La banda californiana concluyó su gira en Argentina con el último show en La Plata. Meditación, acción y excelencia musical convertidos en reggae-jazz.
Groundation se llaman los rituales que las tribu rastafari llevan a cabo para meditar a través de la música. Todos sentados en el piso, escuchan los sonidos del Nyabinghi, ritmo ancestral que los africanos hechos esclavos en las Américas trajeron de su continente y adaptaron con sonidos autóctonos. Durante los rituales, buscan conectarse con la música, que ésta eleve sus espíritus, y en algunos casos llevan adelante verdaderas asambleas, donde el encuentro con el otro eleva la solemnidad del momento. Ground-nation, la ‘nación del piso’, es una de las tradiciones ancestrales más fuerte de la cultura rastafari. El piso es lo que nos iguala, todos de allí partimos, y si todos desde allí avanzamos, la nación se convierte en elevación material y espiritual del hombre.
Cuando Harrison Stafford debió ponerle nombre a ese raro proyecto que acababa de arrancar a finales de 1998, no tuvo demasiada duda en que Groundation iba a ser un muy buen nombre. Aunque la enorme mayoría de los integrantes de esta reggae band californiana, nada tengan que ver con rastafari y Jamaica. La primera formación incluía a Ryan Newman en el bajo y a Marcus Urani en el teclado. Los tres participaban del programa de jazz de la Sonoma State University, donde Stafford llegó a dar un curso sobre historia de la cultura y música reggae.
Flaco, de anteojos y barba larga, con su guitarra eléctrica colgando y actitud de moderno profeta, Stafford fue sumando músicos a este proyecto de mezcla incontrolada de jazz, reggae y funk, logrando juntar profesionales de alto calibre. Así llega alrededor del 2000 David Chachere, trompetista de jazz, con mucha experiencia en San Francisco, que hoy gira el globo tocando reggae.
Un equipo de lujo que se luce en cada presentación. Y las del pasado fin de semana, en Buenos Aires y La Plata, no fueron la excepción. Con dos de sus integrantes ausentes por motivos familiares, Groundation presentó un arsenal musical que muy pocos músicos a nivel internacional han podido demostrar en los escenarios locales, inclusive por fuera del género. La facilidad y atención con los que cada integrante explaya su arte, en solos o de conjunto, es merecedora de cierto asombro. Sin ser excesiva, la mística de la banda, su desempeño arriba del escenario, aporta un marco de tranquilidad y reflexión a la explosión de sonidos, ordenados y límpidos que salen de cada uno de los instrumentos, con una impronta jazzera explícita.
Todos y cada uno de los músicos se lucen en su performance, con virtuosismos exactos, coordinados, y dirigidos por la figura de Stafford, el frontman y cantante. Su peculiar timbre de voz, marca distintiva de la banda, junto con la prolijidad e innovación en lo musical, definen el trabajo grupal, una cachetada para quienes reducen el reggae a un sincope pegadizo. La propuesta de Groundation, sobre el escenario y en el estudio, es una enorme novedad para el género. Inspirados en las grandes leyendas del reggae roots, los californianos aportaron elementos nuevos y originales a la música jamaiquina, haciéndose carne de uno de los preceptos más propios del reggae, apropiarse y aportar a una cultura colectiva. Así, los repentinos cambios de ritmo, los crescendo, las acertadas exposiciones y re-exposiciones de melodías y sesiones rítmicas, también definen la trayectoria musical de lo que ya muchos definen como la mejor banda de reggae de la actualidad a nivel mundial.
Desde su surgimiento la banda vivía con el problema de tener canciones demasiado largas, más similares a una jam session que a temas grabables para su distribución. Acortarlos, editar las grabaciones, y sacar un disco, hubiese sido un enorme problema, ya que esas decisiones iban a ser tomadas por una discográfica pensando en la comercialización de las producciones. Es así como nace Ground Tree Records, la etiqueta a través de la cual Groundation autoprodujo cada uno de sus 8 álbumes de estudio, hoy rebautizada como Groundation Music. La autogestión en la producción y distribución de su música los dejó quizás por fuera del circuito más conocido y rentable del reggae mundial. Pero su participación en los festivales más importantes del mundo, como el Summerjam en Alemania o el Rototom Sunsplash en Italia, y sus giras por todos los continentes ya los proclamaron como uno de los grupos más afirmados en la escena internacional.
A tal punto de poderse dar el lujo de preparar una gira tributo a Bob Marley por toda América, justamente la que tuvo fechas en Buenos Aires, Mar del Plata y La Plata, con un disco que aún no cumplió seis meses de editado. Si bien los espectáculos tuvieron una gran parte dedicada a promocionar su nuevo trabajo, y a los éxitos que ya el público conoce, Groundation se dedicó a rescatar los sonidos más rústicos de los primeros años de los Wailers junto con Marley, y proponer arreglos con un inconfundible sello propio. La frecuencia con la que tocan en nuestro país hace esperar en un nuevo show para el año que viene, algo altamente recomendado para amantes del reggae y de la música en general.