Por Marcela D’Angelo*. Leyes internacionales a las que adhiere Argentina niegan la prostitución como trabajo. Pero la publicidad y algunos movimientos consideran que es una elección, en vez de luchar contra el flagelo del cuerpo comprado.
El abolicionismo es un posicionamiento político, cultural y de derechos humanos sobre la prostitución y su consecuencia, la trata. La genealogía feminista abolicionista tiene una larga trayectoria que lleva casi un siglo y medio, desde su inicio en Inglaterra de la mano de Josephine Grey Butler. El 2 de diciembre de 1949, las Naciones Unidas adoptaron la Convención contra la Trata de Personas y la Explotación de la Prostitución Ajena.
Esta Convención establece que toda forma de explotación de la prostitución ajena es punible, sin importar el consentimiento de la víctima. Prohíbe el establecimiento de prostíbulos y la reglamentación de la prostitución, plantea la prevención de la prostitución y la trata, establece la “no” persecución de las personas en situación de prostitución, la protección de las víctimas y el control de las agencias de empleo.
Se trata de un documento claramente abolicionista, que fue ratificado por nuestro país y se encuentra vigente, aunque no se respete, como lo demuestran la persecución de las personas en situación de prostitución a través de los Códigos Contravencionales y de Faltas, la proliferación de los prostíbulos, la impunidad de los proxenetas, la promoción de la prostitución en medios de comunicación, publicidades, Internet, teléfonos celulares, propagandas callejeras y algunas centrales de defensa de los trabajadores.
A esta Convención se llegó luego de décadas de lucha.
En los últimos 20 años, se inició en nuestro país y en el mundo un retroceso legal e ideológico que se aparta del abolicionismo para incluir la idea de que el consentimiento de la víctima legitima su explotación. Todo esto lleva a las tendencias actuales que pretenden considerar a la prostitución “trabajo” o diferenciar entre “libre” y “forzada”. También, las legislaciones que se apartan del sistema abolicionista.
En los últimos 40 años del siglo XX, surgen dos posiciones que van a dar sustento a diferentes propuestas políticas, éticas e ideológicas. Por una parte, el feminismo desarrolla una teoría central del poder: la teoría de la política sexual, que permite reconocer y teorizar la opresión y explotación sexual de las mujeres y analizar los mecanismos que las sustentan, así como establecer formas de lucha contra ellas.
Por otro lado, en esta fase de mundialización del patriarcado capitalista, nos encontramos con profundos cambios económicos, sociales y culturales, que a nivel económico social provocaron la exclusión de millones de seres humanos, con lo que generaron discursos y formas culturales que expresan, justifican y contribuyen a la producción de estas transformaciones.
La cooptación de discursos y propuestas de movimientos sociales y políticos de liberación sirvieron para justificar la incorporación al mercado de todo lo existente. Nuestros cuerpos, nuestra intimidad y nuestra sexualidad pasan a ser bienes intercambiables. Nuestros discursos y reclamos sobre la libertad de decidir sobre nuestros cuerpos y vidas, nuestras exigencias de igualdad, fueron apropiadas y cambiadas de sentido, para convertirse en libertad de elegir la propia opresión en lugar de luchar contra ella. Se refuerzan las cadenas en nombre de la “libertad”.
Esta no es una mera cuestión jurídica: es un cambio de paradigma, del abolicionismo al reglamentarismo, de la necesidad de trabajar por un mundo sin prostitución a la consolidación de la prostitución como trabajo.
Hoy se hace necesario retomar los principios abolicionistas y rescatar nuestra historia. En este marco nace la Campaña Abolicionista, el 4 de junio de 2007, una articulación autoconvocada y autofinanciada de varias colectivas con referentes en la Ciudad de Buenos Aires, Tucumán, Santa Fe, La Pampa y la provincia de Buenos Aires. Nuestros esfuerzos están puestos en cuestionar y denunciar al sistema prostituyente como sistema de dominación y violencia extremas hacia las mujeres, niñas, niños y personas trans.
Para nosotras, la institución de la prostitución no es responsabilidad de las personas, la mayoría mujeres y niñas, en situación de prostitución. Ellas son las explotadas, las damnificadas por un sistema prostituyente constituido por fiolos, proxenetas, redes mafiosas, policías, Estados, iglesias y organismos internacionales cómplices -cuando no partícipes-, “clientes” que nosotras los llamamos “prostituyentes”, medios de comunicación, bancos y empresas legales a través de los cuales se canaliza el “lavado” de dinero proveniente de esta actividad, e instituciones varias que de alguna manera se benefician. Es un sistema que tiene por detrás una cultura patriarcal-capitalista que lo naturaliza y lo sostiene. Es un negocio que produce billones de dólares en el mundo sobre la base de la explotación de los cuerpos.
¿Qué es la trata?
La trata es un medio para proveer mujeres y niñas a la demanda de los prostituyentes, un sistema que está organizado alrededor de ellos para así satisfacer una sexualidad patriarcal construida en base al poder, la violencia y la cosificación.
Alrededor del 85 por ciento de los casos en el mundo se relacionan con mujeres y niñas para ser prostituidas. Una problemática que abordamos es cuestionar la interpelación insistente a la trata que hacen los organismos internacionales, los gobiernos y la mayoría de las ONG que trabajan estos temas. Si sólo nombramos las “redes de trata” estamos parcializando engañosamente la problemática. Nombrar de esta manera esconde lo que en realidad son: redes de prostitución. Y lo que oculta es una naturalización de la prostitución como institución de dominio patriarcal.
Muchos son los intereses que se mueven a nivel nacional e internacional para que las redes de prostitución no sean asociadas a las de trata. La estrategia más importante sería reglamentarla. Esta posibilidad legalizaría la “industria del sexo” y a los proxenetas, la trata -convertida ahora en traslado laboral- sería imparable, como ya lo fue en el pasado con ZwigMigdal, una red internacional que operó entre 1906 y 1930.
A esto le sigue el olvido de políticas públicas para las damnificadas por esta violencia o para las que no quieran ingresar ,ya que al ser “trabajadoras” conquistarían supuestos “derechos laborales”. Nosotras cuestionamos que para conseguir derechos, las personas deban quedar cosificadas y fijadas a estas violaciones de derechos humanos.
Desde la Campaña Abolicionista decimos: “Si no empezamos a hablar de prostitución, habremos perdido la batalla contra la trata”. Entendemos que el abolicionismo es el sistema que puede aportar en la elaboración de políticas de erradicación de todas las formas de explotación sexual, ya que la defensa de los derechos de las humanas es intrínseca a sus postulados.
Para esto las sociedades deben responsabilizarse por lo que pasa y los Estados deben ser capaces de generar políticas de restitución de derechos, puestos de trabajo y condiciones de vida dignas para todas y todos.
Desde la Campaña Abolicionista “Ni una Mujer Más Víctima de las Redes de Prostitución” pensamos que esta situación de violencia es reversible, que la desigualdad es abolible, que la prostitución no es inevitable, que nuestra lucha -articulada junto a quienes compartan estas ideas y quieran un cambio profundo en la sociedad, que piensen que la igualdad y la libertad son deseables- hará realidad el abolicionismo.
La Campaña en actividad
Desde hace más de 7 años emprendimos en esta campaña acciones de denuncia, concienciación, talleres, marchas, presencia en el Encuentro Nacional de Mujeres, intervención en mesas redondas en los medios de comunicación, acompañamiento a familiares de víctimas, reclamos por la derogación de los Códigos Contravencionales y de Faltas. También la organización de Jornadas Abolicionistas Nacionales y Regionales que cuentan con cientos de ponencias abolicionistas, desde 2009 y en distintos lugares de nuestro país. Se pueden consultar información en nuestro blog, www.campaniaabolicionista.blogspot.com o en Facebook.com/campana.abolicionista. Para comunicarse con nosotras: niunavictimamas@yahoo.com.ar.
(*) Integrante de la Campaña Abolicionista “Ni una Mujer Más Víctima de las Redes de Prostitución”.