Los 13 candidatos a la presidencia de Egipto iniciaron oficialmente la campaña electoral el domingo 30 de abril. La primera vuelta tendrá lugar los días 23 y 24 de mayo.
Si todo sale conforme a lo programado, la Junta Militar que gobierna Egipto desde la caída de Hosni Mubarak deberá ceder el poder al próximo presidente electo el 1º de julio próximo.
Se presentaron a la justicia electoral 23 candidatos, pero solamente 13 fueron aceptados. En caso de que ninguno de ellos reciba más del 50% de los votos, los dos primeros más votados disputarán una segunda vuelta en junio.
Entre los cuatro principales candidatos está Amr Moussa, considerado por muchos analistas como el favorito. Moussa, que se define como “nacionalista”, es ex secretario general de la Liga Árabe (2001-2011) y ex ministro de Relaciones Exteriores de Mubarak, entre 1991 y 2001.
Otro importante candidato, vinculado a la poderosa organización Hermanos Musulmanes, es Mohamed Morsi, que deberá captar la mayoría de los votos islámicos. Morsi tendrá el apoyo de la mayoría del Congreso, hegemonizado hoy por los Hermanos. Sin embargo, sus críticos afirman que además de la falta de carisma, su nombre es desconocido. El candidato fue elegido para la disputa tras la descalificación de Jairat el Shater, el líder más popular de la organización.
Además, según el diario español El País, la popularidad de la Hermandad se vio afectada tras haber roto su promesa de no presentar candidato a las presidenciales. Morsi se vio obligado a iniciar su campaña a la defensiva, negando que su organización tenga la pretensión de hegemonizar la política en el país.
Abdel Moneim Abulfutuh y Ahmed Shafiq son otros nombres con chances de llegar a la segunda vuelta. El primero recibe apoyo de diversos sectores, como los salafistas y una parcela de los jóvenes que lucharon por la caída de Mubarak. Shafiq fue primer ministro durante los últimos días de Mubarak.
Constitución
A tres semanas de los comicios, no sólo existe una gran incertidumbre respecto a quien será el vencedor, sino también sobre cuáles serán sus competencias. La nueva Carta Magna del país, que debería ser aprobada antes del 1º de julio, fecha en que asumirá el nuevo mandatario, todavía no tiene una Asamblea Constituyente.
Según las agencias internacionales, la asamblea ya tendría que haber iniciado su trabajo. Sin embargo, el 10 de abril, la Justicia la invalidó después de que una cuarta parte de sus miembros, en su mayoría liberales, decidió boicotearla, por considerar que estaba dominada por los islamistas y no representaba a todos los sectores de la sociedad.
El sábado 28 de abril, un nuevo acuerdo entre las principales fuerzas políticas del país y la Junta Militar acordaron la formación de una nueva Asamblea, que será formada por 100 representantes, elegidos por el Congreso.
Así, difícilmente Egipto tendrá una nueva Constitución cuando asuma el nuevo presidente, lo que viene preocupando a diversos sectores que llaman la atención para el carácter autoritario de la actual Carta.