Por Ezequiel Arauz. Efusivo como nunca, Hugo Yasky encolumnó definitivamente a la fracción de la CTA que encabeza tras de la conducción “nacional y antiimperialista” de Cristina, tras asegurar que el kirchnerismo logrará la “liberación de los trabajadores”.
A pura definición y rodeado de organizaciones del núcleo duro del oficialismo, el sindicalista busca ocupar en parte el espacio vacío dejado por Moyano.
Hay que recordar que el apoyo del dirigente al gobierno nacional no comenzó con la prórroga de su mandato por parte del ministerio de Trabajo, luego de una conflictiva elección nacional y de que la Junta Electoral de la central de trabajadores determinó su derrota en las urnas a manos de la lista 1 encabezada por el estatal Pablo Micheli. Pero el dato novedoso es que Yasky y el espacio de dirigentes y organizaciones sindicales y sociales que le responden, han dado un paso más en su identificación plena con el conjunto de fuerza políticas que componen la base de sustento directo del kirchnerismo.
El acto de festejo de la expropiación de YPF en la plaza del congreso tras la votación en diputados tuvo al dirigente docente como protagonista principal sobre el escenario, al lado de los siempre sonrientes Amado Boudou y Juan Abal Medina, vicepresidente y jefe de Gabinete, entre otros. Sobre el escenario el jueves a la noche no hubo ningún dirigente de la CGT.
La semana cerró con otra buena noticia para Yasky: la intención del gobierno de designar al economista Eduardo Basualdo, director de CIFRA, Centro de Investigación y Formación de esa fracción de la central en el nuevo directorio de la petrolera acompañado por otro integrante de ese centro, Nicolás Arceo.
Perfil en alza
En los días previos al acto de Vélez y todavía con la expropiación del 51% de YPF en trámite legislativo, la CTA recibió a los diputados Andrés “Cuervo” Larroque de La Cámpora, al presidente de la cámara baja y ex ministro de Agricultura, Julián Domínguez y a Martín Sabbatella de Nuevo Encuentro.
Precisamente desde el partido creado por el ex intendente de Morón, del que Yasky integra la mesa nacional, venían reclamándole a esa fracción de la central mayor intervención pública en la agenda instalada por el gobierno, criterio que comparte también el secretario general provincial y del SUTEBA, Roberto Baradel. La coyuntura y la ausencia de voces sindicales de peso a la mano, hizo que desde el gobierno nacional vean también con buenos ojos esa iniciativa.
Con la expropiación de la petrolera como tema central, el encuentro en la sede sindical apuntó a mostrar la buena sintonía entre la CTA y la organización juvenil. “No puede haber ningún falso antagonismo entre la militancia juvenil y el movimiento sindical” expresó el docente como primera conclusión tras el encuentro, agregándole sal a una polarización que condimenta buena parte de las disputas entre el secretario general de la CGT y los discursos de Cristina.
Es que el arco oficialista que conforman la agrupación de cuadros juveniles del kirchnerismo, junto con el Movimiento Evita y la Corriente de la Militancia, carece de expresión sindical y la fracción de la CTA ha demostrado, sobre todo desde el conflicto por la resolución 125 a la fecha, una robusta fidelidad, dejando inclusive en segundo plano la negada personería gremial.
Los más optimistas del kirchnerismo imaginan la etapa actual como una transición, desde la ruptura con Moyano hasta que el espacio oficialista logre conformar agrupaciones sindicales propias que disputen y ganen los sindicatos, generando una renovación en la cúpula.
En tanto, la sintonía de Yasky y Baradel con el oficialismo no se resintió siquiera con el episodio ocurrido durante la inauguración de las sesiones parlamentarias de este año, cuando Cristina criticó los paros docentes y recordó las supuestos tres meses de vacaciones, golpeando sobre la base social de ambos dirigentes. Todavía sosteniendo su desacuerdo con esos dichos, Yasky reconoce como un error haber comparado por ello a la presidenta con Duhalde. En el marco de las paritarias del sector, este año la CTERA convocó en marzo al primer paro nacional por reclamos salariales en toda la etapa kirchnerista.
Desde la central que conduce advierten que el corrimiento de Moyano, único de los dirigentes de peso de la CGT que puede demostrar su oposición a las políticas neoliberales del menemismo, les ensancha el margen junto al oficialismo, hueco que de momento tampoco va a llenar, ni por historia ni por estilo Antonio Caló, quien se ubica como su posible reemplazante.
El metalúrgico además está negociando con los gordos, apurando un acuerdo antes del congreso de julio de la central obrera, dato que lo torna poco mostrable. “Somos la organización sindical que mejor expresa la etapa abierta en 2003” definen cerca del docente.
Desde el moyanismo parecen tomar nota de estos movimientos. El diputado nacional Facundo Moyano, hijo del camionero, salió a bajarle el precio a la representatividad de Yasky y lo trató de obsecuente. Otro que hizo mención al secretario general de la CTA fue el judicial Julio Piumato, quien dijo que el docente le daba pena, “desde la soberbia piensa que al peronismo se lo mata por decreto” agregó.
Definiciones
Cuando la CTERA en 1997 decidió instalar la “carpa blanca” docente en el congreso, medida que se extendió durante más de treinta meses y se transformó en un símbolo de defensa de la escuela pública y de la resistencia cultural al menemismo, Yasky era adjunto de Marta Maffei y así se convirtió en un referente innegable de la lucha de los maestros.
La medida fue levantada en diciembre de 1999, habiendo conseguido un fondo de financiamiento conocido como incentivo docente, en una de las primeras decisiones de la gestión de Fernando De la Rúa, electo por la Alianza UCR – Frepaso. El dato reivindicativo quedó en segundo plano frente a otro, de carácter político: el abierto apoyo de la conducción gremial a aquel gobierno.
Ya en 2006, el dirigente docente llegó a la secretaría general de la CTA para reemplazar a Víctor De Gennaro, habiendo ganado las elecciones tras un acuerdo entre las principales organizaciones de la Agrupación Germán Abdala (ATE – CTERA) y curiosamente para frenar una avanzada kirchnerista encabezada por D`elía y el actual diputado del Frente para la Victoria, el estatal Edgardo Depetris.
Durante el último proceso eleccionario de la CTA, al que la agrupación Germán Abdala concurrió por primera vez dividida, Yasky había definido que la autonomía – concepto caro al nacimiento de esa central, entre gremios que venían de una CGT que supeditaba sus decisiones a la necesidad de los gobiernos, así fuera la peor versión neoliberal y entreguista – no significaba neutralidad y por tanto, hacía publico su apoyo al gobierno. Desde entonces participó de numerosos actos en Casa Rosada y defendió públicamente muchas de sus medidas.
Sin embargo, sus definiciones sobre el kirchnerismo en la Federación de Box, durante el acto conmemorativo del día de los trabajadores, cargadas de énfasis y no escuchadas hasta el momento, conforman una vuelta de tuerca. Tras afirmar que en la concentración en Vélez “nació el movimiento nacional, popular y democrático del siglo XXI” cotejándolo con aquel que conducía Perón en el siglo XX, Yasky fue más allá y aseguró que Cristina Kirchner encarna “la conducción del proceso de lucha nacional y antiimperialista en la Argentina”.
Bajo esa hipótesis, el secretario general advirtió que el objetivo de las organizaciones del campo popular es lograr las condiciones para “ponernos a la altura de los avances y desafíos que nos propone el gobierno” y vaticinó que “el kirchnerismo va a conducir la liberación de los trabajadores más allá del 2015”.