Más de dos mil presos, la mayoría de ellos palestinos, realizaron una huelga de hambre en cárceles israelíes. Las demandas abarcan desde la liberación de presos políticos hasta mejoras en las condiciones carcelarias.
Coincidiendo con la conmemoración del “Día del Prisionero Palestino” que suscitó movilizaciones en Cisjordania y la Franja de Gaza, alrededor de 2.300 presos, según la Autoridad Penitenciaria Israelí, realizaron una huelga de hambre. 1.200 de ellos continuarán el reclamo por tiempo indefinido en la llamada “batalla de los estómagos vacíos”.
La huelga de hambre apunta a presionar al gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para que excarcele a todos los reos, incluidos 320 en “detención administrativa”. Este régimen de castigo mantiene a los arrestados por tiempo indefinido sin cargos ni juicio y ya motivó una huelga de hambre de 66 días de Khader Adnan, un miembro del movimiento de resistencia Jihad Islámica al que Israel se comprometió dejar libre el día de ayer.
Los detenidos incluyen en sus reclamos, además de la liberación, una serie de quejas por temas como la utilización del régimen de aislamiento en las cárceles, la dificultad para conseguir permiso para recibir visitas de familiares y los registros en los que los visitantes son obligados a desnudarse.
La Autoridad Penitenciaria Israelí emitió un comunicado en el que declara que no es la primera vez que se enfrenta a una situación así y que está “preparada para gestionarla”.
Por su parte el ministro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) para Asuntos de los Prisioneros, Issa Qaraqaa, señaló que la situación de los palestinos tras las rejas israelíes se ha empeorado y que “no habrá paz en la región sin la excarcelación de todos los palestinos”.
Buscando retomar el diálogo
Mientras en Ramalah (Cisjordania) se intensificaban las demandas de excarcelación en concentraciones realizadas con banderas palestinas, fotos de presos y del fallecido líder Yasser Arafat, el presidente de la ANP, Mahmoud Abbas, envió una carta al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Mediante la misiva se busca retomar el diálogo entre Israel y Palestina suspendido desde 2010.
Para el día de ayer estaba prevista una reunión entre el mandatario israelí y una delegación de la ANP. Sin embargo, en el marco de la huelga de hambre y de las movilizaciones en los territorios palestinos, el primer ministro palestino Salam Fayyad declinó su asistencia a la reunión.
Fayyad rehusó la entrevista con Netanyahu en lo que describió como “un día cargado de tensiones” por la huelga de presos. Este es uno de los temas que el gobierno palestino pone como condición para negociar, además del cese de los asentamientos ilegales de colonos israelíes y del reconocimiento de las fronteras de 1967.
El jefe negociador palestino Saeb Erakat fue el portador verbal del mensaje de Mahmoud Abbas, al jefe del Ejecutivo israelí, quien dijo que en dos semanas respondería con un emisario las condiciones en que podría reanudarse el diálogo.
La organización Hamas, que gobierna en la Franja de Gaza y se opone a negociar bajo la ocupación israelí, expresó que con el encuentro de la delegación de la ANP con el gobierno de Tel Aviv estaba “apuñalando por la espalda a los prisioneros palestinos”. Abbas, que pertenece al partido gobernante Al Fatah y que tiene hegemonía en Cisjordania, contestó a estas declaraciones con un comunicado donde aseguraba que “el único que se beneficia de la división entre los palestinos es Israel, la potencia ocupante”.
A pesar de estas diferencias, el gobierno de la ANP retoma con esta carta la iniciativa sobre el conflicto, buscando una solución a una disputa que lleva más de 60 años y que no parece tener una resolución en el corto plazo. La huelga de hambre puede ser un factor de presión importante, sobre todo si consigue la simpatía internacional, sobre el gobierno de Israel para avanzar en algún tipo de diálogo.