Por Nicolás Miranda. ¿Algo más para confirmar esta sensación de “Buenos Aires, ciudad tropical”? Sí, cumbia amazónica.
Primero una refrescante lluvia de artistas brasileños sobre nuestra capital, luego una desperdigada pero creciente escena de bandas de afrobeat pululando por las calles porteñas y ahora hasta tornados con lluvia y granizo que se llevan puesto todo a su paso. Y, por si faltaba algo, en las últimas semanas se hizo presente la cumbia amazónica.
La ciudad de Buenos Aires y sus alrededores están llenos de bandas y shows de cumbia: probablemente es el género más escuchado por sus habitantes. La novedad es que abril trajo tres shows internacionales relacionados con esta variedad particular de la cumbia, despertando algunas reflexiones sobre su circulación en circuitos no convencionales.
El desembarco de la cumbia amazónica comenzó el miércoles 11 de abril en Niceto Club, cuando se presentaron Los Mirlos, banda con más de cuarenta años de trayectoria, junto a exponentes principales del género. Oriundos del Perú, a la versión más tradicional de la cumbia en ese país le agregaron, desde 1973, guitarras eléctricas que la acercan a la sonoridad instrumental del surf-rock. Efectos como el wah wah y guapeos logran darle a la música un toque espeso, de mata profunda. Según algunos presentes en el show, Los Mirlos aún logran sostener la vigencia, estilo y capacidad para someter al público a una densa cadencia con olor a selva.
Al día siguiente, 12 de abril, le llegó el turno a Celso Piña, acordeonista mexicano con una trayectoria de más de treinta años. Su particularidad es haber difundido de manera autodidacta, primero en la zona de Monterrey y luego en México entero, su versión de la cumbia colombiana. Por mucho tiempo, Piña fue una especie de fenómeno regional, hasta que artistas de nuevas generaciones extendieron su legado a un nuevo público, trabajando en colaboración con él. Pato de Control Machete, King Changó, Lila Downs y Café Tacuba, entre otros, fueron los encargados de efectivizar esta reivindicación. La fusión con nueva sangre –y géneros como el sonidero, el reggae o el ska– llevó su música por primera vez fuera de México. Así visitó nuestro país, y en Niceto fue acompañado por Pablo Lescano.
Ahora bien, ¿cuál es la condición de posibilidad para que estos artistas cautiven a un público que se acerca gustoso hasta Palermo, a un lugar tradicionalmente dedicado al rock/ pop, para escuchar una música similar a la que difícilmente irían a disfrutar a las bailantas de Once, Flores o La Matanza? La clave está en la historia de la banda que cerró, el sábado 21, esta serie de recitales: Chicha Libre.
El nombre podría sugerir a varios miembros de pueblos originarios embriagados con la ancestral bebida incaica, tocando cumbias que se escuchan entre la vegetación, cerca de la triple frontera entre Perú, Brasil y Colombia. Sin embargo, se trata de una banda de jóvenes con base en Brooklyn, capitaneada por un francés (Olivier Conan) que descubrió este ritmo en 2005, en un viaje por Perú. Así es como la chicha peruana ha llegado con un aura de distinción a este público extendido. Conan es el responsable casi solitario de la divulgación y popularidad de la cumbia amazónica, tanto en estos pagos como en Europa y Estados Unidos. En 2007 editó el compilado Roots of Chicha: Psychedelic cumbias from Peru, para regocijo de la crítica especializada y de los músicos incluidos en él, que vieron cómo se ampliaba su llegada. El disco recopila varios de los temas originales que son himnos de la cumbia amazónica y fascinaron a Conan al descubrirlos: clásicos de Los Mirlos, Los Destellos o Juaneco y su Combo.
El paso siguiente de Conan fue la formación de Chicha Libre en 2008, para tratar de revivir la cumbia amazónica en un contexto mainstream, primermundista y de clase media, cuarenta años después de su surgimiento. Organos Farfisa, guitarras perezosas, sintetizadores y un español dudoso son parte de su sonoridad. Su primer disco, Sonido Amazónico (2008) flirtea entre el homenaje literal y la aplicación de la cumbia como un lenguaje que permite “volver fácilmente cualquier cosa en una canción chicha (…) es como el reggae”, según el francés. Algo parecido a lo que ocurriera anteriormente con la juventud blanca/urbana/inglesa y el blues rural/negro/estadounidense en los 60; David Byrne y la world music en los ochenta; o Ry Cooder/Win Wenders y el Buena Vista Social Club en los noventa: un gringo procesa la tradición de un “otro” (en general, extranjero, de otro origen étnico, pobre u olvidado) para consumo masivo. La obsesión por los ritmos folklóricos primitivos, con componentes aborígenes u originarios y de fuerte arraigo popular, es el denominador común de estas fascinaciones, que suelen revelar lo que tienen de experimento antropológico: el espíritu vintage, lo exótico como marketineable cool, la legitimación que una cultura establecida y dominante le otorga a otra a la que mira desde arriba.
Gracias a esta operación la cumbia peruana de Los Mirlos y el híbrido de Chicha Libre tienen lugar y recibimiento en Niceto, aún si hay un abismo entre una música que expresa la experiencia de la vida en la selva, las costumbres de la cultura andina o los sufrimientos de los sectores populares peruanos, y otra que puede convertir todo eso en el soundtrack de una película de Tarantino. Sin embargo, con la cumbia amazónica pasa lo mismo que con aquellos rescates que mencionábamos antes: más allá de la condescendencia -“rescatemos esta música antes de que se extinga!”- o el puro snobismo -la inverosímil asociación de la cumbia amazónica con un movimiento ética y estéticamente en sus antípodas, como la psicodelia-, hay algo de acto de amor, de homenaje genuino en estas producciones. Después de todo, ni la mayoría del público de los tres shows mencionados, ni el autor de esta nota, ni varios de sus lectores, habremos llegado a la chicha tras internarnos en la Amazonia tropical. Seguramente le debemos a Conan y su Roots of Chicha el conocer y disfrutar de estos ritmos pegajosos y alegres, y por ello cabe agradecerle. Los originales de la cumbia amazónica ya han tocado aquí y el experimento Chicha Libre también: queda a criterio de los asistentes si hubo entre ellos una continuidad conceptual o una diferencia insalvable.
Links para escuchar:
http://soundcloud.com/sonadoresdexocoyotl/los-mirlos-sonido-amazonico
http://soundcloud.com/roger6477/los-mirlos-la-danza-de-los