Por Agencia de Noticias Ansol. El presidente de la cooperativa de Villa Constitución, Cristian Horton, hizo un balance de esta década y media de autogestión y de la situación del movimiento cooperativo.
-¿Cómo se encuentra Cooperar 7 de Mayo luego de 15 años de autogestión?
-Muy bien. Con una gran experiencia en haber pasado momentos malos y momentos buenos. Con objetivos en desarrollo, que tienen que ver con demandas sociales. Estamos justo en un momento donde nuestro cliente más grande, la multinacional Acindar, está en un proceso de ajuste y eso nos lleva a optimizar recursos y a estar discutiendo abonos, cotizaciones, planteles de trabajo. Pero siempre con el objetivo de mantener los puestos de trabajo como prioridad. Estamos bien en lo económico, bien en lo financiero. Estamos consolidados en la ciudad, con una inserción en la comunidad muy grande. El compañero que trabaja en Cooperar tiene crédito en todos lados. No solo porque gana bien sino porque el comerciante sabe que va a cobrar. Los recursos que nosotros generamos se vuelcan al 100 por ciento en la comunidad y la comunidad devuelve eso. Estamos en las organizaciones sociales, vecinales, barriales, así como en las escuelas, con un prestigio importante. Hasta tuvimos muchas propuestas de diferentes sectores políticos para participar en las elecciones a Intendente y Concejales. En el plano nacional también tenemos una presencia importante, fruto de una buena gestión, una cooperativa eficiente, eficaz en el servicio que brinda, con una capacidad de reacción ante la necesidad del cliente. Somos una cooperativa con una participación muy importante de cada compañero, y eso genera una referencia en el ámbito nacional. Fuimos invitados de muchos ambientes y muchos espacios a construir organización, brindar capacitación y asesoramiento.
-¿Cuáles son los desafíos actuales?
-Con las últimas dos asambleas, grandes, trascendentales, decidimos comprar 15 hectáreas de terreno y lotearlas para cubrir una demanda social que tiene que ver con la tierra. En una decisión colectiva y unánime de la asamblea decidimos comprar un lote para cada compañero, incluyendo a los que se integraron este año, que eran aspirantes en el momento de las asambleas donde se decidió.
-En su nacimiento, la cooperativa estuvo muy ligada al sindicato de metalúrgicos. ¿Cómo ven hoy la relación entre sindicalismo y cooperativismo?
-Nosotros somos hermanos de clase del movimiento obrero. Caminamos hacia el mismo norte. Las cooperativas que han contado con el apoyo gremial han tenido más posibilidades que otras, por la relación de fuerzas y la capacitación. Pero siempre tiene que haber un grado de autonomía e independencia. Si eso se hace honestamente, defendiendo los derechos de los trabajadores, no debería haber ningún gremio que se oponga a lo que un cooperativista hace. Porque en definitiva somos lo mismo. Yo creo que un trabajador autogestionado es la expresión máxima de la lucha de clase. Ese gremio que toda la vida peleó por algo y encontró en la lucha el poder para desarrollar su propia herramienta de trabajo, sin el patrón que lo oprimía. Es el mismo trabajador que desarrolla la herramienta de producción. ¿Qué mejor que eso? Tratamos desarrollar la cooperativa con la ayuda del sindicato, y que para el sindicato la cooperativa sea una herramienta para las conquistas de los trabajadores. Pero siempre caminando juntos, sin diluirnos.
-¿Por qué al sindicalismo le cuesta tanto entender a las cooperativas como un proyecto de liberación de los trabajadores?
-Porque las ambiciones personales van superando las ambiciones colectivas y los intereses se contraponen. Eso pasa en todos los ámbitos de la vida, como hay sindicalistas malos hay médicos malos, curas malos, etc. El sindicalista que no apoya al trabajador en sus relaciones laborales es porque tiene otros intereses en el medio. Todos los trabajos en los que nos hemos desarrollado antes de estar en la cooperativa fomentan el individualismo. En ese pasaje tuvimos que reconstruir nuestra propia cultura del trabajo y no es fácil. Todos tuvimos que entender que hay que decidir lo que es mejor para el conjunto. Y a pesar de las discusiones y las peleas, siempre sale la cuestión solidaria.
-Hoy se empieza a avanzar en las reivindicaciones históricas del movimiento cooperativo, como obra social y jubilación. ¿Cuál es su idea con respecto a eso?
-Hay que avanzar en todas estas iniciativas. Nosotros el tema de salud lo tenemos solucionado ya que estamos afiliados a la UOM y tenemos su obra social. Pero si hemos tenido la creatividad para desarrollar nuestros emprendimientos productivos, también tenemos que desarrollar proyectos en lo que refiere a salud y jubilación. Son las cuestiones postergadas, que han quedado fuera del sistema porque somos monotributistas. Tenemos que crear el fondo compensador para que podamos tener nuestra jubilación. Y mientras tanto tenemos que conseguir políticas públicas que resuelvan esto para que podamos aportar como cuando estábamos en relación de dependencia, si la única diferencia es que nosotros no tenemos patrón, pero los aportes los podríamos hacer igual. El marco que tenemos posibilita avanzar en estas cuestiones. Pero mientras tanto desarrollemos proyectos propios. Mutual propia, obra social propia. En Cooperar 7 de Mayo generamos este proyecto de la compra de tierra como una de las formas de enfrentar el tema de la jubilación, para que todos los compañeros en el futuro puedan multiplicar con esa capitalización que hace la cooperativa una inversión que en el futuro les permita generar una diferencia y compensar lo que significa hoy pasar a ser un jubilado. Y darle contención a los compañeros más grandes. A algunos los tuvimos laburando unos años más porque le faltaban aportes, los incluimos, y pensamos en generar mecanismos para que luego sigan ligados a la gestión cooperativa como algún consejo asesor.
-Ustedes son los herederos de ese movimiento obrero que protagonizó grandes luchas en el pasado, como el Villazo, aquí en Villa Constitución. ¿Qué relación ven entre aquellas luchas y el cooperativismo?
-Yo creo que en el contexto en el que estamos en el cooperativismo de trabajo hoy está recuperando las banderas por las que lucharon nuestros viejos hace muchos años. El Villazo significó la pelea contra la burocracia sindical que se olvidaba de las necesidades de los metalúrgicos de Villa Constitución. Acá se peleaba por tener una ambulancia. El aporte de los obreros de acá al sindicato era muy jugoso a nivel nacional pero cuando un compañero se enfermaba no podía ir a Rosario a hacerse atender. Así empezó la lucha en los años ’70.
Después de la represión de 1975 en Villa, después de la Dictadura, el neoliberalismo se instaló y la derrota fue muy grande. Pero el colapso de 2001 hace rever todo eso y nos hizo mirar para atrás. Y esas banderas que llevaban adelante nuestros viejos están volviendo a ser nuestras banderas. Nosotros queremos trabajo digno, decente, salud, educación, vivienda. Y en los ’70 se peleaba por eso. Cuando se peleaba para recuperar el sindicato era por la ambulancia y el centro de salud que hoy tenemos. Hoy peleamos por lo mismo que en aquella época. El 2001 fue el quiebre en el que nos dimos cuenta que no necesitábamos una sociedad de consumo, sino consumir para generar trabajo.
-¿Qué visión tienen de la actualidad del movimiento cooperativo?
-El cooperativismo está en una etapa de desarrollo muy necesaria. Tenemos que aprovechar que el gobierno está apostando a organizaciones intermedias, cuando en otro momento no pasaba. El Estado antes era muy chico y se habían olvidado de todos nosotros. Hoy nos pide organizarnos y tenemos que aprovecharlo. FECOOTRA está teniendo un crecimiento muy importante. Y es muy necesario, porque también hubo muchas experiencias similares anteriormente, pero no se desarrollaron como corresponde. Se concentraron en los discursos y las movilizaciones y no atendieron la etapa de la gestión. En eso FECOOTRA es un ejemplo. De las organizaciones que recuperaron empresas a partir del 2000 es la única que sigue en pie y es la única que ha planteado un modelo de gestión de empresa cooperativa. Donde la ayuda del Estado y la gestión de los trabajadores pueden desarrollar el sistema productivo nacional. Y que eso haya sido el puntapié inicial para crear una confederación es un hecho trascendental para el movimiento porque habla del pluralismo. Es decir que FECOOTRA no cree ser la única que tiene una mirada sobre la cuestión, sino que propone juntarse con todos para reclamar políticas para nuestro sector. Hasta hace unos años las organizaciones peleaban para ver cuál era la mejor, cuál tenía más cooperativas adentro y cuál chapeaba más. Las nuevas generaciones de dirigentes que desarrollamos las cooperativas traspasamos las barreras de los punteros y formamos federaciones y confederaciones. Porque el problema de una cooperativa era el mismo que la otra, pero había referentes que nos dividían. Ahora pasamos eso por encima y armamos una organización más plural, con un montón de miradas, pero con un norte común y hablando en el camino.
-¿Y hacia adónde tenemos que ir?
-A conformar un movimiento cooperativo, de la economía social, que sea ya no una opción, una alternativa, sino un espacio con posibilidades para los trabajadores. Para darle servicios públicos y productivos. Nosotros vinimos para quedarnos. No necesitamos patrones para cambiar el modelo productivo del país. Somos una parte de la riqueza que se genera en Argentina. Necesitamos una ley de cooperativas, tenemos que participar de la ley de radiodifusión y desarrollar todo nuestro movimiento. No es fácil juntarnos con cooperativas tan distintas, como las agropecuarias, de producción, de consumo, de trabajo. Pero todas cumplimos un rol social que las empresas capitalistas no cumplen. Ese es el norte hacia el cual tenemos que caminar.