encontrar un lugar donde puedan residir Yanina y su nena nacida en cautiverio, ya que hasta ahora Carina Leguizamón, una militante de Moreno, le abrió las puertas de su casa para atravesar la prisión domiciliaria. Al cierre de esta edición, Yanina iba a ir a su casa para que le quiten la pulsera, para abrazar con el amor de siempre a su hija Tiziana.
Foto por Laura Salomé Canteros