El domingo habrá elecciones presidenciales en el Perú y ante un escenario pandémico que abruma y la emergencia de candidaturas antiderechos, buscamos las propuestas feministas. Un breve perfil y las respuestas de dos candidatas que luchan por representaciones justas para un cambio verdadero.
Por Laura Salomé Canteros @laurasalome
“Que no hay trabajo fijo, que trabajo mucho y gano poco, y no hay en qué trabajar”, forman parte del imaginario de peruanas y peruanos ante las elecciones presidenciales del 11 de abril próximo. “Que Fuijmori nunca más”, “Que qué pasó con las mujeres que fueron forzadas a la esterilización”.
Según la última encuesta realizada en marzo de 2021 por CELAG, y en un universo muestral de más de 2 mil personas entrevistadas, las principales preocupaciones de la ciudadanía en el Perú están relacionadas con la época: acceder al derecho a la salud ante una segunda ola de COVID 19 en la región y la preocupación ante la falta de empleo o la precarización de la vida, son prioritarias.
Sin embargo, y ante la evidente emergencia en la agenda de elecciones de cuestiones domésticas internas, que deben ser abordadas desde el Estado y por el próximo gobierno electo ante la crisis política reciente del sistema político peruano -a la que se suma la global recesión económica debido a la pandemia-, la cita en el país andino presenta un abanico de 18 diversas opciones.
Por eso, ante la pregunta sobre si hay propuestas feministas en las elecciones en Perú, si, adivinamos, las hay. Y vienen acompañadas de reformas ante problemáticas de coyuntura y de reparaciones históricas ante desigualdades estructurales. Un breve perfil y las respuestas de dos candidatas ejectiva y legislativa que luchan por representaciones justas para un cambio verdadero.
“Dándolo todo” por las mujeres
Psicóloga y antropóloga, Verónika Mendoza fue legisladora entre 2011 y 2016. Es la segunda vez que concursa por la presidencia del Perú; antes, fue en 2016, cuando entró en el “ranking” de las más votadas. La candidata cuenta con el apoyo de los movimientos populares del sur y podría ser la primera presidenta en la historia de ese país. Es feminista y lleva propuestas integrales para la vida digna. Propone como gestión de la pandemia, la “vacunación universal, gratuita y ordenada” ante la especulación de la medicina privada; la nacionalización del gas y la recomposición de las relaciones diplomáticas con dos pueblos hermanos como Bolivia y Venezuela; y está a favor de un referéndum constituyente que retome las demandas plurinacionales que presentó en un Plan que resalta la autonomía originaria.
Mendoza se planta, en los debates y las entrevistas televisivas, ante los discursos -y las reacciones- antiderechos de otros candidatos. Así lo hizo sobre Rafael López Aliaga, empresario de turismo y miembro del Opus Dei que practica y aconseja el celibato: “nos quiere hacer retroceder al siglo pasado”… “calladitas y sumisas, aguantando cualquier tipo de violencias y sometimiento, sin la posibilidad de planificar nuestras familias, de decidir siquiera cuántos hijos tener y decidir si queremos tenerlos o no”. La candidata propone la universalización de una pensión para mujeres rurales y el reconocimiento del trabajo de cuidados para que, quienes cotizan en el sistema de pensiones -que también propone reformar-, reciban por cada hije, tres años trabajados.
No es la única candidata y lo recuerda cada vez que puede. Verónika Mendoza polariza en cuanto a modelo de país con Keiko Fujimori, la hija del dictador que pretende ser presidenta para devolver el terror al Perú. Las 346.219 mujeres, en su mayoría originarias, indígenas y campesinas (cifra que surge de un informe realizado por una comisión parlamentaria independiente en 2002), que entre 1995 y 2001 fueron esterilizadas forzadamente en el marco del “Programa Nacional de Planificación Familiar” del gobierno de Alberto Fujimori, no dejan olvidar. Keiko no es la única nostálgica; en los debates presidenciales se evidenció la matriz represiva de los años donde su padre arrebató el poder y gobernó la demagogia en el país, y varios candidatos hablaron de “educar en valores”, de que el matrimonio sea “hombre y mujer” e intentaron demonizar el enfoque feminista. Hasta hubo uno, Yohny Lescano, que lidera algunas encuestas, que ante la pregunta sobre el acceso a la Educación Sexual Integral, respondió “vamos a utilizar la tecnología satelital” (sic). Una ventaja para las propuestas progresistas, ya que la vuelta del fujimorismo significaría un deja vú antiderechos en un país que necesita urgente combatir las desigualdades.
“Las feministas estamos con Vero”
Lucía Alvites es socióloga feminista y candidata a diputada por “Juntos por Perú”, el partido que lleva como candidata a presidenta a Verónika Mendoza, y que ella define como el espacio que realizó “el Plan de Gobierno más consistente en lo que respecta a la igualdad”. En sus redes sociales conviven pañuelos verdes y las propuestas renovadoras que se multiplican en campaña.
“Las feministas estamos con Vero”, afirmó Alvites, refiriéndose a Mendoza, “porque es una compañera comprometida con la lucha por las mujeres y porque entendemos que los cambios necesarios tienen que incluir un eje de igualdad desde los feminismos”, agregó. ” Juntos por Perú articula a sectores y organizaciones sociales, ciudadanas, políticas que hace tiempo vienen luchando por un cambio: trabajadores sindicalizados, mujeres organizadas, agrocultores, profesionales, maestras y maestros. Nuestros planteos van a la raíz de los problemas y proponen un cambio verdadero; por ejemplo, una reforma tributaria, un cambio de Constitución, una segunda reforma agraria, una diversificación productiva y muchas más”, caracterizó la socióloga.
Las propuestas feministas de “Juntos por Perú” son la creación de un sistema nacional de cuidados, para que el Estado pueda reconocer los trabajos que garantizamos las mujeres; una “Pensión Mujer”, que sea contabilizado tres años de aportación por cada hije; la creación de infraestructura de cuidados como guarderías y centros para las personas adultas mayores; y el reconocimiento de trabajos comunitarios como ollas comunes en los barrios. “Parte de poner el suelo parejo entre varones y mujeres es que se pueda entender que el trabajo de cuidados tiene que se parte de una política pública”, fundamentó Lucía Alvites desde una mirada feminista de la construcción política y agregó que, de ganar las elecciones, el enfoque de género será un requisito de capacitación para las y los funcionarios públicos. En relación a las propuestas para las personas LGBTIQ+, el espacio de Verónika Mendoza pretende el reconocimiento del matrimonio igualitario e impulsar una ley integral de identidad de género para garantizar desde el Estado el derecho a la plena igualdad.
Contra la antidemocracia, una representación feminista
Actualmente, el Perú está en deuda con las mujeres, y tiene una legislación restrictiva en relación al derecho al aborto que solo se permite, desde 1924, “cuando existe riesgo grave y permanente para la salud o la vida de la persona gestante”, pero no se aplicaba, debido a la falta de una guía o protocolo que se publicó recién en el 2014, después de 90 años, año en que se realizó la campaña ciudadana “Dejala decidir” en la que se juntaron más de 100 mil firmas para proponer al Congreso una ley que ampliara las causales, reconociendo el derecho a abortar tras ser víctima de violencia sexual. Un año después, la Comisión de Justicia votó a favor de archivar el proyecto de ley, pese a la opinión favorable del Poder Judicial, del Ministerio de la Mujer y del Ministerio de Justicia.
Verónika Mendoza participó en ese entonces de la campaña en favor del cumplimiento de los derechos sexuales y (no) reproductivos de las mujeres del Perú, uno de los países con mayor tasa de denuncias por violación sexual y en el que se estima los varones cometen unas 50 violaciones por día. Mendoza salió a los medios a desentramar, a denunciar los embarazos forzados producto de la violencia sexual y la omisión del Estado de legislar en favor del acceso a la salud y los DDHH. “Penalizar el aborto hace que mujeres, adolescentes y niñas mueran en clandestinidad”, afirmó Mendoza en 2014. Por eso, en 2021, su Plan de Gobierno plantea la despenalización del aborto hasta la semana 12 y defiende la propuesta ante la problemática de salud pública afirmando que además, “hay que señalar a quienes pretenden hacer de la punición del aborto un tema tabú”.
“Es fundamental e imprescindible que podamos garantizar en el Congreso una representación feminista y que esté en permanente trabajo y articulación con las organizaciones sociales”, respondió Lucía Alvites, candidata al legislativo, ante la pregunta sobre cuáles deben ser las estrategias para avanzar en derechos. “Tener un pie en el Congreso y un pie en la calle”, agregó, “no se puede hacer política, combatir a los antiderechos, sin tener la calle, sin trabajar con las organizaciones, con las mujeres de los espacios populares, con ellas necesitamos ´chambear´ para detener a los antiderechos. Pedagogía, lucha de calle y lucha popular para poder enfrentarlos”.
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Las elecciones en Perú son más interrogantes que respuestas. A pesar de la pandemia, el 86% de las y los peruanos dice que irá a votar. Quizá el futuro sea feminista. Porque seguimos luchando porque las esperanzas y las liberaciones de los pueblos también sean opciones en las urnas.