Las 147 mujeres quemadas en Estados Unidos por luchar por sus reivindicaciones laborales, las 277 que fueron asesinadas en Argentina durante 2014 como expresión más rotunda de la violencia patriarcal, las incontables que fallecen a causa del aborto clandestino e inseguro: son la síntesis de lo que el machismo pretende, que es el disciplinamiento de las mujeres, la coacción plena de sus libertades. Porque se trata de que acatemos el modelo único de ser santamadreesposa o putacuerpoobjeto. Por eso, cada 8 de marzo gritamos de felicidad porque nos piden calladas, lloramos con vehemencia porque nos piden conformistas, luchamos con furia porque nos piden sumisas y decidimos despojada de mandatos qué hacer en nuestras camas porque no nos quieren a nosotras, sino a la imagen que crearon de nosotras.
Somos madres, lesbianas, trans, cantoras, solteras, decidoras, trabajadoras, cocineras, esposas, amigas, locas, bailarinas de la felicidad que da amarnos juntas en el camino por otro mundo; por revolucionar los cuerpos, no sin revolucionar las mentes. En esta nota, Marcha recopila las voces que consultó sobre las nuevas definiciones de qué es ser (o no ser) mujer.
Violencias
Magui Balbuena, integrante de la Coordinadora Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas de Paraguay (CONAMURI)
“La inseguridad que se vive es muy extrema en todas partes para las mujeres. Ellas denuncian la violencia intrafamiliar y nadie les hace caso hasta que aparecen muertas, asesinadas por sus propios maridos. Eso sólo saldrá un día en prensa un día y luego se olvidará. Han aumentado los crímenes a las mujeres en este proceso de gobierno de dictadura empresarial colorada. También la violencia y la inseguridad que en los barrios pobres donde no hay trabajo ni perspectiva porque ya la vida no vale nada.
Esa es la situación, por lo tanto requiere de nosotras que avancemos en nuestras luchas, que redoblemos el esfuerzo, que generemos más conciencia rápidamente, que nos movilicemos y capacitemos más contra este sistema. Por eso son situaciones también de mayor compromiso y exigencia para las organizaciones, y para las mujeres ni que decir porque nosotras tenemos que luchar en nuestra familia, en el campo y en la organización participando de las movilizaciones y formándose como lideresas. O sea es una tarea imprescindible y necesaria pero que exige mayor compromiso de las mujeres, más tiempo y fuerza y en eso estamos, y sólo es posible si lo hacemos articulando.”
Aborto y derechos sexuales y reproductivos
Carolina Reynoso, cineasta feminista y parte de la Colectiva feminista Las Bartolinas. Realizadora del documental “Yo aborto. Tú abortas. Todxs callamos”
“Legalizar el aborto significa luchar contra la ignorancia y la discriminación de una sociedad patriarcal, hipócrita y manipulada por mitos construidos desde el prejuicio y la falta de información. Es visibilizar que el derecho a decidir sobre el propio cuerpo es un derecho personalísimo ya que éste es el primer territorio de ciudadanía de todas las personas. Significa terminar con la discriminación, el desamparo y el peligro por el que pasan las mujeres que tienen la firme convicción de decidir sobre sus cuerpos y sus vidas, pero que no tienen acceso a una práctica de interrupción de embarazo con las garantías básicas de salubridad. Ahí tienen más.
Hace unos días leí un artículo de un sociólogo que analiza la espera como espacio de disciplinamiento social y dice: ‘Puede haber funcionarios que expresen sexismo, elitismo, racismo, pero hay más bien una estrategia sin estratega. Lo que define a esa espera es la indiferencia burocrática. Entonces, en esa espera se genera lo opuesto de la ciudadanía. En vez de ciudadanos, hay pacientes del Estado, subjetividades que saben que van a recibir algo, un subsidio, un servicio, un derecho, si aprenden a esperar y a no retobarse, a administrar la frustración del venga mañana, venga pasado’. En esa manipulación del tiempo del otro lo que se está ejerciendo es un tipo de dominación política. Los sujetos aprenden a subordinarse y lo que termina ocurriendo es que el Estado termina perpetuando el sufrimiento, cuando lo que debería hacer es dar alivio”.
Con sus prácticas dilatorias es lo que están intentando, pero sepan señores funcionarios y funcionarias, que no nos volveremos pacientes ni subordinadas. Fuimos, somos y seremos luchadoras, guerreras. Su impronta retrógrada no nos asusta ni nos paraliza, nos envalentona y nos llena de ganas, de fuerza, de ideas hechas prácticas”.
Melina Bronfman, doula, terapeuta corporal y titular del curso sobre crianza con apego MaterPater
“Tener un parto respetado es tener la posibilidad de experimentar los mecanismos fisiológicos que todas las mujeres poseemos por el hecho de ser mujeres para poder gestar y parir a nuestra cría. La fisiología es la manera en la que los seres vivos funcionamos, nos reproducimos, nacemos, crecemos, nos desarrollamos y morimos. Es la forma espontánea, natural, sana, económica y placentera en la que ocurre cualquier evento relacionado con la vida.
Comer, dormir, ir al baño y reproducirse son eventos fisiológicos cuya satisfacción provee placer. Es más: la calidad del placer obtenido está vinculado con el nivel de fisiología desplegada por la protagonista del evento. Lo contrario de fisiología es lo que llamamos intervención: una serie de pasos estándares protocolizados, que en el caso del parto están ‘desrecomendados’ por la Organización Mundial de la Salud y que, eventualmente y con mucho cuidado, deberían llevarse a cabo cuando la fisiología no está ocurriendo.
Un parto fisiológicamente respetado -este es el término correcto, porque para no entrar en la difícil tarea de tener que definir ‘respeto’ para cada uno de los participantes- consiste en esperar a que el parto se desencadene de manera espontánea, transcurra el trabajo de parto también de manera espontánea hasta llegar al momento expulsivo, en el que la mujer decidirá en qué posición su cuerpo responde mejor para poder, finalmente, parir a su bebé o beba”.
Cisexismo
Lohana Berkins, titular de la Oficina de Identidad de Género y Orientación Sexual y referente del movimiento de travestis, trans y transgéneros
“Hay partes de la sociedad que no dimensiona los cambios. La Ley de Identidad de Género beneficia a toda la sociedad. Que un niño o una niña tenga un conflicto a la hora de la construcción de su identidad y sexualidad permite interrogarse y poder dialogarlo. A mí antes me pedían el documento hasta para entrar al baño de la estación, ahora no. Entonces toda la sociedad puesta en eso trae el beneficio de interpelarse. Me parece algo muy bueno que nosotras no vivimos. Mi sobrina me contó que en su grupo de la universidad una compañera dijo que no se iba a llamar más Juan sino que iba a cambiar, y entonces fueron a la casa de mi hermana a probarse ropa para ir a bailar. Me lo contó como si hubiera sucedido cualquier otra cosa. Esa joven ya está viviendo otra vida. No sólo ella sino sus amigos y amigas, que tienen la posibilidad de convivir con la diferencia.
Los lugares históricos que nos dieron los medios de comunicación fueron el show business, las páginas policiales o el rubro 59. Cuando abrimos la oficina salió un recortecito en los diarios, pero si mañana me pescan con un hombre en mi oficina o robo algo, sería tapa. Siempre estamos vistas de manera bufonesca. Fijate cómo nos ridiculizan en el programa de (Marcelo) Tinelli o en el que hacen los cómicos que aprendieron con él en Canal 11 (por “Sin Codificar”)”.
Ana Mines, socióloga y activista lesbiana
“Esto es parte de la transformación cultural que tenemos que hacer. Desde el activismo, además de los escraches, habría que intentar que la formación médica y los servicios de salud tengan un piso mínimo que no puedan desconocer, ni actuar de forma paralela a eso como si eso no existiera. Hay regulación, contamos con un marco de derechos humanos. Hoy necesitamos avanzar en otra tarea. Necesitamos que eso empiece a permear en los servicios de salud. Para el sistema médico, que exista la ley no implica que ésta se cumpla. Cada hospital funciona como un estado, con sus propias capacidades regulatorias y sus incapacidades regulatorias”.
Mujeres presas y violencia institucional
Sonia “La Gallega”, integrante del colectivo Limando Rejas, desde el Complejo Penitenciario IV de Ezeiza
“Pasas por manos de la requisa en cuanto llegas, y cada vez que te sacan de comparendo. A la salida y a la entrada. Su modo de actuar es llevarte al retén (habitación dividida por paneles y cortinas mugrientas, sin ninguna higiene) y obligarte a subir la remera, desabrochar el corpiño, bajarte los jeans o calzas y también a veces los calzones. Todo eso con unos modales dignos del ejército. ¿Saben ustedes cómo nos hacen sentir?
Ultrajadas, vejadas y sin dignidad alguna. Eso me sucedía cada vez que me sacaban del penal y no podías decir ‘no’. Hasta que llegó el día que empecé a estudiar un curso llamado Derecho Social, y allí comencé a aprender los derechos que como seres humanos y presas teníamos. Entre ellos: el derecho a decir ‘no’ a estas requisas vejatorias. Y así sucedió. La siguiente vez que me sacaron de comparendo, en el retén, cuando me iban a requisar, me negué. Me amenazaron con sancionarme, llevarme a los tubos (celdas de castigo), etc. Yo les respondí: ‘Que lo hicieran, que yo les pondría un habeas corpus.’ Muy asustada, me mantuve firme y no lo permití. Ellas se justificaban diciéndome, que era para comprobar que no tenía golpes. Les respondí: ‘Que ellas no eran nadie para comprobar eso, que si alguien debía hacerlo, era el médico.’ Y lo llamaron. La doctora me preguntó s tenía lesiones y le respondí que no. Solo me miró la espalda y las piernas sin necesidad de desnudarme para nada. A continuación firmé el parte de ‘no lesiones’ y salí de comparendo. Sé que existen aparatos para poder requisarnos, sin tener necesidad de someternos a estos tratos inhumanos. Los tienen disponibles en Ezeiza y yo me pregunto: ¿por qué no hacen uso de ellos? ¿Disfrutan humillando a las personas, sometiéndolas?”.
Liliana Cabrera, integrante de la Asociación Civil y Cultural YoNoFui
“El sistema es perverso, pretende crear seres dóciles, tratando de quebrar toda voluntad de acción, mientras te revolea de penal en penal, de pabellón en pabellón, intenta controlar tu voluntad a como dé lugar, te da la “bienvenida” en cada cárcel a la que llegás, con una “requisa profunda” y especialmente si sos hombre, entre patadas, palos y trompadas. Se desquita, juegan con vos, como si fueras un playmobil, escudándose en “esto es parte de la política penitenciaria” y si no sos funcional, el sistema trata de descartarse de vos, cualquiera puede ser el descartable y aparecer colgado o colgada en un baño, aunque te molieron a golpes, y entonces dirán que estabas deprimida, que tomabas medicación y te suicidaste, o aterrizás apuñalada en una cama en plena hora de la tarde. En ese caso dirán que tenías conflictos con algún o alguna “compa”, quien hará uso de una “faca tercerizada” por la Institución a cambio de drogas u otros favores que no deberían dejar pasar. De esta forma, no será necesario para ellos mancharse las manos con sangre para hacer visible como deberían (según piensan ellos) ser las cosas, tratando de domesticar a través del ejemplo a las y los que quedan. Luego vendrá el vía crucis de tu familia, de tus allegados, de aquellos a quienes les importás por averiguar la verdad de lo que pasó, por traspasar la actitud corporativa del SPF que siempre colabora (como en el caso de Silvia Nicodemo, adulterando pruebas) con la inoperancia de los funcionarios del Poder Judicial. El hallazgo del cuerpo, la ausencia de la fuerza que lo habitó, se vuelve una presencia poderosa, y entonces pienso que quizás éste es un detalle del cual no tomaron nota los autores intelectuales, materiales o por omisión de todas estas muertes, como tampoco aquellos que incurrieron en incumplimiento de deberes de funcionario público pensando que el silencio y el tiempo haría de las suyas y perdieron de vista esto que se transformaría en el combustible para seguir adelante.”